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RESUMEN:

Por el Barça han pasado centenares, tal vez miles, de futbolistas, y decenas de cracks. Los ha habido indiscutibles, y, por el contrario, otros muy discutidos, pero entre estos últimos llama la atención un singular delantero que se alineó de azul y grana a caballo entre las décadas de 1960 y 70, provocando un auténtico

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Martí Filosía: un futbolista polémico

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Por el Barça han pasado centenares, tal vez miles, de futbolistas, y decenas de cracks. Los ha habido indiscutibles, y, por el contrario, otros muy discutidos, pero entre estos últimos llama la atención un singular delantero que se alineó de azul y grana a caballo entre las décadas de 1960 y 70, provocando un auténtico cisma en las gradas  del Camp Nou debido a sus muy peculiares características. Se llamaba – se llama, afortunadamente – Narcís Martí Filosía -, y allá por los años 1969, 70 o 71, y en cuanto era anunciada su alineación por los altavoces del Estadio, su sola presencia en el campo encendía las más vivas discusiones entre los socios y seguidores culés, convirtiéndose en una especie de  fenómeno ciudadano que hacía correr ríos de tinta.

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Narcís Martí Filosía había nacido en Palafrugell, localidad gerundense perteneciente a la comarca del Bajo Ampurdán ( Baix Empordá ) el 15 de Septiembre de 1945, pocos días después del final oficial de la Segunda Guerra Mundial. Hijo de Julio Martí,  dueño de una pequeña tienda de antigüedades, y de Pilar Filosía, comenzó a pegarle al balón como tantos otros chicos, en el patio del colegio, con los compañeros de clase, y como no lo hacía  del todo mal, acabó jugando en el juvenil del Palafrugell, e incluso llegó a disputar algún que otro partido en el equipo de Primera Regional de su pueblo natal. Su corpulencia y aventajada estatura – 1,86, en una época en la que la mayoría de los jugadores españoles, guardametas incluidos, superaban escasamente el metro setenta – y su indudable calidad como futbolista llamaron la atención de los técnicos barcelonistas, que al finalizar la edad juvenil, una vez concluida la temporada 1963-64 y tras proclamarse Campeón de España de dicha categoría con la Selección regional de Cataluña, lo enrolaron en el filial azulgrana, el CD.Condal, que a la sazón militaba en la Tercera División. En las filas condalistas, y jugando por el centro del ataque en compañía del malogrado Enric Felíu ( hermano de Nuria, la conocida cantante catalana ), ambos se hincharon a marcar goles y contribuyeron en gran medida al ascenso del Condal a la División de Plata del fútbol español. Martí Filosía no era un ariete clásico, a pesar de que su talla le permitía ser un gran rematador de cabeza, sino que tenía un concepto del juego que se adelantaba a su tiempo, pues además de poseer un potente disparo con ambas piernas, basculaba por una amplia parcela del campo – en realidad su auténtico puesto era el de interior en punta – , jugaba al primer toque y asistía a sus compañeros de buenos balones. Internacional español en las categorías inferiores, a los veinte años ya evidenciaba todas las cualidades que, para bien y para mal, dividirían más tarde a la parroquia culé: era muy técnico y cerebral, pero se le achacaban igualmente lentitud y frialdad.

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DEL CONDAL AL BARÇA

Jugando ahora en el Grupo Norte de la Segunda División, despachó una muy notable campaña 1965-66 ( 28 partidos y 16 goles ), al lado de compañeros con los que pronto se reencontraría en el primer equipo del Barça: Mora, Rodés, Borrás, Más, y, sobre todo, Carles Rexach y Lluís Pujol. Estos dos últimos ya habían debutado en las filas barcelonistas durante el torneo de Copa de 1965, y el resto – a excepción del muy prometedor guardameta Pere Valentí Mora – no tardarían en hacerlo.

