RESUMEN:

Segunda entrega del profundo estudio histórico sobre el Pontevedra de los años 60, célebre por el carácter casi inexpugnable de su estadio.

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El Pontevedra del “Hai que roelo” (1963-70). Segunda parte

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Tras su gran temporada en Segunda, el curso 64-65, el Pontevedra regresa a la máxima categoría del fútbol español con la pretensión de que su nuevo paso por ella no sea tan breve como en la experiencia anterior. Para lograr dicho propósito, el club granate refuerza su plantilla en determinadas posiciones. Para empezar, se marchan Recalde (al Badalona),  y Pose (al Algeciras), y los tres porteros -el cedido Rodri regresa al Atlético de Madrid, Mújica pasa al Burgos y también se va Fermín – y llegan otros tantos nuevos guardametas: el catalán Celdrán, procedente del Elche, y los vascos Cobo  ( Sporting de Gijón ) y Martín ( Indauchu ). En la defensa es novedad el experimentado lateral derecho de la Real Sociedad Irulegui, en la zona ancha el centrocampista del Orense Quiroga, y en la delantera el extremo derecho asturiano Fuertes, del Real Valladolid, así como el soriano Plaza.

También hay novedades en el banquillo, donde un técnico veterano, Juan Ochoa (Juan Otxoantezana Milikua, Plencia, Vizcaya, 1912. Fallecido en 1998), va a sustituir al joven Marcel Domingo. Ochoa tendrá a sus órdenes a la siguiente plantilla: Celdrán, Cobo, Martín, Azcueta, Batalla, Cholo, Irulegui, Calleja, Vallejo, Norat, Roldán I, Fuertes, Martín Esperanza, Ceresuela, Neme, Odriozola, José Jorge, Quiroga, Roldán II, Plaza e Iglesias. Miguel Otero Rodríguez continúa como presidente de la entidad.

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1965-66: PRIMERA VUELTA

La Liga 1965-66 va a dar comienzo el 4 de septiembre de 1965 en «La Rosaleda», frente a un conjunto también recién retornado a Primera, el C.D.Málaga. Empate a cero, y esta alineación por parte de los gallegos: Celdrán; Azcueta, Batalla, Cholo; Calleja, Roldán I;  Neme, Martín Esperanza, Ceresuela, Vallejo y Odriozola. Para comenzar no estaba mal un positivo, pero va a estar mucho mejor el resultado de la segunda jornada, donde el primer visitante de «Pasarón», el Athletic de Bilbao, sucumbe por un claro 3 a 0. Un resultado tan abultado sorprenderá a todo el mundo, máxime teniendo en cuenta que en el partido inaugural  los «Leones» se habían merendado al Betis por un aplastante 6 a 1. Pero los pontevedreses van a realizar un sobresaliente encuentro, tanto en defensa como en ataque. Neme abrió el marcador en el primer minuto, y él mismo se encargó de hacer el 2-0 en el 27, cerrando la cuenta Vallejo en el 80, cuando ya el choque enfilaba hacia su recta final. Resultó lesionado el bilbaíno Etura, y el cuadro gallego se colocaba en el tercer lugar de la clasificación general.

En la tercera jornada los granates no van a poder sacar nada positivo, pero es que el desplazamiento se las traía: nada menos que al feudo del vigente campeón liguero, todo un Real Madrid. Aun así, los de Ochoa plantaron cara muy dignamente, causando una grata impresión, y sólo doblaron la rodilla mediante un solitario gol del veteranísimo Puskas conseguido ya en el minuto 73 de juego. Pero al domingo siguiente, 26 de septiembre, iban a conseguir una de esas resonantes victorias que dan prestigio a un equipo. Visitaba «Pasarón» el Barça, que a la sazón encabezaba la tabla en compañía del Atlético de Madrid. Los locales mostraron una gran seguridad defensiva ante la delantera catalana, la más realizadora de la categoría hasta el momento, y sus veloces contragolpes doblegaron la mejor técnica azulgrana. Ceresuela marcó en el minuto 12, y Neme remachó la victoria en el 50. Estas fueron las alineaciones, a las órdenes del buen colegiado vizcaíno señor Gardeazábal: por el Pontevedra, Celdrán; Azcueta, Batalla, Cholo; Calleja, Roldán I; Neme, Martín Esperanza, Ceresuela, Vallejo y Odriozola, y por parte del Barcelona, Sadurní; Foncho, Olivella, Eladio; Vergés, Gallego; Rifé, Pereda, Re, Seminario y Serafín. Los gallegos eran cuartos por la cabeza.

