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RESUMEN:

Una de las primeras iniciativas tomada por la Real Federación Española de Fútbol, tras su constitución el 1 de septiembre de 1913, fue promover la creación de un campeonato de selecciones regionales que serviría como escaparate para ver en acción a las mejores figuras del momento y asentar las bases para la formación de una

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La Copa Príncipe de Asturias

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Una de las primeras iniciativas tomada por la Real Federación Española de Fútbol, tras su constitución el 1 de septiembre de 1913, fue promover la creación de un campeonato de selecciones regionales que serviría como escaparate para ver en acción a las mejores figuras del momento y asentar las bases para la formación de una selección española que pudiera competir con otras de su entorno internacional. La idea había partido unos meses antes de la unificación, cuando Juan Padrós Rubio ostentaba la presidencia federativa y Arcadio Padín, como miembro de su Comité directivo, fue a Palacio a solicitar del Monarca Don Alfonso XIII la concesión de una copa de plata para ser entregada al vencedor, con la promesa añadida de que sería el mismo Infante Don Alfonso quien la entregara, y siempre que se lograra poner fin al pleito que estaba a punto de hundir las estructuras futbolísticas del país. La Copa Príncipe de Asturias fue uno de los torneos que más grata e imperecedera memoria dejaron en la afición, con el añadido del apasionamiento del público por el siempre latente regionalismo hispánico, pero que el egoísmo de los clubes y las rencillas locales no permitieron arraigar en nuestro país. Justo es consignar que era éste uno de los mejores momentos de nuestro fútbol y de haber perseverado en aquel laudable propósito, el torneo hubiera llegado a ser una de las pruebas más brillantes del calendario español.

La primera edición de esta competición se celebró del 10 al 14 de mayo de 1915 en Madrid, y más concretamente en el campo vallado que el Athletic Club tenía entre las calles de Narváez y O’Donnell, donde concurrieron las selecciones de Cataluña, Centro y Norte. Al partido inaugural entre catalanes y castellanos acudió SM el Rey Alfonso XIII, quien durante el descanso departió con los jugadores, venciendo los catalanes por 2 a 1, con goles, todos en el primer tiempo, a cargo de Alcántara, Baró y René Petit, éste para los anfitriones. Dos días después entró en liza la selección Norte, y con un solitario gol de Legarreta se impuso a Cataluña, que jugó mejor pero careció de acierto. Finalmente se enfrentaron las selecciones de Centro y Norte, que empataron a un tanto, adelantándose los vascos, tras el descanso, con un gol de Patricio, neutralizado poco después por Santiago Bernabéu. René Petit falló un penalti que hubiera hecho justicia al mejor juego de los castellanos, que en el Norte lo atribuyeron a que no jugó Pichichi y que el campo no era de hierba. De todos modos el partido fue formidable y a los vascos les sirvió el resultado para llevarse la copa, aunque según la prensa, no fueron ellos los mejores. Ni mucho menos.

Al año siguiente se celebró de nuevo la competición, que no alcanzó el éxito deportivo y la brillantez de la anterior. La Selección Norte no pudo participar al no tener equipo completo por las discrepancias federativas que mantenía con la Real Sociedad, motivadas por el polémico desenlace del Campeonato Regional, quedando circunscrita la participación a un mano a mano entre las Selecciones de Centro y Cataluña. Se disputó esta nueva edición en el mismo escenario que la anterior, con un doble enfrentamiento entre ambos equipos, jugándose el primero de ellos el 11 de mayo con victoria catalana por 6 a 3, después de mostrar una total superioridad sobre una decepcionante selección local y alineándose con: Gibert; Pakán Armet, Sampere; Salvó, Casellas, Prat; Armet Kinké, Monistrol, Quevedo, López y Raich. Centro jugó con: Cárcer; Erice, Carruana; E. Aranguren, René Petit, Sócrates Quintana;  Ricardo Álvarez, Santiago Bernabéu, Uribarri, Larrañaga y De Miguel. Ante la ausencia de los vascos, dos días después se repitió el encuentro, resultando éste mucho más competido y con ligera superioridad local, pero el empate a dos final permitió a Cataluña llevarse el trofeo.

