RESUMEN:

Proseguimos nuestro repaso a la trayectoria deportiva de Quini aprovechando los documentales sobre su figura emitidos en Teledeporte. En esta ocasión nos detenemos en sus actuaciones con el combinado nacional.

ETIQUETAS:

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ABSTRACT:

Keywords: Quini, Football, National Team, History, Sporting Gijon, Newspapers

We continue our review of Quini’s career hand in hand with the documentary series about his figure broadcast on Teledeporte. This time we focuse on his performance with the national team.

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Quini y la Selección. Parte I (1970-76)

De
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La extensa y fecunda trayectoria de Quini en el fútbol español tendría su refrendo en el combinado nacional, con el que prolongó su relación durante trece largos años (1970-82), siendo incluido en 51 convocatorias, cifra nada desdeñable. Con todo, su estancia en la Selección no le deparó en general grandes satisfacciones. Nunca llegó a alcanzar el estatus de titular indiscutible pese a la confianza que Kubala y, en menor medida, Santamaría, demostrarían en sus cualidades con sus repetidas llamadas (lógicas por otra parte dada su habitual relación con el gol). Disputaría en total 35 partidos internacionales (sólo 14 completos), de los cuales 22 fueron de competición y 13 de carácter amistoso. Saltó al campo 24 veces en el once inicial, saliendo del banquillo en otras once ocasiones. Únicamente ocho goles jalonan su historial con la absoluta.

Periodo 1970-72.

Clasificación para la Eurocopa de Bélgica

La irrupción de Quini como promesa goleadora en el Real Gijón de Segunda División había llevado a Kubala a incluirlo en los entrenamientos previos al encuentro a disputar en La Línea de la Concepción contra Finlandia en 1969, en el debut del técnico con la Selección. No sería de la partida en aquella ocasión, pero no tendría que aguardar mucho.

Apenas un año más tarde, ya como “Pichichi” en la categoría de plata y campeón europeo amateur como principales credenciales, el entrenador hispano-húngaro le otorgaría galones de internacional absoluto.

(1970-71)

28-10-70              Amistoso                          España 2 Grecia 1                         1 gol               La Romareda

Quini tendría un afortunado debut en el combinado nacional. Salió tras el descanso sustituyendo a Gárate y marcaría el segundo gol español, de cabeza, a los 69 minutos. Sobre su actuación, en el vértice del ataque, se comentó: “Quini, que salió en la segunda parte para cubrir el puesto de Gárate, ha tenido el acierto del gol y, en general, ha mostrado hechuras para figurar dentro de algún tiempo con todos los honores en el primer conjunto representativo español, pero la baja del atlético se ha notado en la conjunción de la delantera, porque Adelardo y Luis compusieron con su ariete un terceto de buen entendimiento en la primera mitad”. (Rienzi / As)

11-11-70        Clasific. Eurocopa        España 3 Irlanda del Norte 0                  Ramón Sánchez Pizjuán

Kubala optó por Quini, ante la baja de Gárate, para actuar como delantero centro del equipo nacional. El juego español en la primera parte no convenció, pese al triunfo momentáneo por 1-0, por lo que el seleccionador decidió realizar los dos cambios al descanso y modificar el equipo. Lora reemplazaría al asturiano. La acción más destacada del “Brujo” sería su participación en el primer gol, al porfiar por un balón al borde del área y cederlo con el pecho a Rexach, quien empalmó un extraordinario disparo por la escuadra.

Así lo vio la prensa: “Quini no recibía servicio alguno y estaba sin atreverse a luchar baldíamente. No había mando de línea media ni dirección de juego”. (Gilera / ABC).

Quini se fue a la caseta porque no había dado una…”. (Antonio Valencia / Marca).

17-3-71                Amistoso                         España 2 Francia 2                                               Luis Casanova

En esta ocasión Quini sustituyó a Arieta II al descanso y mejoró, en general, las prestaciones del ariete bilbaíno. Pero marró una clara oportunidad tras robar un balón al defensa central y plantarse solo ante el meta. Envió el esférico alto. Empezaba a manifestarse una circunstancia que terminaría haciéndose habitual: la escasa fortuna que acompañaría al delantero asturiano durante su etapa internacional.

El gol se veía venir y Quini tuvo una ocasión de oro que desaprovechó tirando fuera…”. (Ramón Rovira / El Mundo Deportivo)

Quini, con toda la puerta sola, y sin portero, echó el balón fuera.  ¿Dónde estabas, Gárate?”. (Sección «Al borde de la pantalla» / El Mundo Deportivo)

sustituido (…) por Quini –que supo luego estar en la brecha y ayudó atrás, descomponiendo así la zaga enemiga–… ”. (Gerardo García / As)

09-5-71          Clasific. Eurocopa               Chipre 0 España 2                                               GSP

Se daba por descontado la victoria ante Chipre, el «rival pobre del grupo», antes de enfrentarse a la Unión Soviética, pero hubo que trabajar el triunfo sobre un terreno de juego impracticable. España apenas se vio en apuros, pero hasta el final del encuentro no aseguró los dos puntos con un segundo gol. Kubala puso en liza un 4-3-3 con Amancio, Quini y Churruca en punta de ataque. De nuevo era el sportinguista el elegido para suplir la baja de Gárate. Tampoco en esta ocasión sonrió la fortuna al delantero, que estrelló un disparo en el poste.

Los dos «gijoneses», Churruca y Quini,  de Zarauz y Oviedo  respectivamente, no solían gozar de los parabienes de la crítica en la Selección.

Los dos «gijoneses», Churruca y Quini, de Zarauz y Oviedo
respectivamente, no solían gozar de los parabienes de la crítica en la Selección.

Aun con todo, tenemos que comenzar por decir que, aparte el hecho incuestionable de que Pirri marcó un gol providencial –a los pocos minutos de juego– que iniciaba la victoria y que daba esperanzas a nuestros jugadores, y que si bien Quini tuvo mala suerte en dos remates, y que Amancio y el propio Quini pudieron y debieron marcar goles en el segundo tiempo, estrellando dos balones en los postes, no es menos cierto que el fútbol de la selección estuvo totalmente carente de sentido posicional”. (Manuel Sarmiento Birba / As)

Jugó bien Amancio, el mejor, aunque no le acompañó la suerte rematadora. Quini y Churruca anduvieron perdidos, demasiado poseídos de sus acciones ofensivas, empeñados en jugar sin apoyos y sin apoyarse en nadie”. (Gilera / ABC)

España tuvo numerosas ocasiones de gol, pero la pelota no quiso entrar. La fortuna volvió a mostrarse esquiva con el ariete astur, como queda de manifiesto en el siguiente párrafo, del propio Gilera:

Gol hecho era un disparo de Amancio al poste cuando faltaba un minuto para terminar el encuentro. Gol hecho era el de Quini, a los siete minutos de la segunda parte, cuando picó un balón y lo estrelló también en el mismo poste, teniendo a dos compañeros, Amancio y Pirri, en el centro y a puerta vacía. Gol hecho también otro de Amancio adelantándose a la salida del portero, desastroso Elefterides, para mandar el balón a las nubes. Y para completar el cuarteto, en la primera parte, y ya con ventaja de un gol, un pase defectuoso de Fokis, otra catástrofe, a su portero lo intercepta Quini, quien cruzó demasiado el balón con toda la puerta por delante”.