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Era entonces entrenador del Barça el argentino y ex-madridista Roque Olsen, un técnico duro, escasamente popular entre la prensa  y amante de la disciplina rígida, quien  le va a proporcionar al delantero gerundense la oportunidad de hacer su presentación con el titular blaugrana el 16 de octubre de 1966, nada menos que en un partido de la máxima rivalidad disputado en el campo de la Carretera de Sarriá, contra el RCD. Español, que aquella temporada 1966-67, a las órdenes del húngaro Janos Kalmar, iba a alcanzar su mejor posición en la Liga – un tercer puesto – gracias a una delantera mítica en la que se juntaban Amas, Marcial, Re, Rodilla y José María, los conocidos como «los Cinco Delfines». Martí Filosía saltó al terreno de juego con el dorsal número 10 a la espalda, y con los siguientes compañeros: Sadurní, Foncho, Olivella, Eladio, Torres, Gallego, Zaballa, Muller, Zaldúa y Pujol. Se impusieron los periquitos por 2 goles a 0, marcados ambos en la primera parte, el primero por Rodilla a los 9 minutos de juego, y el segundo por el ex.barcelonista Re a los 42.

Aquella temporada, que para los colores blaugrana no fue excesivamente feliz ( obviando el hecho de que en sus albores conquistaron la Copa de Ferias ante el Real Zaragoza, en una final aplazada del curso anterior a causa de la celebración del Campeonato Mundial de Fútbol en Inglaterra ), tan sólo se alinearía en partido oficial en otra ocasión, unos pocos días después y precisamente en un encuentro del torneo ferial, frente al Dundee United escocés en el Camp Nou, y en el que los británicos vencerían por 0 a 2, decantando la eliminatoria definitivamente en su campo una semana después. Actuó, eso sí,  en numerosos amistosos, al igual que lo haría el curso siguiente, 1967-68. La titularidad en el eje de la delantera de jugadores como Zaldúa y el recién fichado del Atlético de Madrid Jorge Mendonça, así como la presencia del también canterano Lluís Vidal, le cerraron el paso a cal y canto, y de ese modo – después de especularse con una cesión a Osasuna, entonces en  Segunda, como compensación por el fichaje de Zabalza  – tuvo que pasar por la relativa humillación de regresar al Condal, en Tercera División, donde jugaría los últimos partidos del campeonato regular, reforzando al filial barcelonista en sus aspiraciones de ascenso, junto a otro «degradado» de la primera plantilla, el andaluz Jiménez ( que poco más tarde iniciaría una dilatada y  brillante trayectoria en las filas del Celta de Vigo ). El Condal se clasificó como campeón del grupo catalán de Tercera, y se jugaría el ascenso frente al CD. Orense, que aquella temporada había sido la gran sensación del fútbol español, al concluir  victorioso en todos y cada uno de los 30 partidos que había disputado. Pero para cuando midieron sus armas catalanes y gallegos  – ninguno de los cuales, al final, lograría alcanzar la ansiada División de Plata -, Martí Filosía había vuelto a ser llamado al primer equipo.

Va a jugar la primera eliminatoria de la entonces denominada «Copa de S.E. El Generalísimo», ante el Sporting de Gijón ( entonces oficialmente «Real Gijón» ). Artigas contará con él para el partido de ida, disputado en el Camp Nou, donde el Barça dejará ya resuelta la eliminatoria al vencer por 5 a 0, marcando el gerundense uno de los tantos. Se alineará también en la vuelta, en El Molinón, aunque los asturianos vencerán sorprendentemente por 2-0, en un mal partido de los azulgranas. Y ahí se va a acabar su periplo oficial en lo concerniente a la campaña 67-68, pero habiendo  colaborado a que el Barça se proclamase Campeón de Copa en la famosa «Final de las botellas», tras derrotar en el Santiago Bernabéu al Real Madrid por 1  a 0, gol anotado en propia puerta por el defensa blanco Zunzunegui, en un partido marcado por el masivo lanzamiento de envases de vidrio al terreno de juego por parte de numerosos aficionados madridistas, descontentos con el arbitraje del colegiado balear, señor Rigo.