La tercera edición del torneo volvió a sufrir la ausencia de la Selección Norte, cuya Federación atravesaba un periodo convulsivo entre los equipos de Vizcaya y Guipúzcoa que acabaría provocando el cisma. En cambio la recién creada Federación de Cantabria envió su representación a Madrid para competir con Centro y Cataluña. Estas dos selecciones abrieron la competición el 9 de mayo de 1917, también en el terreno de O’Donnell, con un equitativo empate a dos goles, posteriormente los representantes catalanes se impusieron a los cántabros por un apretado 1-0 y dos días después Centro también derrotó a Cantabria por 3-2, haciendo necesario un partido de desempate entre la selección local y Cataluña, ya que ambos se encontraban empatados a tres puntos. El decisivo choque se disputó el día 15 y en él la selección central venció a su rival por 2 a 0, logrados en la segunda parte por medio de Mieg y Agüero, pero antes del final, el árbitro señor Ruete, anuló un gol a los catalanes, que fue protestado con muy malos modos por parte de sus jugadores, quienes dando muestras de antideportividad se retiraron del terreno de juego entre abucheos del público.

Después de tres ediciones disputadas de la Copa Príncipe de Asturias, los resultados no habían cubierto las expectativas generadas en la competición. La intransigencia de los clubes a permitir la cesión de sus jugadores provocaba que fueran escasas las federaciones que podían reunir un equipo completo para participar, y cuando ello se conseguía tampoco se podía decir que estuviera integrado por los mejores jugadores de la región. Por otro lado, la incompetencia de algunos dirigentes federativos y el calendario de la competición que permitió que esta última temporada se jugase el torneo en las mismas fechas que la final del Campeonato de España -cosa que impidió a la Selección Centro contar con los mejores jugadores del Madrid y a los vascos les hubiera dejado sin la aportación de sus campeones, el Arenas Club- había motivado que el torneo perdiera el esplendor de las dos primeras ediciones. Tampoco la idea de conformar una selección nacional, para competir con otros países, había sido posible porque el conflicto bélico mundial que se estaba radicalizando impedía los contactos deportivos internacionales. Así las cosas, en enero de 1918, los clubes propusieron a la Federación Nacional la supresión de la competición y en su lugar fuera ofrecido el trofeo para la celebración de un Campeonato de España de Segunda Categoría, propuesta que fue aceptada para ponerla en práctica a partir de la siguiente temporada. Por consiguiente, la edición que se disputó en Madrid los días 20 y 23 de enero de ese mismo año, iba a ser la última en esta primera etapa. Tomaron parte las selecciones de Centro y Cantabria, aunque poca historia dieron de sí los partidos por el escaso interés que despertaron en la afición. Los castellanos ganaron ambos encuentros -por 3 a 2 el primero y por 3 a 1 el segundo- y se proclamaron de nuevo campeones.

Dos años después se celebraron los Juegos Olímpicos de Amberes, donde el equipo español de fútbol logró en su bautismo internacional la medalla de plata. Para defender el éxito conseguido y de cara a la preparación de la selección española para los Juegos de París en 1924, la Asamblea Nacional acordó en su reunión del 20 de julio de 1922, restablecer la Copa Príncipe de Asturias como base para la composición del equipo, volviendo a tener la propuesta, en principio, una excelente acogida entre los clubes y los aficionados, aunque estos ánimos aumentasen o disminuyesen según el lado que favorecían los éxitos.

