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En estos tiempos de memoria histórica y reescritura orwelliana de la misma, parece adecuado echar una mirada hacia una colección sorprendente, la dedicada a la temporada 1936-37, una temporada que, al menos, en los términos conocidos hasta ese momento nunca se celebró.  Pero recordemos, si bien, escuetamente en qué manera se celebraban las competiciones por

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La colección de la temporada que no lo fue

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En estos tiempos de memoria histórica y reescritura orwelliana de la misma, parece adecuado echar una mirada hacia una colección sorprendente, la dedicada a la temporada 1936-37, una temporada que, al menos, en los términos conocidos hasta ese momento nunca se celebró. 

Pero recordemos, si bien, escuetamente en qué manera se celebraban las competiciones por aquel entonces. En líneas generales, en los años 30 solía comenzar la temporada con los partidos del campeonato regional, que se iniciaban a mediados de septiembre y se alargaban hasta finales de octubre, o principios de noviembre. A continuación se desarrollaba el campeonato de Liga, que comenzaba entre el fin de noviembre y el principio de diciembre y se alargaba, en dos vueltas, hasta marzo e incluso abril, disputándose posteriormente el torneo de Copa, entre los equipos que se habían hecho acreedores a la disputa del mismo. Estas temporadas cubrían 8 meses y fueron el crisol en el que se forjaron la mayoría de edad de nuestra liga y el desarrollo imparable del deporte rey en España.

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Como es bien sabido, el 18 de julio se inició la Guerra Civil con el consabido trastorno e impacto en todos los sectores de la vida del país, entre ellos, como no, el fútbol. La temporada 1936-37 no tuvo la oportunidad de arrancar, al menos no en el modo habitual hasta ese momento. La ruptura, casi inmediata, del territorio español en dos zonas: nacional y republicana, hizo inviable el mantenimiento de las competiciones nacionales como Liga y Copa, produciéndose, en cambio, un aumento de las competiciones regionales, con ejemplos abundantes como la Liga del Mediterráneo o el Campeonato Gallego.

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El Monopolio de Cerillas y Fósforos, dependiente de la Hacienda Pública del gobierno de la República, editó una colección incluida en sus cajetillas de 30 cerillas, que costaban 5 céntimos, en la que en la parte superior de la caja aparecía un dibujo realista, probablemente basado en una fotografía, de un futbolista. Lo primero que sorprende es el gran número de jugadores que componen la colección: 384. Las cerillas debieron distribuirse a pesar de que la temporada 1936-37 no se celebrara con la normalidad deseada. Los cromos, obtenidos al recortar la parte superior de la cajita de cerillas, llevan la leyenda «Temporada 1.936-1.937» en la parte superior y en la parte inferior aparece el número del cromo junto al nombre del jugador. Una vez recortados, los cromos tienen unas dimensiones aproximadas de 3 cms. x 4’5 cms.; además las cajitas incluían vales sorpresa canjeables por décimos de lotería de tres pesetas. Un detalle a resaltar es que los jugadores aparecen con su nombre y apellido, pero no se hace referencia al equipo al que pertenecen, lo cual complica la asignación de un equipo a los jugadores representados.

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La difusión de estas cerillas debió ser muy amplia, pues hasta nuestros días han llegado algunas colecciones completas y aún es posible encontrar cajitas intactas, incluyendo hasta las cerillas. Vista esta colección con los ojos de la actualidad resulta un valioso documento en el que aparecen jugadores que tuvieron que huir al exilio y nunca más jugaron en España, junto a leyendas que escribirían más adelante sus nombres con letras de oro en el fútbol español de la década de los años 40, así como el mundial de Brasil en 1950.

Publicado en: General