(1971-72)

27-10-71        Clasific. Eurocopa        España 0 Unión Soviética 0                   Ramón Sánchez Pizjuán

El empate ante los rusos dejaba a la Selección fuera de la Eurocopa. España jugó bien y dispuso de oportunidades, pero la pelota no quiso entrar. Kubala optó por una formación ofensiva con Amancio, Quino y Churruca en la delantera, situando a Quini en el centro del campo, en misión de enlace, en lugar del lesionado Pirri. Aunque en la segunda mitad, volcados en la meta soviética, el 4-2-4 hispano fue diáfano. Gerardo García en As, señalaría antes del encuentro: “Pero la alineación de Quini, cuyas características son bastante parecidas a las del ariete valencianista y ex bético, y actualmente con la misión de realizar en el centro del campo la labor que tenía encomendada el madridista, nos hace echar de menos al ceutí en estas vísperas del choque”.

Tras el partido se podía leer: “Quino y Quini fueron de los más destacados, pero no consiguieron ningún gol, aunque, como Amancio, hicieron todo lo posible. Pero en el fútbol con la intención no basta”. (Rafael Martínez García en Cohetes / Marca).

En las páginas del mismo diario Belarmo recogía la siguiente conversación con Quini:

Hemos hablado –le recordé- de goles. Y del que usted podría marcar. ¿Se acuerda?

-Y lo hubiera logrado en ese remate del segundo tiempo. Desde mi punto de vista hice lo que debía al empalmar sobre la marcha. La pelota salió alta. La cogí mal, que si no…”. (Marca).

12-1-72                Amistoso                         España 1 Hungría 0                                  Santiago Bernabéu

La cerrada defensiva de los soviéticos animó a los húngaros a plantear un cerrojo todavía mayor. Quini jugaría la última media hora de partido tras sustituir a Rexach. Ocupó la demarcación de interior que previamente habían ocupado Luis, y después Amancio, a lo largo del encuentro. Así lo explicaba Kubala en declaraciones a Belarmo en Marca:

“- ¿A qué vino colocar a Amancio de interior después del intermedio?

-Verá; necesitábamos un creador en medio campo en cuanto se produjo la sustitución de Luis.

Por juego no hubiéramos logrado nada mejor. A los demás les tocaba luchar y combatir. Así lo hicieron (…) Después, Quini, que está acostumbrado a la función de enlace y que no permitía los movimientos del adversario”.

En la crónica de Gerardo García en As se indicaba: “Y Kubala e Illovszki, como si estuviesen de acuerdo, hicieron sus cambios a pares y al mismo tiempo: Arieta y Quini, por Rexach y Amancio, en el que Laszi no confía como centrocampista (…) Y el conjunto español recobró nuevos bríos y actuó con más velocidad, gracias al empuje de Quini y a pesar del individualismo de Quino”.

Por su parte, Gilera escribía en ABC: “Nuestra selección jugó mejor el primer tiempo que el segundo, aunque en éste lograra la victoria. Fue aprovechar una ocasión. Pero el equipo iba ya sin brújula tras los cambios de Amancio y Rexach por Quini y Arieta. El asturiano salió en tromba, con sus espléndidas facultades, en afán individualista. El bilbaíno hizo el gol, que ya es hacer algo.”.

16-2-72          Clasific. Eurocopa        Irlanda del Norte 1 España 1                         Boothferry Park

Kubala sacó un equipo eminentemente defensivo en tierras inglesas, adonde hubo de ser trasladado el encuentro debido a los disturbios en el Ulster. Hasta siete jugadores, cinco zagueros y dos centrocampistas, se dedicaron a contener y marcar férreamente a los irlandeses dejando a Aguilar, Quino y, en menor medida, Rojo en la delantera. Quini se desenvolvió por el mediocampo en tareas de contención hasta que un codazo de Hunter en una melee le dejó fuera de combate, con rotura de la bóveda del ojo.

Los madridistas Aguilar, Benito, Pirri y Zoco visitaron al «Brujo» durante su convalecencia  en la clínica. No faltaron las bromas.

Los madridistas Aguilar, Benito, Pirri y Zoco visitaron al «Brujo» durante su convalecencia
en la clínica. No faltaron las bromas.

Destacamos las declaraciones de Quini a Gerardo García en el diario As: “Estoy muy apenado, pero con valor y optimismo. Esta lesión me ha venido en mal momento. En un centro de Aguilar, creo que Neill o Hunter –no sé cuál de los dos– me dio un codazo intencionado. Una auténtica canallada. De verdad, Gerardo, que si en aquel momento tengo una pistola, hubiese sido capaz de largarle unos cuantos tiros. Porque eso no puede hacerse con esa mala fe. Creía que esta lesión me tendría mucho tiempo inactivo, pero el doctor me ha dicho que tras la operación en Madrid, sólo será un mes mi ausencia de los terrenos de juego”. (Reaparecería en el Vicente Calderón dos meses y medio después, el 30 de abril).

Durante esta etapa Quini actuó en siete encuentros, sólo dos de ellos completos, con resultado de cuatro victorias y tres empates. Fue titular en cuatro ocasiones. Alternó la demarcación de delantero centro con la de interior de enlace, jugando también como centrocampista. Anotó un único gol, estrellando un balón en el poste.

Período 1972-74.

Clasificación para la Copa del Mundo de Alemania Federal

A pesar de ser uno de los habituales en las convocatorias de la Selección, convertido ya en “el suplente de Gárate”, Quini dispondría de pocos minutos.

(1972-73)

17-01-73        Clasific. Mundial                    Grecia 2 España 3                                               Alexandras

Salió España con muchas precauciones temiendo la primera media hora griega. Al final no hubo tal y se pudo incluso golear pese a encajar dos goles. Cinco jugadores de contención, con el madridista José Luis desdoblándose en funciones de apoyo a Pirri y Asensi en medio campo. Delante: Amancio, Gárate y Valdez (el gran triunfador del encuentro). Quini sustituyó a Gárate en el minuto 57, con 1-1 en el tanteador. Su acción más destacada fue la intervención en el tercer gol español, en una internada desde el centro del campo con apertura a Amancio y desmarque al primer palo para arrastrar a la defensa y dejar libre al valencianista, listo para el remate, en el segundo.