Y saltarían a la tercera posición a la semana siguiente, al derrotar a domicilio al Mallorca en un magnífico encuentro por un concluyente 0 a 3, obra de Neme, en dos ocasiones, y Odriozola, marcando dos tantos más que no subieron al marcador. Y siete días más tarde, el 10 de octubre de 1965, se va a producir un hecho histórico, pues merced a su victoria en «Pasarón» sobre el Sabadell (2 a 1), el Pontevedra va a alcanzar por primera vez en su historia el liderazgo de la División de Honor, aunque empatado a 9 puntos con Valencia, Atlético de Madrid y Real Madrid. Martín Esperanza abrió el marcador para los gallegos en el minuto 5, empató Morollón para los arlequinados en el 65, y deshizo finalmente la igualada Neme en el 81. Un Neme que, con 6 tantos en su haber, pasaba a encabezar también la tabla de goleadores.

Sin embargo la séptima fecha del campeonato  arrojó un jarro de agua fría sobre los animosos jugadores y seguidores pontevedreses. El colista Betis, con un Mateos en magnífica forma,  venció rotundamente al flamante líder  en el «Benito Villamarín», por 3 a 0, con tantos de Girón ( 2 ) y Ansola, descendiendo los gallegos a la cuarta posición. Pero van a rehacerse rápidamente con un nuevo triunfo lejos de sus lares, en esta ocasión en el «Estadio Insular» y frente a la Unión Deportiva Las Palmas, donde el publico canario acabó rendido ante la espléndida labor de conjunto del cuadro granate, que se llevó justamente la victoria con un solitario tanto del cántabro Odriozola, conseguido en el minuto 28 de la primera parte. El Pontevedra seguía cuarto en la general y ya se perfilaba como el auténtico equipo-revelación del campeonato

Ascendería una posición en la novena jornada, refrendando su gran momento de forma, al derrotar con claridad en «Pasarón» a un Valencia que estaba despachando un gran inicio de campeonato. Ceresuela en el minuto 45, y Neme en el 51 pusieron el 2 a 0 en el marcador. Y completarían la tercera parte de la Liga con otro resonante triunfo como visitantes, batiendo en «El Arcángel» a un siempre difícil Córdoba por 0 a 2, , en sendos fallos defensivos de los verdiblancos muy bien aprovechados por Ceresuela y Odriozola. Ya eran segundos, con 15 puntos y 7 positivos, a dos del líder, el Atlético de Madrid, y por delante de conjuntos  del calibre de Real Madrid, Athletic de Bilbao, Zaragoza  y Barcelona.

La undécima jornada va a ser otra de esas fechas históricas que se graban con letras de oro en la historia de un club. Es el 28 de noviembre de 1965, y se van a enfrentar en «Pasarón» el líder y el segundo clasificado. El choque  despierta una expectación sin precedentes, y va a ser incluso retransmitido por radio a muchos países latinoamericanos, donde residía una amplia colonia gallega, que sufragará el elevado coste que conlleva tal cobertura. Con arbitraje del catalán Pintado Viu, estas fueron las formaciones que presentaron ambos conjuntos: por el Pontevedra, Celdrán; Azcueta, Batalla, Cholo; Calleja, Vallejo; Fuertes, Martín Esperanza, Ceresuela, Neme y Odriozola, y por el Atlético de Madrid, Madinabeytia; Rivilla, Griffa, Colo; Ruíz Sosa, Glaría; Ufarte ( pontevedrés de nacimiento, aunque formado futbolísticamente en Brasil), Luís, Mendonça, Adelardo y Collar, un auténtico equipazo. Un tiempo para cada cuadro,  mejores los locales en la primera parte, pero superados por los colchoneros en la segunda mitad, en la que solamente la gran actuación del guardameta Celdrán impidió el triunfo  madrileño. Pero fue Odriozola  quien conseguiría el único gol del encuentro, en el minuto 46, un tanto que situaba de nuevo al Pontevedra al frente de la clasificación, con 17 puntos y 17 positivos, empatado con Atlético de Madrid y Valencia, pero aventajándoles gracias a su mejor «goal average» particular con ambos.