El curso 68-69, por lo tanto, no se presentaba con muy buenos augurios. Martí apenas si participa en los encuentros importantes de pretemporada, pero sorprendentemente va a ser alineado con el nueve a la espalda en el estreno liguero, en el propio Camp Nou y contra la Real Sociedad. El habitual titular en el eje del ataque, Mandonça, no va a poder estar presente por motivos de índole personal, y Artigas colocará en su lugar al de Palafrugell, que había despachado un buen encuentro con los suplentes barcelonistas en el Trofeo Concepción Arenal, en El Ferrol, derrotando al Real Zaragoza por 2 a 0. Pero el Barça va a estrellarse contra la muralla txuriurdin, y al final del choque campeará en el marcador un decepcionante 0 a 0, con una nota bastante negativa para todos los delanteros azulgranas.

La consecuencia directa es que Martí Filosía no volverá a asomarse por el once titular, limitándose a tomar parte en encuentros amistosos a través de la geografía catalana, los clásicos partidos de festa major. Ni siquiera la baja de Mendonça, justo al iniciarse el segundo tercio del campeonato – a causa de problemas físicos y tal vez de consideraciones de otra naturaleza – variará esta situación de ostracismo. Puesto en dicha tesitura, Martí Filosía hará unas declaraciones a la prensa quejándose amargamente de su situación, y el club le va a llamar de inmediato al orden. Transcurren los meses, y el de Palafrugell continúa fuera del equipo, un equipo que transita por la Liga con más pena que gloria, sin poder seguir la estela de un intratable Real Madrid ( que hasta la penúltima jornada no perderá su primer encuentro, en Altabix, frente al Elche), e incapaz incluso de asegurarse la segunda posición, que será finalmente para la magnífica Unión Deportiva Las Palmas de los Tonono, Castellano, Guedes, Germán, Martín Marrero y compañía.

UNA EFÍMERA TITULARIDAD

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Sin embargo las cosas van a empezar a cambiar para Martí Filosía, y en un sentido positivo, a partir de marzo de 1969. Tras un triste empate en el Camp Nou ante el Elche, exhibiendo un deplorable nivel de juego, Salvador Artigas se llevará a toda la plantilla concentrada a S´Agaró, en la Costa Brava, para relajarse y oxigenarse durante unos días con vistas al tramo final de la temporada, de la que aun restaba por disputarse el torneo de Copa y las semifinales de la Recopa ( para las que el Barça se había clasificado a duras penas, tras tocar fondo en una pésima eliminatoria ante el modestísimo conjunto noruego del Lyn de Oslo, en la que estuvo a punto de ser apeado a pesar de jugar ambos encuentros por razones climatológicas en la Ciudad Condal). La medida pareció surtir efecto, y el Barça venció al domingo siguiente por 0 a 3 al Málaga en La Rosaleda, con Martí actuando como ariete.

Y como quiera que el gerundense había mostrado una buena  cara en la Costa del Sol, Artigas va a seguir confiando en él, alineándole en una serie de partidos consecutivos. En el primero de ellos, contra el Real Madrid en el coliseo blaugrana, a punto está el Barça de lograr la proeza de ser el primero en quebrar la imbatibilidad del líder Real Madrid  – gracias a un precioso gol de chilena conseguido por Zaldúa – , pero un absurdo penalti cometido por Gallego a escasos minutos de la finalización del choque, al blocar – literalmente – un balón con ambas manos dentro del área, dio oportunidad a los blancos de empatar el choque y seguir con su racha triunfal.

