RESUMEN:

Tan sólo seis años duró la aventura del Pontevedra Club de Fútbol en la élite del fútbol español . Representante de una ciudad provinciana de poco más de 50.000 habitantes, incluso en aquellos años 60 donde nuestro balompié vivía con presupuestos mucho más ajustados que los actuales, su permanencia en Primera División, redondeando incluso alguna

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El Pontevedra del “Hai que roelo” (1963-1970). Primera parte

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Tan sólo seis años duró la aventura del Pontevedra Club de Fútbol en la élite del fútbol español . Representante de una ciudad provinciana de poco más de 50.000 habitantes, incluso en aquellos años 60 donde nuestro balompié vivía con presupuestos mucho más ajustados que los actuales, su permanencia en Primera División, redondeando incluso alguna brillante temporada y haciendo de su humilde feudo de «Pasarón» un fortín donde se estrellaban los grandes o se veían obligados a sudar sangre para arrancar algo positivo, parecía algo milagroso, logrado a base de mucho esfuerzo y una administración de sus escasos recursos, materiales y humanos, sumamente juiciosa. En 1970 el sueño terminó abruptamente, y desde entonces no ha vuelto el club granate a polarizar la atención nacional. Pero hubo un tiempo, ya hace casi medio siglo de aquello, en que de Pontevedra surgió un temible grito de guerra: «¡ Hai que roelo!»

Se trataba de un club muy joven, que de hecho en 1963, cuando asciende a Primera, aun no había cumplido siquiera sus Bodas de Plata. De hecho su fundación databa de los años de nuestra Postguerra, pues había tenido lugar el 16 de octubre de 1941, como resultado de la fusión entre los dos clubes más importantes de la ciudad en aquel momento, el Eiriña y el Alfonso C.F., que dividían infructuosamente las escasas fuerzas futbolísticas de aquella pequeña capital que ni siquiera era la localidad más poblada de la provincia, siempre a la sombra, en lo económico, cultural y deportivo, de la cercana ciudad portuaria de Vigo.

El primer presidente del nuevo club ( cuya equipación constaba de camiseta granate y pantalón blanco, que con el tiempo se tornaría en azul marino) fue Fernando Ponte Conde, y el 28 de diciembre de 1941, festividad de los Santos Inocentes, tuvo lugar la presentación en sociedad del Pontevedra C.F., en el transcurso de un partido que le enfrentó, precisamente, al Real Club Celta de Vigo en el Estadio Municipal de Pasarón. El encuentro terminó en tablas, 3 a 3, y esta fue la primera alineación que presentaron los locales: Manolo; Ruibal, Hermida; Calviño, Quico II, Ernesto; Castillo, Lorenzo, Corbacho, Besada e Iglesias.

LA TEMPORADA DEL ASCENSO: 1962-63

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El Pontevedra inició su andadura en categoría Regional, y militó  en Tercera División durante catorce años consecutivos, con un breve retorno a  Regional en la campaña 57-58. Al término de esta ascendió nuevamente a Tercera, y tan sólo permaneció dos cursos más en ella, pues al final de la 59-60 lograba el ansiado pase a la categoría de plata del fútbol español, con Ángel Agrasar Vidal como presidente y Cuqui Bienzobas ocupando el banquillo. Quedó campeón de su grupo de Tercera, el Primero, con unos números excelentes ( 46 puntos -seis más que el segundo clasificado, el Arsenal de El Ferrol -, con 21 victorias, 4 empates y 5 derrotas, 89 goles a favor y 28 en contra ), y el  va a lograr el ascenso el jueves 16 de junio de 1960, festividad del Corpus Christi, en el terreno leonés de «La Puentecilla» y ante  el Burgos,  tras dejar por el camino al Caudal de Mieres ( al que apeó después de un encuentro de  desempate en Santander ). Se trataba también de un tercer partido, pues en «Pasarón» habían caído los castellanos por 3 a 1, igualando estos la contienda gracias al 2 a 0 logrado en «Zatorre». El gol de Guillermo en la prórroga, marcado casi desde el centro del campo, va a llevar en volandas a los granates hasta Segunda, entre la inmensa alegría de los millares de pontevedreses desplazados hasta León en coches particulares, autobuses e incluso un tren fletado especialmente para la ocasión. Estos fueron los héroes de aquel memorable encuentro: Estévez; Kaki, Deza, Balea; Marcelino, Guillermo; Fidel, Cholo, Carballinés, Pirelo y Ferreiro.