La gesta del club granate, representativo de una pequeña capital de provincia que apenas pasaba de 50.000 habitantes,  no va a pasar desapercibida, ni dentro, ni tampoco fuera de nuestras fronteras. Es por estos mismos días cuando un grupo de aficionados  comienza a exhibir una pancarta en la que aparece  un hueso, y la leyenda «Hai que roelo», así, escrita en gallego («Hay que roerlo», en castellano»), frase que se populariza con rapidez, y cuyo recuerdo llegará  hasta nuestros días. También la prensa se hace eco de una curiosísima anécdota. En un fútbol ya tan profesionalizado  como el español, en el que sus estrellas cobran elevadas fichas y sabrosas primas, el capitán del modesto equipo que provisionalmente lidera el campeonato, Eduardo Dapena Lis, «Cholo», se gana la vida conduciendo a diario un trolebús de la línea Pontevedra-Marín. La noticia, al parecer, salió incluso en el mismísimo diario moscovita «Pravda», órgano oficial del Partido Comunista de la Unión Soviética, aunque la edición -por razones obvias -no llegó nunca a España.

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Pero la suerte de la siguiente jornada, la número 12, va a ser esquiva. En su visita a «Sarriá», el Pontevedra  saldrá derrotado ante el Español por un claro 2 a 0, ambos conseguidos en la segunda parte por Miralles, en un partido en  donde únicamente destacó la actuación del guardameta Celdrán, catalán de origen. Los granates descienden a la tercera posición, tras su efímero liderato, y en la fecha que hace el número 13, tampoco les acompañará la fortuna, pues el Zaragoza se lleva un punto de «Pasarón», en un buen encuentro donde Neme se adelantó en el marcador, pero el uruguayo Endériz igualaría finalmente para los maños. Los gallegos siguen en el tercer puesto.

El miércoles 8 de diciembre de 1965, festividad de la Inmaculada Concepción, se va a celebrar el el estadio «Santiago Bernabéu» de Madrid un partido internacional con carácter amistoso entre las selecciones de España e Inglaterra. La gran novedad es la presencia del delantero del Pontevedra Neme entre los convocados por el seleccionador nacional José Villalonga. Su gran temporada no ha pasado desapercibida, y va a ser premiado de ese modo. Neme, es decir, Nemesio Martín Montejo, nacido el 31 de diciembre de 1939 en Sanchón de la Sagrada, provincia de Salamanca, es el primer jugador charro en llegar a la Selección Absoluta ( tras él lo harían Luciano Sánchez «Vavá», Vicente Del Bosque, Luís García, Patxi Ferreira y Álvaro Arbeloa ), y  saltará al campo en el minuto 35 de partido, sustituyendo a Carlos Lapetra. Tan sólo llegaría a jugar en esta ocasión con «la Roja», aunque con anterioridad estuvo convocado para el encuentro de desempate que disputó España contra la República de Irlanda en el Parque de los Príncipes de París el 10 de noviembre de 1965, y que le brindó al combinado nacional el pasaporte para el Mundial de Inglaterra gracias a un solitario gol de Ufarte. Estas fueron las formaciones que españoles y británicos presentaron la noche del debut de Neme como internacional: por España, Iribar; Sanchís, Olivella, Reija; Glaría, Zoco; Ufarte, Adelardo, Marcelino, Ansola y Lapetra ( Neme ), y por inglaterra, Banks; Cohen, Jackie Charlton, Wilson; Moore, Stiles; Ball, Hunt, Bobby Charlton, Baker ( Hunter ) y Eastham. Marcaron Baker y Hunt, y el arbitraje corrió a cargo del trencilla italiano «Signore» Concetto Lo Bello.

La jornada 14 tampoco resultó fructífera para un Pontevedra que parecía estar perdiendo algo de gas. El Elche, con un equipo en el que destacaban jóvenes como Canós, Lico, Marcial o Vavá ( autor de los dos goles ) realizó un gran partido y se deshizo de los gallegos por 2 a 0. Los de Ochoa seguían en la tercera plaza. Pero van a alcanzar la segunda, el honorífico «Subcampeonato de invierno», en la última fecha de la primera vuelta, al imponerse en «Pasarón» al Sevilla por la mínima -2 a 1 – con goles de Vallejo y Neme, y Cardo para los andaluces. Completaban así, a pesar de los últimos tropiezos, un excelente primer tramo de  competición, muy por encima de cualquier expectativa. 20 puntos y 6 positivos, que se desglosaban en 9 triunfos, 2 empates y tan sólo 4 derrotas, con 19 goles a favor y nada más que 11 encajados. El líder, el Atlético de Madrid, les aventajaba en tres puntos, y el Valencia y el Real Madrid tenían la misma puntuación que los gallegos. De «Pasarón», convertido en un auténtico fortín, únicamente había volado un punto.