Y hablando de triunfos…Dos semanas más tarde, nuevamente en el Camp Nou y con el Deportivo de La Coruña como adversario, Martí Filosía va a cuajar por fin una gran actuación, marcando dos goles y colaborando activamente en un tercero (la pelota rebotó en un defensor gallego, y entró en la portería visitante ). El influyente semanario deportivo «RB» ( Revista Barcelonista ) le va a dedicar íntegramente su portada, bajo el título «Martí Filosía, un ariete que despierta ilusiones» . Ese buen momento de juego se prolongará en la competición europea, donde el Barça va a eliminar brillantemente al Colonia alemán ( donde militaba el fenomenal centrocampista Overath ), empatando a 2 en la ciudad renana, y venciendo por 4 a 1 en Barcelona, en inspiradísima noche de Fusté, autor de un hat-trick, después de que el propio Martí abriese el marcador con un soberbio y espectacular cabezazo batiendo al meta germano.

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El otoño anterior el Barça se había hecho con los servicios de Miguel Ángel Bustillo, prometedor delantero centro del Real Zaragoza que ya había debutado con éxito en la Selección Española, y va a ser este quien ocupe dicha demarcación en el torneo copero, en detrimento de Martí Filosía, aunque en la final de la Recopa – que el Barça iba a disputar en la localidad suiza de Basilea, frente al semidesconocido Slovan de Bratislava, entonces perteneciente a Checoeslovaquia – no podía alinearse el aragonés, por haber jugado ya con el cuadro año competición europea aquella misma temporada, de modo que dicho encuentro podía significar para el espigado delantero de Palafrugell el auténtico espaldarazo a su carrera futbolística. Pero…

Unos días antes de salir para Suiza, el Barca va a celebrar un amistoso internacional en su estadio contra el Stoke City inglés, en cuyas filas militaba el legendario guardameta británico Gordon Banks, «el Chino». Se trataba de un partido con entrada gratuita para los socios culés, y muy mal situado en el calendario. Y en un lance del juego – que para más inri terminaron ganando los británicos por 2 a 3 – Martí Filosía  cae en mala postura y se lastima en una muñeca. Con ostensibles gestos de dolor tendrá que retirarse del césped y ser atendido en la enfermería, aplicándosele un vendaje en la zona lesionada. El diagnóstico, lógicamente, le va a impedir disputar la final, que contra todo pronóstico terminarán perdiendo los azulgranas por 2 a 3, en un encuentro caracterizado por una sucesión de errores de los pupilos de Artigas, tanto en defensa como en ataque. Con todo, el balance de Martí  en esta temporada no va a ser del todo negativo, pues había llegado a intervenir en 10 partidos oficiales, marcando 3 goles.

La llegada de Bustillo, sin lugar a dudas, venía a complicarle las cosas, pues se trataba de un fichaje caro ( 8 millones de pesetas de la época y el traspaso de dos futbolistas, Borrás y Oliveros ), con vitola de internacional,  y en un principio, parecía tener el puesto asegurado. El aragonés, en efecto, va a jugar casi toda la pretemporada, y saltará al campo en el primer partido de la liga 69-70, nada menos que en el Santiago Bernabéu frente al Real Madrid. A los 5 minutos de juego ya ganaba el Barça por 0 a 2, con dos oportunísimos goles del mañico. Luego el Real Madrid igualaría el resultado, y hasta llegaría a ponerse por delante ( el marcador final fue un espectacular empate a tres ), pero en la segunda parte Bustillo sufriría una durísima entrada  del central madridista De Felipe y caería lesionado de suma gravedad, con rotura de ligamentos en su rodilla izquierda, de modo que, recién comenzada, podía decirse que la temporada había acabado ya para él.

Esta eventualidad va a abrirle una puerta a la esperanza a Martí Filosía, con quien Artigas contará para los próximos compromisos: frente al débil Odense danés en Copa de Ferias ( 4-0 en el Camp Nou, con dos dianas de nuestro hombre ) y el Deportivo de La Coruña en Liga, partido que los azulgranas vencieron por la mínima, con un gol de Gallego, pero en el que la actuación de Martí fue muy discutida por parte del público, iniciándose así un desencuentro que se prolongaría durante años, siendo la comidilla del barcelonismo.