(…) y porque nuestros representantes siguieron buscando el gol por el mejor camino, por el de los extremos, hasta encontrarlo de nuevo en la gran jugada que trenzaron Pirri, Quini, Amancio y Valdez, quien, a centro del «fifo», terminó rematando de cabeza el definitivo 2-3”. (Gerardo García / As)

Quini (1). Buenas intenciones, lentitud visible y una actuación neutra”. (Antonio Valencia / Marca)

(…) un Gárate que comenzó algo vacilante, para vaciarse a continuación, hasta que, ya no pudiendo más, pidió el cambio y fue reemplazado por Quini, que luchó en el área griega como un titán; ”. (Manuel Sarmiento Birba / As)

(1973-74)

13-02-74        Clasific. Mundial                 Yugoslavia 1 España 0                                         Waldestadion

Naufragó el equipo español en el desempate celebrado en Fráncfort. Nunca pudo con el cuadro yugoslavo, al que no llegó a crear ocasiones de gol. Quini sustituyó a Amancio (el jugador más destacado hasta entonces) en el minuto 73, situándose como extremo derecho, con Gárate y Valdez como compañeros de línea. La prensa fue clara al respecto:

No se explicaba uno que en el banquillo del seleccionador fallase lo que tantas veces le ha salvado en el último extremo de las actuaciones mediocres: la sustitución acertada de las piezas que fallaban más clamorosamente del conjunto en el primer tiempo. Hoy ha aguantado con ellos; haciendo esperar a Quini y a Marcial en un calentamiento inacabable, para botarlos al césped cuando ni un par de Pelés podían haber rehecho una escuadra que se había ido a pique”. (Antonio Valencia / Marca)

Cuando Kubala ordenó el cambio de Juan Carlos y Amancio por Marcial y Quini, ya era tarde, porque nadie tenía posición y ellos no llegaron a entrar en juego, cosa que suele suceder a los jugadores que se suben al tren en marcha”. (Gilera / ABC)

Nada remedió en el equipo de Kubala, la entrada de Marcial y Quini, ya que uno de ellos ocupó el lugar del único hombre que creaba peligro; el madridista Amancio”. (Ramón Rovira / El Mundo Deportivo)

23-02-74                    Amistoso                España 1 Alemania Federal 0                                           Sarriá

Aún con la resaca de la decepción por la eliminación mundialista, hubo que jugar el partido amistoso acordado con la anfitriona del máximo evento futbolístico. Los rumores daban por hecho cambios inminentes, tanto en la Federación (Pablo Porta por Pérez Payá) como al frente del combinado nacional (Santamaría por Kubala). El choque, una piedra de toque de prestigio para la Selección, fue muy diferente del celebrado una semana antes. España jugó de tú a tú a los futuros campeones, lo que reforzaría el chascarrillo de que Kubala ganaba las batallas y perdía las guerras. Quini fue el delantero centro titular flanqueado por Roberto Martínez y su compañero Churruca en las bandas. Salió con la clara misión de no dejar evolucionar a Beckenbauer, a quien persiguió por el terreno de juego. Parte de la crítica, como en otras ocasiones, censuró el juego del sportinguista, al que no se terminaba de ver como el “9” del combinado nacional:

Asensi, Marcial y Claramunt han mejorado con mucho su actuación como bloque en el centro del campo, donde se han visto ayudados cuando ha sido preciso por un Churruca y un Quini que han hecho olvidar hoy a sus compañeros de selección que ocuparon sus respectivos hace diez días”. (Gerardo Martínez / AS)

Quini (0)..̶  Combatió, pero no acertó en el centro de la delantera”. (Antonio Valencia / Marca)

A este respecto, es interesante reseñar lo que el propio protagonista indicaba en el delicioso libro Compañero Quini, el difícil camino del gol (1977), escrito por su compañero de equipo José Manuel. Así se expresaba:

Beckenbauer interceptó un disparo de Quini tras formidable jugada de Marcial (en el suelo).       Foto J. Gálvez / As color

Beckenbauer interceptó un disparo de Quini tras formidable jugada de Marcial (en el suelo).
Foto J. Gálvez / As color

A pesar de todo recibí algunas críticas porque no marcaba goles y «mi nombre quería decir gol»; tenía que marcar, y si no lo hacía, ya podía jugar como jugase, que no se me juzgaba con objetividad predominando el «pero…». Recuerdo un partido en Barcelona, en Sarriá, el 25 (sic) de febrero de 1974, jugando frente a la Selección Alemana. Salí con la misión específica de no dejar evolucionar a ese fenómeno del fútbol mundial que es Beckenbauer, en sus acciones de ataque y ordenador del juego. El partido finalizó con 1-0 a nuestro favor y yo había conseguido mi objetivo, estoy seguro que lo conseguí, salí muy satisfecho; me dije a mí mismo: «Quini, misión cumplida, hiciste un buen partido», frase parecida a la que me dijo el seleccionador. Pues bien, mi sorpresa fue cuando en la prensa especializada se me calificó con un soberano cero. Esto no me suele influir, pero aquel día me encontré decepcionado, me parecía injusto. Creo que hay algunos críticos que juzgan demasiado alegremente la actuación de un futbolista, sin saber qué misión tiene en el campo, que es lo que se debe juzgar. Hay algunas veces que tales críticas, no digo que sean malintencionadas, pero sí poco meditadas, pueden, y de hecho hacen daño a muchos. En mi humilde opinión, no creo que ningún futbolista salga al campo a vegetar, le saldrá bien o mal lo que hace, pero lo intentará todo. Lo que le libra del cero, que significa nada, nulo, negativo y sin ningún valor, y el solo hecho de estar 90 minutos partiéndote los cuernos como un cabrón, porque cuando no te salen bien las cosas, corres más y te cansas más, merecen el «uno» por lo menos”.

Tres partidos en total, dos de competición (saliendo del banquillo) y uno amistoso en el que disputó los noventa minutos. Alternó la posición de ariete con la de extremo derecha.

Período 1974-76.

Clasificación para la Eurocopa de Yugoslavia

El recién ganado “Pichichi” unido a los problemas físicos de Gárate convirtieron a Quini en el principal referente ofensivo de la Selección. Probablemente sea la única etapa de su carrera deportiva en la que ostentara semejante estatus. Se alineó en siete de los nueve partidos oficiales disputados, partiendo siempre en el once titular.