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1965-66: SEGUNDA VUELTA

La segunda ronda la inicia el Pontevedra en casa, el 2 de enero de 1966, superando ampliamente al Málaga por 3 a 0, en un encuentro jugado sobre un auténtico barrizal. Neme en dos ocasiones, ambas en la primera mitad, y Fuertes en la segunda, fueron los autores de los goles. El jugador salmantino encabezaba en aquel momento la tabla de realizadores, empatado a 11 tantos con el colchonero Luís Aragonés. Los granates van a perder, no obstante, la segunda plaza, tras su visita al siempre complicado campo de «San Mamés». En «la Catedral» el Athletic se impondrá por 2 a 0 sin jugar un buen partido, pero el Pontevedra se presentó con demasiadas bajas en sus filas. El joven Ormaza y Argoitia fueron los autores de los goles rojiblancos, ambos en la primera parte, y el cuadro gallego sufrió la expulsión de Calleja mediada la segunda mitad.

El encuentro más interesante de la decimoctava jornada se juega en el terreno de «Pasarón», donde se enfrentan el tercero – Pontevedra – y el segundo, Real Madrid, separados únicamente por un punto. Sin embargo el cuadro local no saldrá airoso del trance, y verá como se distancia un poco más de la cabeza. Los blancos despacharon un partido muy completo, de lucha constante, y se adelantaron con un inapelable 0 a 3, obra de Amancio, en dos ocasiones, y Pirri. Neme hizo el gol del honor para los locales.

La puntilla a las ya remotas aspiraciones pontevedresas, se la dio el Barça en el «Camp Nou», al endosarle un inapelable 3 a 0. Sobre un campo bastante embarrado, los gallegos resistieron con su portería a cero durante toda la primera parte, pero después vieron como Eladio, y ya en las postrimerías del encuentro Rifé por partida doble, conseguían un claro resultado que aun pudo ser mayor, con arreglo a los merecimientos de ambos conjuntos. El Pontevedra ya era quinto, y estaba ofreciendo en los últimos partidos un rendimiento muy inferior al de la primera vuelta. Aunque afortunadamente para ellos, en la jornada número 20 fueron capaces de derrotar por la mínima a un Mallorca muy necesitado de puntos. Neme, el hombre-gol de los granates, abrió el marcador, empató acto seguido el bermellón José Luís, y ya en la segunda parte Iglesias hizo el 2-1 definitivo. El Pontevedra era cuarto,  justo cuando se cumplían las dos terceras partes del campeonato.

Pero retrocederá un par de posiciones a la siguiente jornada, la número 21, tras perder en Sabadell por un gol a cero, marcado por el lanero Vidal, en un partido crucial para los de la «Creu Alta», sumidos en plena zona de descenso. Y también se aliviará un poco el colista Betis siete días más tarde en «Pasarón», al arrancar un meritorio empate sin goles. Resultado sorprendente, pero que reflejaba a las claras cómo los gallegos iban deshinchándose paulatinamente. Van a salir mejor librados, no obstante, en la jornada 23, también en su feudo, tras derrotar por 1 a 0 a otro equipo que se debatía en terreno  peligroso, la Unión Deportiva Las Palmas, gracias a un gol de Vallejo, conseguido a pocos minutos de comenzado el encuentro. El cuadro gallego se mantenía cómodamente en sexta posición, con el Valencia, séptimo, a cinco puntos de distancia.

Precisamente era el campo del Valencia el que los pontevedreses visitaban en la siguiente jornada, la que hacía el número 24. Y van a salir fuertemente goleados de «Mestalla». 4 a 0 para los «ches», con tantos de Palau, Paquito, Guillot y Totó. Y continuaron los malos resultados siete días más tarde, cuando el Córdoba visitó Pontevedra y cosechó un valioso empate a uno . Neme, una vez más,  adelantó a los locales en el marcador al filo del descanso, pero Juanín igualó en la reanudación para los de la Ciudad de los Califas. El declive granate era ya muy evidente, y aun se puso más de manifiesto en la siguiente jornada, cuando le tocó visitar el domicilio de uno de los más firmes candidatos al título, el Atlético de Madrid, que le batió ampliamente por 4 a 0, conseguidos por Luís, Cardona, Adelardo y Collar, a pesar de que los gallegos opusieron bastante resistencia en la primera parte, para bajar los brazos a continuación.