El debut en Segunda, en el llamado «Grupo Norte», tiene lugar el día 11 de septiembre de 1960 en el propio «Pasarón», ante el filial de la Real Sociedad, el San Sebastián Club de Fútbol, más conocido cariñosamente como el «Sanse», vivero de tantos grandes jugadores «txuriurdín» durante décadas. El resultado va a ser de empate a uno, y el Pontevedra presentará la siguiente alineación: Gato; Kaki, San Martín, Cholo; Trujillo, Rebeca; Rojo, Ribada, Iglesias, Ferrada y Ferreiro. Al final los granates ocuparán una muy meritoria quinta plaza, únicamente por detrás del campeón, Osasuna, y de los otros tres equipos gallegos, Celta, Deportivo de La Coruña y C.D. Orense. Sumarán 31 puntos y un positivo, que se desglosan del siguiente modo: 11 partidos ganados, 9 empatados y 10 perdidos, con 39 goles a favor y 40 en contra.

En la 61-62 quedan novenos, con Cuqui Bienzobas todavía de entrenador. Salvan la primera eliminatoria copera frente al Levante, pero son eliminados por un Primera, el Mallorca. Y de cara a la temporada 62-63, el presidente del club, Miguel Domínguez Rodriguez, contrata como técnico a Rafael Yunta Navarro, más conocido como «Rafa» ( 1920-2011 ), antiguo jugador del Real Madrid y el Real Valladolid en los años 40. El auténtico «gallito» del grupo era el RCD. Español, que acababa de descender por vez primera a Segunda, y estos son los efectivos con los que el Pontevedra se apresta a encarar su tercera temporada en dicha categoría: Gato, Cholo, Pastor, Calleja, Firi, Vallejo, Recalde, Ceresuela, José Jorge, Iglesias, Ferreiro, Estévez, Bea, Deza, Tucho Sampedro, Lamorena, Carlos, Fito, Marcelino, Guillermo, Dobarán y Bolita.

Sorprendiendo a propios y a extraños, los granates van a despachar una magnífica campaña, llegando a la antepenúltima jornada como líderes, y con el segundo puesto – que daba derecho a disputar la promoción de ascenso – ya asegurado. El rival era nada menos que el Español, y en el mismísimo «Sarriá». Pero los pontevedreses no se van a amilanar, y sacarán el partido adelante, llevándose los dos puntos al vencer por 1 a 2 ( con goles de Vallejo y Rivas en propia puerta, mientras que Castaños marcaba para los blanquizales ). Ya solamente les faltaba un punto para conseguir el ascenso directo, y restaban dos partidos: recibir al rival provincial, el Celta, en «Pasarón», y desplazarse luego a los Campos de Sport de «El Sardinero» para jugar el último encuentro de la liga regular contra el Real Santander, la denominación oficial del Racing cántabro por aquellos años.

El 14 de abril de 1963 va a disputarse un verbi trascendental, ante un Celta que no se jugaba absolutamente nada, pero que tampoco estaba dispuesto a regalarles los puntos a sus vecinos. Estas fueron las alineaciones: por el Pontevedra, Gato, Pastor, Firi, Cholo; Calleja, Vallejo; Recalde, Ceresuela, José Jorge, Iglesias y Ferreiro, y por el Celta, Cantero, Quinocho, Lasheras, Zunzunegui, Rori, Polito, Álvarez, Costoya, Téllez, Germán y Marcelino. El arbitraje corrió a cargo del colegiado montañés Ruíz Alciturri. A los 7 minutos de juego se adelantaron los vigueses por mediación de Polito, y los celestes van a seguir dominando el encuentro, poniendo toda la carne en el asador ( se rumoreaba la existencia de una prima de 30.000 pesetas «por barba», ofrecida por el Español ). Las cosas no van a mejorar durante la segunda mitad, de manera que la hinchada pontevedresa tenía el corazón en el puño, temiendo por el resultado.