Participaron en esta nueva edición las ocho federaciones regionales inscritas en la Nacional. El 12 de noviembre de 1922 se inició la competición enfrentándose en el terreno del Molinón las selecciones representativas de Asturias y Vizcaya en partido de cuartos de final, acabando el encuentro con empate a un gol, cosa que obligó a jugarlo de nuevo dos días después en el mismo escenario y con idéntico resultado final, pero después de dos prórrogas los asturianos acabaron imponiéndose por el tanteo de 4 a 3. El día 19 de ese mismo mes se disputaron los otros tres partidos de cuartos. En el terreno irunés de Amute, Cataluña eliminó a Guipúzcoa venciéndole por 3-0, con goles de Samitier, Gracia y Martí, destacando la negativa del portero Agustín Eizaguirre de defender la portería de los vascos y la sanción de tres meses de inactividad que le impuso su equipo, la Real Sociedad. En Coya, la Selección de Galicia derrotó a la de Centro por 4-1 después de un sensacional partido, con goles para los vencedores a cargo de Chiarroni, Polo, Pinilla y Ramón González, haciendo Monjardín el momentáneo empate de los castellanos. Y en el terreno valencianista de Algirós, en medio de una enorme expectación, la Selección Sur, compuesta íntegramente por jugadores del Sevilla FC se clasificó para semifinales derrotando a la de Levante por 2-1, marcando Kinké y León los goles andaluces y Cubells el único válido de los locales.

Los partidos de semifinales se jugaron el 14 de enero, con victoria de Asturias sobre Cataluña en El Molinón gracias a un solitario tanto de José Luis Zabala en el último minuto; y en la otra eliminatoria, jugada en el campo de la Reina Victoria de Sevilla, la Selección de Galicia, formada con jugadores del Vigo y del Fortuna, venció con claridad a la de Andalucía por 4-1, marcando Kinké el tanto local y Ramón González (2), Polo y Chiarroni para los gallegos. En este partido se malogró el portero sevillista Larrumbe al recibir de forma fortuita un balonazo que le provocó la fractura de músculos abdominales, siendo por ello operado y quedando casi inútil para la práctica de cualquier deporte.

Galicia y Asturias quedaron clasificadas para la final, jugándose ésta el 25 de febrero en el campo de Coya, en medio de un gran ambiente y ante gran cantidad de público. Apenas comenzar, Balbino adelantó a los gallegos, pero poco a poco se fue imponiendo la selección de Asturias, que empató por medio de Meana y tras el descanso sentenció con dos goles de Zabala, pese a jugar con inferioridad por expulsión de Corsino. Al final 1-3 y Asturias que se alzó con el título de campeón, alineando a Óscar; Germán, Comas; Bango, Meana, Corsino; Aman, Bolado, Zabala, Barril y Argüelles. Por parte gallega jugaron: Isidro; Otero, Pasarín; Queral, Torres, Hermida; Reigosa, Balbino, Chiarroni, Polo y Pinilla. Pese a la derrota, achacada a la ausencia por enfermedad de su goleador Ramón González, los aficionados vigueses quedaron muy complacidos con la actuación del equipo en la competición. Tanto que al final de temporada acogieron con tremenda ilusión la idea propuesta por Manuel de Castro, el crítico que popularizó el pseudónimo de Hándicap, de fusionar las dos entidades rivales, Vigo y Fortuna, para lograr un team poderoso que pudiera competir con éxito frente a los potentes equipos españoles. El 23 de agosto de 1923 nació el Celta de Vigo.

A la temporada siguiente se disputó una nueva edición -la sexta- de esta competición, que no alcanzó el éxito de la anterior, por lo cual, cumplida la misión de servir de base para formar el equipo nacional olímpico y después del fracaso español en París, acabó por suprimirse definitivamente según acuerdo adoptado por la Asamblea Nacional del 26 de junio de 1924. Las eliminatorias eran las mismas del año anterior y también sus participantes, jugándose ahora en campos contrarios, a excepción del duelo entre Levante y Sur, que se jugó el 11 de noviembre en Mestalla, donde volvieron a imponerse los andaluces, que se adelantaron con dos goles de Brand y Kinké, neutralizados luego por Cubells, siendo finalmente Spencer quien estableció el 2-3 definitivo. Una semana después en San Mamés, Vizcaya se tomó la revancha y eliminó a los campeones derrotándole por 4-2, con dos goles locales a cargo de Carmelo y Laca y por parte asturiana de Bolado y Zabala, decantando la victoria los vascos tras el descanso con otros dos tantos de Travieso. El día 25 se completaron los cuartos de final con la clasificación de la Selección Centro tras su victoria sobre Galicia gracias a un gol de De Miguel, en un Stadium madrileño totalmente encharcado y bajo un tiempo infernal. Al mismo tiempo en Les Corts, Cataluña se imponía por 2-1 a Guipúzcoa en un partido marcado por el dominio de los vascos y la polémica labor arbitral, marcando Olivella y Pellicer los goles locales y recortando René Petit en el segundo periodo.