Respiraron algo en la jornada 27, donde un  Español muy necesitado de puntos rindió visita  «Pasarón». Ceresuela, en dos ocasiones, y Fuertes pusieron el 3 a 0 en el marcador. Tras este partido el Pontevedra ascendía provisionalmente a la quinta plaza. Pero de ahí le descabalgaría una nueva derrota, esta vez en «La Romareda», ante el Real Zaragoza, que en un encuentro de mero trámite se impuso sin grandes dificultades en la segunda mitad, con dos tantos marcados por Gozalo, un suplente habitual, y el «magnífico» Santos. Peligraba incluso la sexta plaza.

Y seguía peligrando al término de la penúltima jornada, pues el Elche se llevaba otro positivo de «Pasarón», en un partido que no tenía más trascendencia que ver si el ilicitano Vavá, una de las grandes revelaciones del campeonato, era capaz de alzarse con el «Trofeo Pichichi» al máximo goleador. Por lo pronto, no va a conseguir marcar, aunque el que si lo hizo fue su compañero Lezcano, que casi al final del tiempo reglamentario logró la igualada, neutralizando el gol anotado por Fuertes mediada la primera parte.. Precisamente esos dos mismos equipos, Pontevedra y Elche, se disputarían la sexta plaza en la trigésima y última jornada del torneo.

Y al final, quien se va a llevar el gato al agua  será el conjunto franjiverde, que derrotará en «Altabix» a su gran rival regional, el Valencia, por 2 a 1 ( con un tanto de Vavá, que finalmente se alzará con el «Pichichi», desbancando al colchonero Luís Aragonés), mientras que los granates caían en el «Sánchez Pizjuán», derrotados por el Sevilla merced a un solitario gol de Lizarralde. Terminaba así, con la victoria del Atlético de Madrid, uno de los campeonatos más abiertos y disputados de los últimos años, donde los dos equipos madrileños y el Barcelona habían rivalizado por el título, y el Pontevedra se convirtió en el gran animador durante casi las dos terceras partes del torneo.

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BALANCE FINAL

A la conclusión de la Liga 65-66, el Pontevedra era séptimo, con 31 puntos y un positivo. Había conseguido la victoria en 13 partidos, hecho tablas en 5 ocasiones, y salido derrotado en 12 encuentros, con  31 goles a favor y 34 en contra. Su primera vuelta había sido excelente, muy por encima de lo esperado, pero en la segunda sus números ya habían dejado bastante que desear. De ello habla a las claras el hecho de que su puntuación en la primera ronda del campeonato casi dobla a la cosechada en la segunda, y en cuanto a su balance de goles, mientras que en el tramo inicial marcó 19 y sólo encajó 11, en el segundo las tornas se invertirían, obteniendo únicamente 12 tantos, mientras que su meta era perforada en 23 ocasiones. Si su primera vuelta, en lugar de ser excepcional, hubiera concluido con similares guarismos, el cuadro pontevedrés habría descendido a Segunda sin remisión.

En «Pasarón» los granates habían obtenido 24 de esos 31 puntos, con un saldo de 10 victorias, 4 empates y una sola derrota ( ante el Real Madrid ), marcando 25 goles y encajando únicamente 9, mientras que como visitantes consiguieron  7 puntos, gracias a 3 victorias y un empate,  regresando derrotados en 11 ocasiones, anotando solamente 6 dianas y recibiendo 25. Queda meridianamente claro, pues, que el Pontevedra basó su buena temporada en la fortaleza que exhibió como local en su terreno de juego, donde únicamente va a ceder seis puntos, mientras que en los desplazamientos se mantuvo en un excelente tono durante la primera vuelta, pero en la segunda fue incapaz de traerse un solo positivo para sus lares.

Restaba todavía por jugarse la Copa, aunque en el «Torneo del KO» la trayectoria pontevedresa iba a ser breve. Emparejado con otro equipo gallego, el Deportivo de La Coruña, que acababa de ascender a Primera División como campeón del Grupo Norte, el primer partido de la eliminatoria de dieciseisavos de final se disputa el 10 de abril, y los herculinos obtienen una clara victoria en «Pasarón» por 0 a 2. En la vuelta, los granates logran imponerse por 2-1, pero su victoria va a ser insuficiente para seguir adelante.

Finalizaba así una temporada histórica, en la que el cuadro de «Pasarón» se había impuesto a casi todos los grandes del fútbol español, dejando un gratísimo sabor de boca a sus aficionados y haciéndoles vibrar como nunca. La gran incógnita estribaba ahora en saber si el Pontevedra sería capaz de reeditar en la siguiente campaña un rendimiento tan brillante ( a despecho del «pinchazo» final ), o, por el contrario, su magnífico desempeño iba a ser flor de un día. La solución, en el próximo y último capítulo de esta serie.

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