25-9-74          Clasific. Eurocopa        Dinamarca 1 España 2                                   Idrætsparken

Frente al, a priori, combinado más débil del grupo, donde se mezclaban jugadores amateurs con profesionales que jugaban en el extranjero (algunos de los cuales pronto cobrarían una bien merecida fama) España inició su andadura continental con una apurada victoria tras un pésimo partido. El 4-4-2 de Kubala, con Roberto Martínez y Quini en la delantera, funcionó en la primera mitad, más por las precauciones defensivas del cuadro local que al juego hispano. Al final, tras la auto expulsión de Claramunt, llegaron los agobios defensivos y sólo dos magistrales intervenciones de Iríbar permitieron el triunfo. Un Quini muy desasistido en la primera mitad se centró en labores defensivas en la segunda, dejando a García Soriano (sustituto del lesionado Roberto Martínez) solo en punta.

El diario As dedicó su sección “nuestro marcaje” a Quini, señalando: “La selección nacional española comenzó jugando con dos hombres-punta: Quini y Roberto Martínez. Sin embargo, ambos lo hicieron muy abiertos, casi pegados a las bandas. Al madridista le benefició su posición, porque está acostumbrado a desbordar por banda, mientras que al asturiano le perjudicó. Se encontró completamente desamparado por el resto de sus compañeros y delante de un enjambre de piernas danesas muy difícil de superar.

Durante los primeros cuarenta y cinco minutos, Quini se desmarcó continuamente, pero no tuvo apoyo, perdiendo su sitio en el campo. (…) Casi al final del primer período bajaría a ayudar a la defensa.

En la segunda parte sus intervenciones fueron escasas (…) y cuando fue expulsado Claramunt pasó a reforzar el medio campo. Durante esos minutos intentó poner orden, pero sin conseguirlo. Sin embargo, cortó cuatro balones de peligro para el portal de Iríbar”.

Antonio Valencia dejaba el siguiente apunte en Marca: “No había más cera que ardiese en el equipo español sino Roberto, porque a Quini, que no es jugador de punta en su equipo, le hacen jugar así en la selección y no dio una a derechas”.

12-10-74        Copa de la Hispanidad          Argentina 1 España 1                           Estadio de Núñez

El combinado nacional cruzó el charco para disputar la II Copa de la Hispanidad (trofeo 12 de octubre) frente a la selección albiceleste, que estrenaba técnico en la figura de César Luis Menotti. El encuentro tendría lugar en el feudo de River. Kubala anunció un 4-3-3 con el bético Benítez, y los sportinguista Quini y Churruca en la delantera. El sentir general de la crítica acerca de las habituales convocatorias de los rojiblancos queda meridianamente expresado en el siguiente párrafo que Manuel Sarmiento Birba, asturiano por más señas, publicaba en el diario As:

De Benítez, Quini y Churruca se espera que colaboren y que los dos últimos jueguen con la eficiencia que muestran en sus evoluciones en El Molinón y no su indolencia y cierta insuficiencia técnica cuando juegan lejos de los aledaños astures. Casi como si el olor a sidra los empujase a justificar la convocatoria de Kubala, que, por lo que se refiere a Quini, pocas veces se ha visto compensada con una participación destacada. Esperemos que el recuerdo del verde paisaje de Somió o la playa de San Lorenzo sirva –aparte de la presencia aquí del señor Viejo Feliú y del entrenador Pasieguito– para que un día, «por fin», justifiquen la convocatoria de Kubala siempre o casi siempre fiel a la llamada de estos muchachos. Y que la tertulia futbolística de Luis Canal nos perdone la duda respecto de las posibilidades del dúo de atacantes en punta del viejo e histórico Spórting”.

Un equipo argentino muy remozado con respecto al que disputó el reciente Mundial (sin los jugadores de Independiente, que jugaban un día después el partido de ida de la Final de la Libertadores), no pudo con el oficio del conjunto español que, por primera vez, no salía derrotado en el país sudamericano. El encuentro tuvo una primera mitad bastante tediosa y una segunda más animada. Pese a la disposición anunciada, el conjunto de Kubala casi nunca atacó con tres puntas, pues Quini (sustituido por Villar a los 68 minutos) y sobre todo, Benítez, actuaron muy retrasados. Pirri fue el hombre del partido y el rapidísimo Ferrero el atacante más peligroso por parte local. No tardaría mucho en recalar en España, en las filas del Sporting, donde tendría por compañeros a dos de sus rivales ese día. Así lo vio la prensa:

Por lo que concierne a los hombres en punta, bien Churruca, de forma especial en el segundo tiempo, mientras que Quini y Benítez, dentro de su entusiasmo y anhelos, no estuvieron muy afortunados”. (Sarmiento Birba / AS)

Quini (1).- No llegó a rematar ni a situarse en posición, porque se movió por lugares excéntricos. Salvo el cabezazo de la primera parte que se encontró Sánchez, no tuvo peso en este carácter, sino como peón de derecha”. (Antonio Valencia / Marca)

La mejor oportunidad la tuvieron a los seis minutos de juego, en un cabezazo de Quini, que milagrosamente lo salvó el guardameta Sánchez enviando a córner. (…)”. (Massa / ABC)

20-11-74        Clasific. Eurocopa              Escocia 1 España 2                                               Hampden Park

Si Dinamarca era la más floja, Escocia se presentaba como el auténtico «coco» del grupo. Y la confianza que la crítica periodística tenía en el conjunto español no era, digamos, como para lanzar cohetes. Así se deduce de lo reflejado por Carmelo Martínez en la sección Hora Cero del diario Marca: “He leído a casi todo el mundo –y que me perdonen los del «casi»–  y, a lo Sherlock Holmes, he podido sacar dos conclusiones: que a nadie le va a extrañar que perdamos y que, si perdemos, no pasa nada.

El «Brujo» en Glasgow en su gran día con la Selección.

El «Brujo» en Glasgow en su gran día con la Selección.

En la primera teoría, estoy completamente de acuerdo. Con las bajas de por aquí y a pesar de las bajas de allá, ganar en el Hampden Park es el sueño de una noche de noviembre, empatar sería una heroicidad y, en pura lógica, mi querido y admirado Fielpeña se acerca mucho más en su pronóstico de que podemos perder tranquilamente por dos tantos de diferencia”.

Ante el esperado empuje escocés, Kubala planteó el encuentro con un flexible 5-3-2 (que el técnico calificaba como un sistema ofensivo, declaración que fue acogida con no poca ironía por parte de la prensa). Pesaban como una losa las bajas por lesión (Pirri, Asensi, Claramunt, Gárate, Irureta y Jesús Martínez), aunque los británicos señalaban que a ellos también les faltaban elementos (Buchan, Holton, Morgan, Derek Johnstone…).