La primera vuelta del Barça va a ser calamitosa. Privado de su estilete en ataque ( Bustillo ), y a pesar del refuerzo de Marcial, tal vez el futbolista más talentoso de su generación, recién fichado del Español, la mala situación deportiva va a costarle el puesto no sólo al entrenador azulgrana, Salvador Artigas, sino también al mismísimo Consejo Directivo, con el presidente Narcís de Carreras a la cabeza. Convocadas elecciones, el empresario textil Agustí Montal i Costa, hijo del mandatario de la época de las Bodas de Oro y las «Cinco Copas», Agustí Montal i Galobart, va a imponerse por un escaso margen – votaban solamente un reducidísimo número de socios compromisarios – al financiero y hombre de negocios Pere Baret. La primera decisión del flamante  presidente va a ser contratar a un nuevo entrenador, para sustituir al interino Josep Seguer.

LA LLEGADA DE MR. BUCKINGHAM

La elección recayó en el inglés Vic Buckingham, y este hecho va a dar un giro de 180 grados a la situación deportiva de Martí Filosía, ya que el técnico entrante va a confiar ciegamente en el futbolista de Palafrugell, que se convertirá en un fijo de sus alineaciones. El Barça reacciona tímidamente a lo largo de la segunda vuelta – en la que únicamente pierde dos partidos – y remonta puestos, hasta terminar clasificándose en cuarta posición. Martí Filosía actuará en un total de 11 partidos, anotando 4 goles, y en el subsiguiente torneo copero saltará al campo en 5 ocasiones, con el balance de un gol marcado al eterno rival barcelonés, el RCD. Español.

Pero su presencia en el equipo titular del Barça no sólo no va a estar exenta de polémica, sino que va a ocasionar un auténtico cisma entre  quienes acudían habitualmente al Camp Nou, Sus detractores le van a reprochar a Sisu – como era conocido cariñosamente, se supone que entre sus partidarios – su frialdad, sus andares cansinos, su escaso espíritu de lucha, en contraposición a las maneras que, por poner un ejemplo,  exhibía otro delantero, el navarro Zaldúa, todo entrega y pundonor aunque técnicamente no fuera un dechado de virtudes. Pero ellos celebraban esa combatividad, ese sudar la camiseta, tanto como deploraban que Martí Filosía no corriese detrás de balones imposibles de alcanzar, ni se mesase los cabellos cuando fallaba un pase o un remate. Un Martí que, aparte de su estupenda planta de futbolista, lucía una abundante cabellera de ensortijados rizos. y podía haber pasado perfectamente por un cantante Pop de moda o una estrella de cine. De hecho en la  «Revista Barcelonista», semanario que defendía firmemente su forma de jugar y su alineación, acabarían sacándole cierto parecido con un actor italoamericano llamado Tony Musante, protagonista de una película de 1970 titulada «Anónimo veneciano» y bastante popular en su momento, cuyas escenas eróticas – algo subidillas de tono para los mojigatos estándares de la época .- fueron muy comentadas.

Era evidente, no obstante,  que Martí Filosía contaba con la plena confianza del mister inglés, que le va a alinear en casi todos los partidos, incluidas las eliminatorias de Copa frente al Español ( al que marcó un gol en el Camp Nou ) y el Celta de Vigo. Y cuando el sorteo deparó un atractivo Real Madrid – Barça en cuartos, el técnico británico le incluye también en el once de salida en el Bernabéu, junto a un recuperado Bustillo, pero el pésimo rendimiento del equipo en el coliseo blanco ( cae derrotado por 2 a cero, siendo el guardameta Reina, que evitó la goleada, el jugador más destacado ), hace que se caiga de la formación para el encuentro de vuelta, el histórico partido en el que el árbitro guipuzcoana José Emilio Guruceta Muro encendió el Camp Nou con una de las decisiones más polémicas de toda la historia del fútbol español. señalar como penalti una falta cometida por Quimet Rifé sobre el madridista Velázquez, producida fuera del área. El partido tuvo que suspenderse finalmente, debido al lanzamiento masivo de almohadillas y a la invasión del terreno de juego por parte de miles de indignados seguidores barceloneses, y va a traer mucha cola. El balance de la campaña recién finalizada mostrará también una franca mejoría en los números de Martí: 20 partidos disputados, y 7 tantos en su haber.