Faltaban únicamente ocho minutos para concluir el choque cuando los vigueses concedieron un saque de esquina. Lo botó el navarro Recalde, el portero céltico Cantero despejó el balón con los puños, y el esférico va a llegar a Ferreiro, al borde del área, que lo cede en corto al aragonés Rafa Ceresuela, para que este empalme un disparo que entra por toda la escuadra. El tanto salvador va a pasar a la historia como «el gol del ajo» debido a una curiosa anécdota. Instantes antes de producirse tan decisiva jugada Ceresuela salió momentáneamente del campo, para atarse una bota, y al parecer, y sin percatase de ello,  se sentó encima de una cabeza de ajos (lo cual  en nuestro imaginario popular siempre se ha dicho  que atrae a la  suerte ). Y también se cuenta que uno de los agentes de la Policía Armada ( los «grises», para entendernos ), la encargada de mantener el orden durante el partido, se lo comunicó a sus compañeros de servicio, añadiendo que el Pontevedra iba a marcar de inmediato.

Sea como fuere, «Pasarón» – y por ende toda la ciudad -estalló de júbilo, y el marcador ya no se movería, de modo que aquel bendito punto conseguido in extremis, y con tanto esfuerzo, llevaba al Pontevedra a lo más alto. El balance final de la campaña 62-63 se materializaba en 41 puntos y 11 positivos, logrados gracias a 16 victorias y 9 empates, cediendo únicamente 5 derrotas, con 44 tantos  a favor y 31 en contra, siendo los principales goleadores Ceresuela (12 ), Vallejo ( 11 ) y José Jorge ( 11 ).

En tan sólo cinco años el club había pasado de Regional a Primera División. Una trayectoria fulgurante para una entidad que contaba con poco más de veinte años de existencia.

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TEMPORADA 63-64: DEBUT EN LA ÉLITE

El Pontevedra CF va a afrontar su debut en Primera División con el  siguiente plantel de jugadores, nuevamente a las órdenes de  «Rafa», como entrenador: Fermín, Gato, Múgica; Azcueta, Batalla, Cholo, Deza; Calleja, Vallejo, Pastor; Recalde, Martín Esperanza, José Jorge, Iglesias, Ribada, Ceresuela, Marcaida, Sosa, Lamorena,  Carlos, Julián Roldán y Paz. Eran altas con respecto a la campaña del ascenso el portero vasco Múgica ( Vergara ), el defensa catalán Batalla, procedente del Orense, el guardameta Fermín ( Real Madrid ), el lateral Azcueta ( Real Oviedo ), el extremo Ribada (Osasuna ), el uruguayo Sosa, el delantero Marcaida – que había sido campeón de Liga y Copa con el Athletic de Bilbao -, el pequeño de los hermanos Roldán ( Julián ), y Paz, mientras que causaban baja con respecto a la plantilla del ascenso Firi, Ferreiro, Estévez, Bea, Tucho Sampedro, Fito, Marcelino, Guillermo, Dobarán y Bolita

El debut de los granates en la máxima categoría del fútbol español se va a producir el 15 de septiembre de 1963 en «Pasarón», ante su propio público, y con el Real Zaragoza, flamante subcampeón de Copa y ya con todos los «Magníficos» en nómina, como primer rival. A las órdenes del colegiado vizcaíno señor Birigay Nieva, estas fueron las alineaciones que presentaron ambos conjuntos en tan histórica tarde: por el Pontevedra, Fermín; Azcueta, Deza, Cholo; Calleja, Vallejo; Recalde, Martín Esperanza, José Jorge, Ceresuela y Ribada, y por el Real Zaragoza, Cardoso; Zubiaurre, Pepín, Reija; Isasi, Violeta; Canario, Sigi, Marcelino, Villa y Lapetra. Se adelantaron en el marcador los maños, merced a un penalti transformado por el peruano Sigi en el minuto 51, y cuando ya el encuentro daba sus últimas boqueadas, en el 87, empató el verinés Ignacio Martín Esperanza, consiguiendo así el primer tanto pontevedrés en la División de Honor.