Pese a todos los pronósticos, se consiguió la hombrada. Con Planas, Villar y Quini en el centro del campo, éste en labor de enlace constante (escorado a la izquierda durante gran parte del encuentro), y Rexach y Roberto Martínez como jugadores más adelantados, España fue capaz de remontar el marcador ante los más de noventa mil espectadores que poblaban los graderíos. Un Iríbar colosal, que detuvo un penalti con 1-0 en el marcador, y el entramado diseñado por Kubala, que funcionó a la perfección, fueron claves en el resultado final, que pudo ser más abultado si el árbitro no hubiese anulado incomprensiblemente un tercer gol a Quini, quien por fin pudo desquitarse de anteriores actuaciones con un partido pleno de eficacia. En esta ocasión la crítica se rindió a su juego:

Quini (3).- Cuando un jugador juega de media punta y marca los tres goles del equipo –los dos válidos y el invalidado– su juicio tiene que ser forzosamente positivo. Fue exactamente el rematador que tuvo el equipo español”. (Antonio Valencia / Marca)

Eloy S. Castañares recogió en el As las manifestaciones del jugador:

Dos goles que han valido un triunfo que puede ser histórico. Dos goles obra de Quini, máximo goleador de la Liga pasada, pero con un solo gol en su haber formando parte de la selección hasta ahora.

–Enhorabuena.

–Gracias.

–¿Y los goles?

–Bueno, los marqué yo como los podía haber hecho otro cualquiera. Lo importante es que se ha ganado.

–Con dos goles suyos –insisto.

–Sí. La verdad es que ya nadie confiaba en mí como jugador de la selección. Parecía que no servía para ella. Sí; por eso estoy muy contento de haberlos marcado.

Y después, emocionado, sigue:

–Por eso quiero brindar estos goles a Kubala. A él que ha seguido confiando en mí, a pesar de los pesares. En su honor, pues, han sido estos goles.

Puede que para Quini haya comenzado una nueva racha en la selección. Como goleador, claro”.

Un día después, el diario Marca daría protagonismo al delantero al incluirlo en la sección «El nombre del día». Así glosaban su figura:

En el término de noventa minutos de juego, el delantero gijonés Quini ha pasado de la oscuridad a la gloria. De la oscuridad internacional se entiende, puesto que en el plano nacional se lo disputan los clubs ya desde hace varias temporadas, y no ha cambiado de camiseta, para ponerse otra de más lujo, sencillamente porque en El Molinón no han querido.

No, Quini no era un oscuro jugador nacional, sacado con pinzas de su equipo para trasplantarlo a la selección. Porque Quini si hubiese sido un oscuro obrero o un delantero solamente acometedor no habría alcanzado el Pichichi de la última temporada, que todos los años lo ha discutido con otros jugadores casi hasta el final de la Liga.

quiniseleccion05Pero Quini –como en su época le pasó a Panizo– no entraba en la selección. En ella sí que se convertía en un jugador oscuro, lleno de voluntad, de buenos deseos, de afán de entrega, pero sin capacidad de resolución ni de enlace con los compañeros que le escoltaban en su puesto de ariete primero o de ariete segundo.

Pero ¿cuáles eran las razones? Si se examina el caso Quini con cierto detenimiento podrá llegarse a la conclusión de que Quini jugaba en el equipo nacional en un sitio que no le va, que no es el que se adapta a sus características. Aunque salga con el nueve sobre la camiseta rojiblanca de su asturiano equipo, Quini no juega de «nueve». Quini necesita más espacio para desarrollar su juego, para meterse al remate desde atrás, para pelear en el puesto de mediapunta.

Ahora, en Escocia, se lo han dado, al fin, y Quini ha marcado nada menos que tres goles, aunque el señor Linnemayer se empeñase en escamotearle uno. Quini ha triunfado haciendo lo que él sabe. Y aquí nos alegramos de todo corazón”.

Para el archivo queda la opinión del interesado, que consideraba que no había jugado ni mucho menos su mejor partido con el combinado nacional: “En otras ocasiones, repito, he estado mejor, pero como no «mojé» pues nadie dijo nada”. (Marca)

05-2-75          Clasific. Eurocopa              España 1 Escocia 1                                               Luis Casanova

Partido crucial, sobre todo para Escocia pues, si perdía, decía prácticamente adiós a sus posibilidades de clasificación. Kubala alinearía un equipo muy similar al utilizado en Glasgow, aunque con un esquema táctico bien diferente. Las principales novedades radicaban en la inclusión del jovencísimo defensa madridista Camacho, de apenas 19 años, y en la vuelta al eje del ataque de Gárate tras casi un año de ausencia en las convocatorias. En El Mundo Deportivo Ramón Rovira hacía la siguiente consideración del trío atacante español: “En la delantera, no podía faltar Quini, el verdugo de Glasgow. Le acompañan esta vez Rexach, al igual que en la capital escocesa, y Gárate sustituyendo a Roberto Martínez. Si el azulgrana bisa su partido de Hampden Park, se notará menos la frialdad de Gárate que podrá así demostrar lo bien que se mueve en los últimos metros; pero si el azulgrana se contagia del atlético, veremos una lucha demasiado desigual entre el gijonés y la dura zaga escocesa, que sólo podría equilibrarse con la llegada de refuerzos desde el centro del campo”.

Llegado el partido, un gol en frío de Jordan al minuto de juego complicó sobremanera el encuentro para los españoles, que se las vieron y se las desearon para llegar a los dominios de Harvey debido a los peligrosos contraataques escoceses. El trío de vanguardia local acusaba falta de apoyo desde el mediocampo, con Quini en posición intermedia sin recibir juego, y el choque pronto derivó en un intenso toma y daca con abundancia de brusquedades y mejores perspectivas para los visitantes, que gozaban de las mejores oportunidades. En la segunda mitad Kubala reorganizó al equipo, emparejando a Camacho con el peligroso Cooke, y las prestaciones del combinado nacional mejoraron. Tras la sustitución de Gárate por el sportinguista Megido, que actuó de extremo derecho, Quini pasaría al eje del ataque. El empate llegó en una de las pocas jugadas cohesionadas de los españoles, con centro de Rexach desde la izquierda y doble remate del debutante Megido que Buchan despejó con la mano ya dentro de la portería (según el juez de línea), pese a las protestas de los escoceses. Al final se dio por bueno el empate en un choque que serviría para confirmar las excepcionales dotes de marcaje de Camacho, considerado casi por unanimidad como el mejor jugador hispano junto a Rexach. Así lo vio la prensa:

“(…) ¡Si Rexach luchara siempre así…! A su lado Quini fue todo voluntad pero con la pólvora mojada. Tuvo un par de ocasiones de oro para intentar al menos el remate pero se entretuvo como si el peso de la responsabilidad fuese una losa que le impidiese disparar con la prontitud que lo hace cuando viste los colores del Sporting. ”. (Ramón Rovira / El Mundo Deportivo)

El delantero explicaría en Marca su visión de lo sucedido:

Tuve tres oportunidades de gol pero deberán darse cuenta de lo difícil que es rematar cuando se coge la pelota en la raya de fondo, porque cuando llegas a eso te caen encima dos contrarios. No se puede dominar el cuero, y para un delantero centro son los disgustos cuando llega a esa situación”.