Terminada abruptamente  la temporada para el  Barça – el partido acabó con empato a uno, minutos antes de concluir el tiempo reglamentario -, el club va a realizar de cara al curso siguiente  un par de costosos fichajes que podían afectar directamente al status de Martí Filosía. Se trataba del delantero centro del Rayo Vallecano, Teófilo Dueñas, y del interior izquierda del Elche Juan Manuel Asensi. Dueñas procedía de la Segunda División, y a sus 24 años era aun una promesa, mientras que Asensi, que contaba con tan sólo 20, ya era una esplendorosa realidad, pues había debutado incluso con la Selección Española. Sin embargo el de Palafrugell va a tener la «suerte» de que ambos jugadores se lesionen de consideración y no puedan comenzar la competición, mientras que él va a seguir gozando de la plena confianza de Mister Buckingham. De modo que inicia la Liga como titular, desde su arranque en San Mamés, con un buen resultado, empate a uno en la Catedral. Al técnico inglés le agrada sobremanera su concepto del fútbol, aunque una buena parte de los aficionados barcelonesas le detestan, y pitan su nombre nada más que es anunciado por la megafonía del Estadio.

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La 70-71, empero, va a ser  su gran temporada, a pesar de que  la polémica no le abandonaría en ningún momento, pues ese público que no le traga sigue en sus trece, como antes ocurrió con el mismísimo Luís Suárez, diez años atrás, y poco antes con Charly Rexach y por razones similares, pues el gerundense y el Noi de Pedralbes tenían no pocos puntos en común como futbolistas: ambos eran eminentemente técnicos, muy cerebrales y más bien fríos, poco amigos de involucrarse en escaramuzas, sobre todo cuando veían que no podían sacar rédito de ellas. Martí va a alinearse en  casi todos los partidos, marcará algunos goles de bella factura, y también fallará un  par de penaltis. En  Altabix, frente al Elche, su error no influirá en el resultado final – pues el Barça va a imponerse por 0 a 1 sobre una auténtica laguna -, pero volverá a marrar otro máximo castigo de nuevo ante el Valencia, desperdiciando una jugada que podría haber cambiado el signo de la Liga. Los ches vencían por 0 a 1 cuando el árbitro sancionó con la pena máxima una entrada de Aníbal Pérez al azulgrana Juan Carlos. La va a lanzar el de Palafrugell, no demasiado fuerte ni colocada, y Abelardo, el guardameta valencianista, rechazará el esférico. Se esfumaba así la posibilidad de empatar el partido, que los de Di Stefano decantarían aun más a su favor con un segundo tanto, ya en las postrimerías del encuentro. La decisión de que fuera Martí el lanzador del penalti no fue muy feliz, y si pretendía insuflarle confianza en aquellas circunstancias, consiguió el efecto contrario, por más que el carácter del espigado delantero tampoco fuese tan proclive a la desmoralización como el de otros compañeros suyos. Al final de la liga catalanes y valencianos llegarían empatados a 43 puntos, pero los levantinos conquistaron el título por mejor goal average particular, ya que en Mestalla el Barça únicamente logró un empate a uno, meritorio pero insuficiente. Curiosamente, en el verano de 1969 el Barça había ganado el trofeo «Mohamed V» en Casablanca ( Marruecos ), al imponerse en la tanda de penaltis al Bayern de Munich gracias a cuatro lanzamientos consecutivos de Sisu, batiendo al mítico Sepp Maier