Los partidos de semifinales se jugaron ambos el 27 de enero de 1924. Centro y Andalucía se enfrentaron en El Metropolitano, con triunfo castellano por 2-1 marcándose los goles en el primer tiempo por mediación de Monjardín (2) y Herminio. Por su parte, Cataluña también se clasificó al imponerse a la selección vizcaína en Les Corts gracias a un temprano gol del barcelonista Cristóbal Martí. La final se jugó el 24 de febrero en San Mamés, resultando un choque tremendamente competido, incierto y con diversas alternativas en el marcador con 3-3 al final del tiempo reglamentario -Félix Pérez y Tiana (2) marcaron por parte castellana, y Samitier (2) y Piera por los catalanes-. Monjardín adelantó al combinado central al inicio de la prórroga y a dos minutos del final Sagi Barba estableció el empate a cuatro cuando nadie lo esperaba. Hubo que repetir el partido dos días después y esta vez Cataluña acabó imponiéndose por 3-2 y proclamándose campeón. Carulla hizo el 1-0 a poco de comenzar, remontado posteriormente con sendos tantos de Monjardín, pero antes del descanso Samitier y Piera volvieron a voltear el marcador que ya no se movió tras el descanso. Hubo diversos cambios en la alineación pero lo que jugaron este partido fueron por parte catalana: Zamora; Massaguè, Montaner, Caicedo, Sancho, Carulla, Piera, Martí, Peidró, Samitier y Sagi. Por Centro: Martínez; Quesada, Blaso; Mengotti, Caballero, Alvarez; Muñagorri, Triana, Monjardín, Bernabéu y Del Campo.

Suprimido el torneo, el epílogo definitivo de este campeonato de selecciones interregionales, se jugó varios meses más tarde entre los dos últimos campeones, Asturias y Cataluña. El 5 de septiembre de 1926 se jugó en El Molinón el partido de ida de esta definitiva final con triunfo catalán 2 a 0, marcados ambos por Brotó, en los minutos 22 y 80, siendo las alineaciones presentadas, por parte asturiana: Benjamín; Quirós, Trucha; Justo, Menéndez, Corsino; Domingo, Morilla, Herrera, Avilés y Molinuco. Por Cataluña: Pedret; Serra, Muntané; Tena, Pelaó, Mauricio; Piera, Samitier, Sastre, Brotó y Sagi. El 19 del mismo mes en el campo de Les Corts, se celebró el encuentro de vuelta, con nuevo triunfo catalán por 4-3 a pesar de jugar faltos de buen número de sus titulares. La primera parte, de mal juego, acabó con empate a uno marcados por Avilés al minuto 5 y Forgas en el 10. Después del descanso mejoró el juego de los catalanes y por medio de Pellicer, Alcántara y Forgas pusieron el marcador en un claro 4-1, siendo Herrera quien, con dos goles en los últimos cinco minutos, redujo distancias y estableció el resultado definitivo. Cataluña se quedó en propiedad con la Copa Príncipe de Asturias, alineando en este partido a: Pedret; Serra, Massagué; Soligó, Pelaó, Tena I; Pellicer, Brotó, Forgas, Alcántara y Sagi. Por Asturias: Benjamín; Quirós, Cuesta; Bango, Menéndez, Corsino; Matón, Avilés, Herrera, Braulio y Argüelles, siendo sustituidos durante el partido Quirós por Nico y Benjamín por Pueu. 

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Publicado en: General