16-11-75        Clasific. Eurocopa              Rumanía 2 España 2                                             23 de Agosto

Después del tropiezo en casa con Rumanía (1-1) y la victoria sobre Dinamarca (2-0) Quini volvió a alinearse con el combinado nacional en el último y decisivo encuentro de la fase de grupos, frente al cuadro rumano. Kubala, como casi siempre fuera de casa, planteó un esquema prudente con cuatro defensas, en el que Pirri actuaba de líbero y en ataque se convertía en un centrocampista más, poblando el mediocampo con Villar, Migueli (en función de marcaje a Georgescu) y Del Bosque junto al auxilio constante de Quini y Rojo por las bandas, con Santillana como futbolista más adelantado. Contrariamente a lo que podía esperarse España salió sin complejos, al ataque, ligando un fútbol de toque, con relevos y apoyos continuos entre los jugadores que desarboló el presumible acoso local. Sólo tras el descanso, Rumanía modificó el equipo y comenzó a carburar, aunque el segundo gol español pareció dejar el encuentro sentenciado. No fue así debido a cierto infortunio (un inexistente penalti sumado a un segundo tanto local conseguido con un disparo que golpeó en Benito, desviando la trayectoria del esférico) y al lógico arreón final de los rumanos, que buscaban la clasificación a la desesperada. A falta de dos minutos para los noventa reglamentarios Satrústegui sustituyó a Quini, en un partido que convenció a la crítica, sobre todo en su primera mitad.

Con un buen encuentro en Bucarest se logró la clasificación.

Con un buen encuentro en Bucarest se logró la clasificación.

Quini (1).- Anduvo bien el asturiano en un trabajo que no es de su competencia, por la banda derecha. Defendió con acierto tras el descanso y en el primer tiempo estuvo a punto de marcar un gol después de un remate excelente de cabeza que desvió Raducanu y la pelota pegó en el travesaño”. (Cronos / Marca)

De un mando español, repito, indiscutible, que nació de todo lo expuesto y de que Rumanía mantenía siempre cuatro zagueros para dos atacantes españoles, porque Quini trabajaba más ayudando a los centrocampistas de su equipo que esperando en punta los pases de éstos”. (Gerardo García / As)

España, con tres victorias y tres empates, superaba por vez primera en la era Kubala la fase de grupos. En el emparejamiento de Cuartos de Final esperaba un rival de aúpa: Alemania Federal.

24-4-76          Cuartos Final Eurocopa    España 1 Alemania Federal 1                      Vicente Calderón

La baja de Pirri a última hora trastocó los planes del seleccionador, quien finalmente se decantó por el también madridista Sol como sustituto, pasando Camacho al centro del campo en misión de marcaje. En punta tres hombres, con el sportinguista Churruca por banda derecha (posición en la que se había desenvuelto buena parte de la temporada tras la llegada de Ferrero), Santillana en función de ariete y Quini como falso extremo izquierda (en realidad Kubala dejó sin marcaje específico a Vogts, para que fuera éste el encargado de sacar el balón jugado), quien debía emparejarse con Beckenbauer. El partido tuvo dos fases bien diferenciadas. En la primera mitad el conjunto español desplegó un gran juego y llegó a tener maniatado al cuadro germano. El gol de Santillana, que fue una pesadilla para Schwarzenbeck cada vez que el balón llegaba a su área, era el justo premio al empuje y ambición de los locales. Al descanso Schoen se vio obligado a variar el once, dando entrada a Cullman para situar a Bonhof sobre el nueve español lo que permitió también una mayor libertad a Beckenbauer, quien durante la primera mitad apenas sí había salido de su parcela. El conjunto teutón se mostró más suelto y se hizo acreedor al empate, aunque éste llegara gracias a un zapatazo de Beer desde muy lejos. Quini, tocado, debió dejar su puesto a Satrústegui a nueve minutos del final. Las espadas estaban en todo lo alto, aunque pocos confiaban en una victoria en tierras germanas.

La trampa de Kubala consistió en poner a Quini de policía de Beckenbauer. De esta forma el «Káiser» no pudo desdoblarse con comodidad en funciones atacantes durante todo el partido. Como Schwarzenbeck controlaba a Santillana y Churruca se escoraba frecuentemente a la derecha, donde era marcado por el terrorífico Dietz, el hombre libre de los germanos era Vogts, un verdadero perro de presa, una lapa para su par, pero con talentos ofensivos a cien leguas por debajo de los de Beckenbauer.

Como Vogts sólo cogía a Quini cuando éste se desmarcaba hacia la izquierda en momentos de presión española, la delantera alemana en los primeros 45 minutos no estuvo jamás bien servida y fueron escasos, escasísimos, los momentos de peligro por los que pasó el portal de Iríbar”. (Ramón Rovira / El Mundo Deportivo)

Eso en la primera mitad, porque en la segunda Vogts, sin nadie a quien marcar ni que le marcara a él, realizó una función de volante magnífica, en un constante sube y baja, siendo uno de los elementos más determinantes para el resultado final.

Y por eso, también, Quini, que estaba marcado por Vogts, se pegaba a Beckenbauer para impedirle al capitán alemán que tuviese la libertad de movimientos de que había disfrutado en la eliminatoria Real Madrid-Bayern, siguiendo, además, casi siempre a Franz cuanto éste intentaba irse hacia adelante”. (Gerardo García / As)

El Káiser y el Brujo formaron «pareja de baile» hasta en tres ocasiones actuando con  sus respectivas selecciones, con resultado de una victoria, un empate y una derrota para cada uno.  Claro que el triunfo hispano fue en partido amistoso. El equipo de Kubala ganaba las batallas, no las guerras.

El Káiser y el Brujo formaron «pareja de baile» hasta en tres ocasiones actuando con
sus respectivas selecciones, con resultado de una victoria, un empate y una derrota para cada uno.
Claro que el triunfo hispano fue en partido amistoso. El equipo de Kubala ganaba las batallas, no las guerras.