Los siguientes partidos fueron adversos para el cuadro dirigido por «Rafa», que perdió en el Camp Nou ante el Barcelona en la segunda jornada (3 a 1), empató sin goles frente al Sevilla en «Pasarón» en la tercera, y cayó en el campo del también recién ascendido Levante en la cuarta (3 a 1). Ocupaba al término de dicha jornada el penúltimo lugar de la clasificación, con tan sólo dos puntos.

Pero en la quinta jornada, disputada el 13 de octubre de 1963, el Pontevedra va a conseguir su primera victoria en la máxima categoría, delante de su público y  de forma muy holgada. La víctima fue un Real Oviedo muy venido a menos, que en nada recordaba al equipo revelación de la temporada anterior ( tercer clasificado ). Los goles de los gallegos fueron marcados por José Jorge, en dos ocasiones, Martín Esperanza y Ceresuela, anotando José María el tanto del honor para los asturianos. Con esta victoria el Pontevedra salía momentáneamente de las posiciones de peligro.

Al domingo siguiente caía nuevamente por 3 a 1 – parecía abonado a dicho resultado en terreno contrario – en su desplazamiento a San Mamés, y volvía a tropezar más tarde en casa, y esta vez gravemente ( 0 a 1 ante el Elche ) en la séptima jornada. En la octava, visitaba nada menos que el «Santiago Bernabéu», donde caía por el ya habitual 3 a 1. Se hallaba en zona de promoción, con 4 puntos y 4 negativos.  Afortunadamente para sus intereses pudo salir airoso del siguiente encuentro, derrotando en «Pasarón» por 2 a 1 a un Córdoba que estaba realizando hasta la fecha una meritoria campaña. Y siete días más tarde arrancaba su primer positivo en «Sarriá», al empatar con un Español que, pese al refuerzo del veterano Kubala, se debatía en las últimas posiciones de la tabla.

Lograron salir los pupilos de «Rafa» momentáneamente de la zona peligrosa en la undécima jornada ( 8 de diciembre de 1963 ), al derrotar por 2 a 0 a un Betis que llegaba como una de las revelaciones del torneo ( al final los verdiblancos acabarían la Liga en tercera posición ), tras un sensacional encuentro en el que botó hasta 17 saques de esquina contra la portería defendida por el guardameta internacional Pepín, siendo Martín Esperanza – que se estaba revelando como el goleador del conjunto granate – el autor de los dos tantos.

Al domingo siguiente – y ya parecía una maldición – el Pontevedra volvió a a salir derrotado por el inevitable 3 a 1 de su visita a «Mestalla», pero en la decimotercera jornada, y como inesperado regalo de Navidad, va a ofrecer a sus incondicionales la primera victoria a domicilio, al derrotar en «Zorrilla» al Real Valladolid ( la otra revelación de la campaña anterior y ahora colista ) merced a un gol conseguido por José Jorge cuando ya el encuentro, de muy baja calidad, enfilaba su recta final. El Pontevedra era ahora undécimo, con 11 puntos y un solo negativo, y comenzaba a poner tierra de por medio con respecto a los colistas Español y Valladolid, que ocupaban los puestos de descenso automático.

Van a despedir el año 63 los pontevedreses con otra nueva victoria, esta vez en «Pasarón» y frente al Real Murcia por la mínima ( 2 a 1 ), con tantos de Iglesias y José Jorge, escalando en la general nada menos que hasta la séptima plaza, aunque empatados a puntos con varios equipos. Cierra la primera vuelta una nueva visita a la capital de España, en esta ocasión al «Metropolitano», donde un Atlético de Madrid en horas bajas  y que estrenaba nuevo entrenador ( Adrián Escudero, que tan sólo ocuparía el banquillo colchonero esa jornada, siendo sustituido por Sabino Barinaga ) vence apuradamente a los gallegos por 3 a 2, marcando por los locales Ramiro, Collar y Ribes, y por los visitantes José Jorge y Marcaida.

