Desde su debut internacional en 1920, nuestra Selección había disputado hasta el 19 de enero de 1936 un total de 54 partidos oficiales, 21 de ellos en casa, con un balance como anfitrión de 18 victorias, 3 empates y ninguna derrota, lo que suponía un caso único en el fútbol europeo. Esa tarde visitaba el Stadium Metropolitano la selección austriaca. El maravilloso equipo centroeuropeo semifinalista en el último Mundial, dirigido todavía por el gran gurú Hugo Meisl. No viene Sindelar, pero en la alineación visitante hay un buen puñado de excepcionales jugadores, especialmente Josef Bican, el máximo goleador europeo de todos los tiempos. El fútbol moderno, de toque, rápido y ofensivo de Austria será demasiado aventajado para lo que demostrarán los integrantes de nuestro equipo. Con una novedosa línea media y una tripleta defensiva absolutamente desacertada, el equipo español sufrirá con todo merecimiento, la primera derrota de su historia jugando como local. Bican (en tres ocasiones), Binder y Hanreiter ilustran, meridianamente, la superioridad del combinado austríaco. Gracias al gran partido jugado por nuestra delantera, que sí da la talla y en donde vuelven a destacar, sobre el resto, dos de los más grandes atacantes que han vestido nunca la zamarra nacional: Isidro Lángara y Luis Regueiro, el resultado no será absolutamente escandaloso. Con dos tantos cada uno, van respondiendo gol a gol al poderío atacante de los aaustriacos maquillando el resultado final y evitando un marcador estrepitoso, aunque no la primera derrota en casa de nuestro equipo (4-5). Esa aciaga tarde, España formaba con Guillermo Eizaguirre; Ciriaco, Quincoces (Zabalo, 20’); Pedro Regueiro, García, Ipiña; Vantolrá, Luis Regueiro, Lángara, Iraragorri y Emilín Alonso.
Julio Larrey