Quini (2).- Kubala le dio un trabajo oscuro, que le obligó a multiplicarse, porque sacó balones de la defensa y siempre estuvo presente en el área. Por otra parte, cuando Beckenbauer arrancaba, Quini era quien le atajaba o le seguía. Quizá le sobrase algún regate en el borde del área, pero por alto disputó y ganó muchos balones”. (Cronos / Marca)

Cabe señalar que seguía habiendo cierta crítica que no terminaba de «ver» al goleador asturiano en el once titular. De ahí que, de vez en cuando, saltara la sorpresa:

Lo contrario sucedió con la selección, que superó el rendimiento que podía esperarse. Ha sido éxito de Kubala el planteamiento, ya que tuvo poco donde elegir. El rendimiento de Quini y de Sol fue muy superior al que cabía esperarse”. (Fielpeña / Ya)

Un día después, Gerardo García hacía un interesante análisis en el As sobre los corsés tácticos que los entrenadores solían imponer a los futbolistas, en lugar de otorgarles la necesaria libertad para desarrollar su juego. De nuevo los sportinguistas, Quini y Churruca, salían a la palestra. Aunque en esta ocasión como reconocimiento a su juego:

Empezaba la citada crónica felicitando a Kubala por el planteamiento que hizo del encuentro y a sus jugadores por lo fielmente que intentaron llevar a la práctica la táctica de Laszi; y llegaba a la conclusión de que la selección había realizado un «fútbol-total», que –justo es confesarlo– casi nadie esperábamos. Y es que estábamos acostumbrados a ver jugar a Pirri a lo Pirri sí, pero no solemos ver nunca a Camacho, a Capón, ni siquiera a Quini y Churruca jugar como lo hicieron ante los alemanes, ante los que demostraron que si se les deja libertad de movimientos o, mejor aún, si les da de antemano esa libertad y se la orientan, en función del juego de todos los demás componentes del equipo, pueden rendir todos nuestros jugadores, sin excepción, muchísimo más de lo que rinden habitualmente.

(…) De cualquier forma, la actuación del sábado de los Kubala-boys fue, en general, un sorprendente y ejemplar descubrimiento. Empezando por Sol, que volvió a brillar como en sus días de mayor esplendor, y terminando por un Churruca auténticamente desconocido. A ver si algunos técnicos nos sorprenden también de ahora en adelante con una decisión inspirada en este España-Alemania, quitándoles a sus jugadores ese corsé táctico que les ponen antes de salir a jugar cada partido”.

22-5-76          Cuartos Final Eurocopa    Alemania Federal 2            España 0                           Olympiastadion

Tampoco pudo contar con todos sus hombres Kubala en el partido de vuelta. Y en esta ocasión las bajas afectaron sobre todo a la parcela defensiva, tres de cuyos puntales: Iríbar, Benito y Migueli, no llegaron a viajar. Recuperaba eso sí a dos hombres básicos en el mediocampo del equipo nacional: Pirri y Asensi. Todo ello motivó la curiosa circunstancia de que en terreno alemán España iba a actuar con un once sensiblemente más ofensivo que en su propio campo. Probablemente, de haber podido elegir, el técnico magiar hubiera intercambiado las alineaciones, pero… El pesimismo reinaba entre los enviados especiales de la prensa. Rienzi publicó un genial artículo en As del que extraemos los siguientes párrafos:

Nuestra suerte, la suerte de Kubala (?), es que para este partido de hoy, frente a los campeones de todo, las lesiones le hayan mordido con saña la selección, porque parece como una constante histórica que el fútbol español tenga que ir siempre por esos mundos de Dios, disfrazado de mártir o de héroe, porque héroe será si esta tarde pone K.O. al alemán de un directo en su orgullosa fortaleza. Y es que la estrella que nos persigue nos obliga, como decimos, a ir en la cuesta arriba, a medirnos por norma en inferioridad de condiciones y, por tanto, a la obtención, en el mejor de los casos, de victorias pírricas que le dan al historial de nuestro equipo nacional un carácter trágico que no es de ahora, sino de siempre, desde los tiempos de Amberes. Y así las gestas del fútbol español, las que han quedado para la historia, tienen cierto olor a humo y sangre como las del Dos de Mayo, y los nombres de los Zamora, Belauste, Zarra, Pirri…, forman una corta, pero heroica relación que el español recuerda con el mismo énfasis que la de los Daoiz y Velarde. En suma, prototipos de una raza que, en el deporte o fuera de él, se lo tuvieron que ganar todo en las cuestas arriba.

¿Que perdemos? Normal. Ellos son los campeones de todo; nosotros los campeones de nada. ¿Qué empatamos? Pues el miércoles a Basilea, allí, muy cerquita de la U.E.F.A., por si se pierde algún mamporro que nos lo podamos encontrar. ¿Qué ganamos? Pues hazaña que guardaremos rápidamente en la más hermosa vitrina, la de las cuestas arriba. Bahamontes, Pérez de Tudela… No se empeñen, las cuestas abajo no las inventó un español”.

El planteamiento fue muy similar aunque los mimbres eran diferentes. Con Capón y Camacho en los laterales, Sol actuó de marcador y Pirri de libre. El centro del campo lo ocuparon Villar, Del Bosque y Asensi, formando en la delantera los mismos tres hombres que en Madrid, con idénticas funciones. Y de nuevo España volvió a sorprender a Alemania. Con un juego lento, eso sí, pero trenzado, de pases precisos, técnico, con superioridad numérica en el centro del terreno merced a la incorporación de Pirri a la línea de medios. El conjunto español iba superando las líneas rivales hasta plantarse en las inmediaciones del área con cierto peligro. El gol pudo y debió llegar en dos claras oportunidades: un precioso cabezazo de Santillana que rozó la base del palo y un remate de Quini en difícil escorzo, con Maier batido, que se estrellaría en el travesaño. Imaginar lo que podría haber pasado de habernos adelantado en el marcador no son más que conjeturas. Casi de inmediato llegó el primer tanto alemán, un auténtico golazo de volea conseguido por Hoeness al rematar un centro de Beer desde la banda derecha. El hecho de que el balón hubiera salido por la línea de banda antes del centro, como reclamaron los jugadores españoles, no hizo rectificar al colegiado francés, señor Wurtz.

El infortunio seguiría cebándose en el cuadro nacional y el debutante Cortabarría habría de reemplazar a Sol, lesionado. Y poco antes de llegar al descanso llegaría la puntilla, al obtener el gigantón Toppmöller el segundo gol alemán tras una internada de Beckenbauer, con taconazo hacia atrás, quien volvió a recibir el cuero en posición antirreglamentaria sin que el árbitro observara nada punible en la acción. Las encolerizadas protestas de los españoles sólo servirían para que Pirri viera tarjeta amarilla en medio del rugido de satisfacción del estadio. Para colmo Villar habría de quedarse en la  caseta con molestias, siendo sustituido por el españolista Ramos. Y aun así…

Marca recogió en su portada el acrobático remate de Quini al travesaño. De haber entrado…

Marca recogió en su portada el acrobático remate de Quini al travesaño. De haber entrado…

Con todo la Selección continuó dando la cara en el segundo tiempo. Alemania jugó más suelta. Y realizó varias internadas con disparos muy claros, que salieron muy desviados. Por si fuera poco, descargó un tremendo aguacero que puso el campo aún más rápido e hizo que el juego fuera más físico. Ideal para el conjunto de casa. Pero ni por esas. El tiqui-taca español… sí, un tiqui-taca de la época, con los condicionantes físicos y técnicos de entonces, persistía en el intento. Y hubo alguna que otra ocasión que, de haber entrado… Pero no lo hizo. Sólo rozando el último minuto un centro de Ramos lo remató espectacularmente Quini, en plancha, prácticamente a ras de suelo, batiendo a Maier. Fuera de juego. Ese sí estuvo claro para el árbitro. No hubiera cambiado nada.