El balance final de esta primera ronda, sin embargo, era bastante positivo, pues el Pontevedra había ganado cinco partidos, empatado tres y perdido siete, con un saldo de 19 goles a favor y 23 en contra, lo que hacía un total de 13 puntos y un único negativo en su casillero. De repetir en la reanudación unos resultados similares, podía lograr el gran objetivo de la permanencia, aunque con apuros.

Pero la segunda vuelta no va a ser tan brillante, como veremos a continuación. Para empezar, la inician los pontevedreses con una derrota, mínima pero derrota al fin, en «La Romareda», donde caen ante el Real Zaragoza por 3 a 2, con sendos tantos de Ribada que no fueron suficientes. El descenso en la tabla ya es grande, al borde mismo de la zona de promoción. Y al domingo siguiente visita «Pasarón» el líder, el Barcelona, que va a salir airoso del compromiso. Sin hacer un gran fútbol, los azulgranas se imponen en el segundo tiempo por 0 a 2, con un extraordinario gol del paraguayo Re y otro de Zaballa, obtenido con la colaboración involuntaria de la defensa granate. El Pontevedra es ahora decimotercero, y promocionaría de terminar en ese momento la Liga.

Las cosas no fueron mejor en la jornada 18, perdiendo ampliamente en el «Sánchez Pizjuán» ante el Sevilla por 3 a 0. Y siete días mas tarde el Levante se llevó para tierras valencianas un positivo de «Pasarón», al empatar a uno ( con gol local de José Jorge ), dejando a los granates con un preocupante menos cuatro. En la jornada número 20 mejoran ligeramente las cosas al enjugar uno de esos negativos en Oviedo, arrancando un empate sin goles en el «Carlos Tartiere» a un rival directo,  con el que se consigue decantar favorablemente el «goal average» particular. Tampoco pintará nada mal la jornada siguiente, al doblegar a un mediocre Athletic de Bilbao en «Pasarón» por un claro 2 a 0, obra de José Jorge y Martín Esperanza, este último de penalti.

Al domingo siguiente la derrota en Elche – ante otro de los cuadros revelación de la temporada, que finalizaría el torneo en quinta posición – entraba dentro de lo previsible, pero lo que constituyó una auténtica sorpresa, destrozando cantidad de quinielas, fue imponerse al nuevo líder, el Real Madrid, en su primera visita a «Pasarón», siete días más tarde, el 1 de marzo de 1964, una valiosísima victoria conseguida a base de coraje y lucha constante para doblegar a los blancos con un gol de Ceresuela, marcado en el minuto 43 de la primera parte. Con arbitraje del guipuzcoano González Echevarría, estas fueron las alineaciones que presentaron ambos conjuntos: por el Pontevedra, Gato; Azcueta, Batalla, Cholo; Calleja, Iglesias; Recalde, Marcaida, José Jorge, Ceresuela y Martín Esperanza, y por el Real Madrid, Vicente; Isidro, Santamaría, Pachín; Muller, Zoco; Amancio, Evaristo, Di Stefano, Puskas y Manolín Bueno, es decir, el equipo de gala con las únicas ausencias de Félix Ruíz y Paco Gento.

Con 19 puntos en su haber, el Pontevedra escalaba un puesto y se acercaba a la salvación, fortalecida su moral  gracias al triunfo sobre los merengues, vigentes campeones de Liga. Pero por algo dicen que «dura poco la alegría en la casa del pobre»… Derrotado en Córdoba por un solitario gol, el cuadro gallego  se asoma de nuevo al abismo, aunque una nueva victoria en la vigesimoquinta jornada sobre el Español, otro rival directo al que se superaba en el computo particular, les proporcionaba a los de «Rafa» un vital balón de oxígeno: 3 a 1 en «Pasarón», con goles de Ribada, en dos ocasiones, y José Jorge.

El Valladolid, con tan sólo 13 puntos, parece ya definitivamente desahuciado, pero Oviedo, Español, Córdoba y Pontevedra, e incluso los históricos Valencia y Athletic de Bilbao, se debaten en la zona de peligro, con una plaza de descenso y dos de promoción pendiendo sobre sus cabezas como Espada de Damocles. Restan únicamente cinco partidos, y el Pontevedra cuenta con 21 puntos, y salidas al campo del Betis y al del Murcia, recibiendo en «Pasarón» al Valencia ( necesitado ), Valladolid ( prácticamente descendido ) y Atlético de Madrid ( probablemente en zona neutra ) en la última jornada. Cuatro, cinco o incluso seis puntos parecen posibles, pero lo que nadie podía imaginarse es que el equipo granate no iba a conseguir ya ni un sólo punto, perdiendo lastimosamente los cinco últimos partidos y yéndose directamente al pozo de la Segunda División de la mano de un Real Valladolid qué sí reaccionó ( va a conseguir 6 puntos en esas cinco postreras jornadas ), aunque ya demasiado tarde.

La visita al Betis se saldará con una clara derrota en el «Benito Villamarín» por 3 a 0, dejando al equipo ya algo descolgado en zona de promoción, a dos puntos del primero de los que se salvaban, el Córdoba, pero la derrota en «Pasarón» ante el Valencia en la jornada 27 ( con gol del brasileño Waldo ) les acerca también al precipicio del descenso automático. Ante esa tesitura, el partido frente al Valladolid en «Pasarón» era crucial para ambas escuadras: los castellanos incluso podían irse ya a Segunda matemáticamente a pesar de ganar, si puntuaban Oviedo y Español, y el Pontevedra, de no vencer, se vería inmerso de lleno en la zona de descenso. Y, pese al resultado favorable a los blanquivioletas, ambos equipos van a salir del encuentro ya prácticamente condenados.

El Valladolid se impondrá por 1 a 2. Morollón, el delantero internacional también venido a menos, va a adelantar a los castellanos, empatando los gallegos con un gol de Ealo en propia puerta, pero Haro  establecerá el marcador definitivo. Las victorias del Español, ante un buen Zaragoza, y el Real Oviedo ( a domicilio en San Mamés ) envían matemáticamente a los de Pucela a Segunda, y dejan al Pontevedra tomadísimo, no dependiendo ya de sí mismo,  sino de lo que hagan españolitas y oleteases,  y también el Córdoba y el Murcia, que todavía no se encuentran a salvo.

El partido de «La Condomina», era, por lo tanto, crucial para las aspiraciones de ambos conjuntos, lo que se dice una auténtica final, en la que los pimentoneros, dirigidos por el veterano técnico eslovaco Fernando Daucik, se van a llevar dos puntos de oro, merced a un apretado 2-1. Encuentro dramático, de alta tensión, con un juego de pésima calidad y muchos nervios, en el terreno de juego y en las gradas. Todos los goles se marcaron en la primera parte. Lax adelantará a los locales en el minuto 11, empatará Ribada en el 20, y De la Fuente deshará la igualada en el 44, al borde del descanso. Las cosas, a la finalización de esa penúltima jornada, quedaban de la siguiente manera, con el Valladolid ya descendido: el Pontevedra tenía 21 puntos y recibía a un Atlético de Madrid que ya no se jugaba nada ( de modo que bien podía ganar ), mientras que el Español, con 23, recibía también a un Sevilla al que tampoco le iba nada en el envite ( así que podía vencer, y lo hizo ), el Córdoba, con 24, afrontaba en «El Arcángel» a un Levante ya salvado ( y al que perfectamente podía derrotar, como de hecho sucedió ), y más difícil, siempre en teoría, lo tenía el Real Oviedo, que visitaba  el «Santiago Bernabéu», donde  un Real Madrid ya campeón no parecía demasiado dispuesto a estrenar el título sin brindarle  una alegría a sus incondicionales, de modo que lo más factible era que los azules saliesen derrotados, y eso mismo es lo que ocurrió. De todos modos, la situación del Pontevedra era desesperada, porque del descenso directo tan sólo podría salvarle una derrota españolista, y el mal menor sería lograr meterse en la promoción.