El doble enfrentamiento contra el combinado alemán marcó el punto álgido en cuanto al fútbol desplegado por el equipo nacional durante los años setenta. No toda la prensa lo reconoció:

Churruca empezó bien, pero Dietz acabó tomándole la medida, y Quini, que volvió a ser uno de los que más se sacrificó, fue también el menos afortunado: su tiro al poste, un par de ocasiones perdidas y el gol en fuera de juego lo demuestran bien claramente. Impidió, sí, que Beckenbauer fuese el habitual líbero local, pero Vogts salió ganando.

(…) En general, pues, un partido con más pena que gloria, pero todo el conjunto de Kubala mereció mejor suerte; un equipo que pudo haber finalizado el primer tiempo con el marcador a su favor y que tuvo que jugar la segunda parte con la eliminatoria cuesta arriba por los caprichos de un árbitro, mientras que los alemanes actuaban ya a su aire y sin realizar precisamente un gran encuentro.

La suerte y las ayudas arbitrales siguen constituyendo la peana sobre la que alza sus triunfos el buen fútbol germano. ¡Así, cualquiera…!” (Gerardo García / As)

Es cierto que Camacho no ha podido con Hoeness, que Villar –que tuvo que retirarse lesionado– fue incapaz de frenar a Wimmer, pero como todo esto ha sido compensado con el acierto y la entrega de los dos gijoneses, delante; de Pirri y Cortabarría, detrás; de Capón en diversas funciones; de Santillana en su desigual lucha con Schwarzenbeck, la selección ha estado tan a la altura de su rival, que no hubiera sido injusto haber tenido que desempatar en Basilea (…).

En los cuarenta y cinco minutos finales (…) nuestra selección achuchaba, y Quini –un stajanovista del fútbol y de la ilusión– tuvo una ocasión en la que, después de hacer lo difícil, falló lo fácil (…)

Quini (3).- Además de vigilar con éxito a Beckenbauer fue quien hizo un fútbol más ofensivo. Dio con un balón en el travesaño y marcó un gol que le anularon por offside”. (Cronos / Marca)

 “Luego, como digo, en la segunda mitad, tormenta en la atmósfera y mejor juego alemán que no sirve más que para demostrar lo que temíamos: una superioridad total de los germanos sobre un equipo que Kubala se ha sacado de la manga, quizá porque no tenga más elementos, pero también porque persiste excesivamente en aquellos hombres que en otras ocasiones le han podido dar un resultado. Si Churruca se ha salvado de la mediocridad, bien que sólo en la primera parte, Quini, no lo ha hecho. Los asturianos, como se sabe, están en Segunda y la moral de haber perdido la categoría no creemos que sea un acicate para jugar en la selección española (…)

Del equipo español, como ya queda señalado, se han salvado Pirri, la primera parte de Churruca y dos o tres jugadas en la segunda y, en plan atacante, el joven Ramos. Los demás, mediocres, adocenados y con tono de perdedores”. (Jesús Ichaso / La Vanguardia)

 “(…) Pocas oportunidades, pues, para ambos equipos, y gol de Quini, cuando las manecillas del reloj estaban rozando el minuto 45, cuya anulación, caso de que el resultado hubiese sido mínimo en aquellos momentos, hubiese producido muchísimas más protestas de las que produjo pero… todo estaba ya decidido”. (Ramón Rovira / El Mundo Deportivo)

El propio Ramón Rovira finalizaría su crónica con una interesantísima reflexión, que cobra aún mayor relevancia transcurridos estos cuarenta años, teniendo aún recientes los triunfos del equipo nacional:

En los comentarios antes del «match» ya decíamos, entre otras cosas, que la gran desventaja de España frente a Alemania era la enorme, abismal casi, diferencia de poderío físico que había entre las dos formaciones. Hoy esta diferencia se ha hecho patente, no ya en la última media hora en la que ya todo estaba visto para sentencia, sino desde los primeros minutos. Los germanos acudían con una fuerza, con una agresividad, a todos los balones, que les hacían dueños de todos los rebotes, de todos los balones sueltos. Y no porque los españoles se arrugasen, no porque se desentendiesen de la lucha, sino porque el poderío físico de los alemanes hacía que los lances pareciesen un combate entre un peso pluma y un peso pesado. No se trataba de no querer, que sí quisieron todos, sino de un no poder.

La falta de reservas físicas de los jugadores españoles en los finales de temporada viene siendo ya tradicional, y la selección no podía ser una excepción. Cuando la genialidad, el poder de improvisación, no pueden decidir un encuentro, cuando los once jugadores están en plenitud de facultades, las esperanzas de la victoria se rebajan en una proporción alarmante, y más cuando son baja del equipo hombres como Benito y Migueli, piezas fundamentales del equipo tanto por su contundencia como por su rendimiento a tope durante los noventa minutos. No se le puede pedir peras al olmo. Aunque Alemania y España se han acercado bastante en lo que a técnica se refiere, la distancia es sideral en cuanto a preparación física, y en el fútbol actual se requiere correr durante todo el partido. Mientras no consigamos esto, jamás seremos una potencia de primer orden”.

Resultaba imposible prever entonces (para algunos de nosotros continúa siendo difícil de creer) que sí pudiéramos serlo. Contando con la posesión de balón y haciendo que el rival fuera el que corriese sin descanso tras el esférico. Pero eso ya es otra historia.

En total fueron seis encuentros de competición y uno amistoso. En dos de ellos fue sustituido por Satrústegui. Ocupó diversas demarcaciones, abarcando un amplio terreno. Como delantero lo hizo casi siempre en posiciones retrasadas o pegado a una banda. Dos goles anotados, otros tantos anulados y un par de remates repelidos por el larguero fueron su contribución más destacada.

“Referencias”

– Fernández Cuervo, José Manuel (1977). Compañero Quini. El difícil camino del gol. Gijón. La Industria.

Prensa

ABC. Madrid.

As. Madrid.

As color. Madrid.

Marca. Madrid

El Mundo Deportivo. Barcelona.

La Vanguardia. Barcelona.

Ya. Madrid.

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