Pero, como ni siquiera fueron capaces de hacer los deberes, los granates se van a condenar al infierno ellos solitos, al caer derrotados en «Pasarón» por un Atlético de Madrid que les batió al contragolpe, con un gol del hispanoguineano Miguel Jones a sólo tres minutos del final. Acompañaba así a Segunda al Real Valladolid, mientras que Español y Oviedo se veían abocados a la promoción, difícil trámite que ambos equipos lograrían sortear finalmente. La segunda vuelta del Pontevedra había sido, sencillamente, calamitosa. Tan sólo va a conseguir 8 puntos, ganando 3 partidos, empatando 2, y saliendo derrotado en 10 ocasiones, marcando únicamente 11 goles y encajando 22. Algunos fichajes, concretamente los del vizcaíno Marcaida y el uruguayo Sosa, van a resultar un auténtico fracaso, y al equipo lo mantendrán únicamente hasta su desplome final los goles de José Jorge ( 8 ), Martín Esperanza ( 7 ) y Ribada ( 5 ), porque estos dos últimos jugadores si ofrecieron un rendimiento más acorde a las expectativas depositadas en ellos.

TEMPORADA 64-65: DE NUEVO CAMPEONES DE SEGUNDA

La afición estaba lógicamente desencantada ante el efímero paso por la División de Honor, pero no era el momento de desanimarse. «Rafa» abandona el banquillo de «Pasarón», y para sustituirle.  la directiva presidida ahora por Miguel Otero Rodríguez contrata a un técnico joven, el francés Marcel Domingo ( 1924-2010), antiguo guardameta del Atlético de Madrid y del RCD. Español, célebre tanto por su seguridad bajo los tres palos como por sus jerséis de colores chillones, con los que el cancerbero galo aseguraba que ponía nerviosos a los delanteros contrarios. Lógicamente van a producirse cambios en la plantilla. Se van Gato, Ribada, Pastor, Marcaida, Deza, Sosa, Carlos, Lamorena y Paz, y llegan el portero riojano Rodri, cedido por el Atlético de Madrid, el extremo cántabro Odriozola, el delantero salmantino Neme, y tres jugadores de la cantera gallega: el mayor de los hermanos Roldán, Constantino ( a partir de ahora «Roldán I» ), Pose y Norat. Así quedo conformada la plantilla a las órdenes de «Monsieur» Domingo: Rodri, Azcueta, Batalla, Cholo, Calleja, Vallejo, Odriozola, Neme, Ceresuela, Iglesias, Martín Esperanza, Mugica, Roldán I, Recalde, Roldán II, José Jorge, Fermín, Pose y Norat.

Sin embargo el nuevo curso comienza mal, con una derrota por 3 a 1 en «El Molinón» ante otro de los favoritos para el ascenso, el Real Gijón, como se conocía entonces al Sporting. Incluso el Pontevedra va a sufrir en este partido la expulsión de dos jugadores, el guardameta Fermín y Martín Esperanza. Pero ese primer fiasco inicial no sería, ni muchísimo menos, la tónica general, pues el Pontevedra volverá al final de la temporada 64-65 a Primera División por la puerta grande, como campeón del Grupo Norte y asegurando el ascenso de forma matemática a falta aun tres jornadas, con 45 puntos y 15 positivos ( seis de ventaja sobre el segundo clasificado, el C.E. Sabadell ), con un magnífico balance de 20 victorias, 5 encuentros terminados en tablas y solamente 5 derrotas, con 48 goles a favor y la extraordinaria cifra de tan sólo 17 tantos encajados, lo que da fe de su excelente sistema defensivo. Los máximos anotadores del conjunto granate fueron Neme ( 15 ), Iglesias ( 8 ), Ceresuela ( 6 ), Roldán II ( 4 ) y Martín Esperanza, Vallejo y José Jorge ( cada uno de ellos con 2 tantos )

La excepcional campaña del Pontevedra se cimentó en un «Pasarón» absolutamente infranqueable para sus rivales, ya que ni un solo punto voló del feudo granate. En tan sólo un año había vuelto la ilusión a una hinchada que tentada estuvo de creer que la experiencia de la temporada 63-64 había sido un espejismo. Pero lo que ni los más optimistas del lugar podían llegar a sospechar, era que el equipo de sus amores se iba a codear muy pronto con los grandes del fútbol español, tratándoles de tú a tú. Pero de esas tardes de gloria y esplendor sobre la hierba ya hablaremos, largo y tendido, el próximo mes.

Publicado en: Historias de Clubes