Martí Filosía comenzó también el torneo copero como titular, marcando un gol en la triste eliminatoria frente al posteriormente potente Villarreal (1 a 0 en «El Madrigal», un campo entonces muy diferente del actual, y 2 a 0 en el Camp Nou). En el partido de ida de la siguiente ronda, en San Mamés y ante el Athletic de Bilbao, se lesionó, y ahí ya terminó la temporada para él, aunque no para el Barça, que finalmente se coronaría Campeón de Copa tras derrotar al Valencia por 4 a 3 en una vibrante final, llena de incidencias y alternativas. En el plano estrictamente personal, Sisu había despachado sin duda su mejor campaña como azulgrana hasta la fecha: 35 partidos oficiales, siempre como titular, y 8 goles. Pero a la par iba a producirse también un acontecimiento que tendría gran influencia sobre el futuro del delantero de Palafrugell, la marcha de su máximo valedor, Mr. Buckingham. El técnico inglés presentó su renuncia, oficialmente por estar aquejado de serias molestias dorsales, y Agustí Montal va a fichar para sustituirle al entrenador de moda en el continente, el holandés Marinus Michels, que acababa de llevar al Ajax de Amsterdam a su primera Copa de Europa. Un Ajax donde brillaba con luz propia un joven flaco y escurridizo llamado Johan Cruyff.

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A LAS ÓRDENES DE MICHELS

Michels llegó a Can Barça precedido de la fama de ser un técnico duro e inflexible, muy amante de la disciplina, y posiblemente con la consigna de meter en cintura a una plantilla que a sus ojos no mostraba el nivel de profesionalidad exigible. El caso es que de buenas a primeras va a prescindir del concurso de Martí Filosía, pues sus características no encajaban dentro del perfil de futbolista que buscaba el holandés, a quien, por ejemplo, le iban mucho más los jugadores batalladores y aguerridos del tipo de Josep María Pérez, un modesto extremo izquierda catalán procedente del Mallorca, de Segunda División, al que Michels dio de inmediato un puesto fijo en el once titular, y al que llegó a calificar de «fuerza de la naturaleza».

La campaña 71-72, pues, resultó nefasta para Martí Filosía, así como también para el Barça, que empezó muy mal la Liga, siendo también eliminado tempranamente de la Recopa por el entonces desconocido Steaua de Bucarest, un club rumano  que volvería a cruzarse en su camino quince años más tarde. Luego los azulgranas se mantendrían imbatidos durante muchas jornadas, protagonizando una espectacular remontada que les llevaría hasta las puertas del título liguero, aunque una sorprendente derrota en la penúltima jornada frente a un Córdoba ya descendido les dejó finalmente con un palmo de narices. Sisu, no obstante, participaría muy poco, al no ser santo de la devoción de un Rinus Michels al que sus drásticos métodos le habían valido el sobrenombre de «Mister Marmol». De modo que, cansado de no jugar, Marti Filosía tomó la decisión de dar un paso adelante, y le entregó personalmente al presidente  Montal una carta solicitando que se le concediese la baja, y de esa manera poder firmar por otro club, pero su requerimiento no fue atendido. Tan sólo había sido alineado en 11encuentros, y la mayoría de ellos saliendo desde el banquillo.

La marcha de Dueñas y Bustillo en el verano del 72 – a pesar de la llegada del ariete granadinista Barrios – le va a abrir de nuevo un portillo a la esperanza. Porque, sorprendentemente, el mismo Michels que le había marginado en su primer año como técnico barcelonista, le iba a otorgar ahora su confianza en numerosas oportunidades, haciéndole ocupar la posición de interior derecho, al lado del canario Barrios como delantero centro, un fichaje que fue desinflándose paulatinamente. Y por tercer año consecutivo el Barça va a acariciar con la punta de los dedos el tan ansiado título de Liga, que al final volvería a escapársele una vez más, en esta ocasión rumbo a las vitrinas del Atlético de Madrid. Tampoco la competición europea de turno – la Copa de la UEFA, en la que el Barça tomaba parte por vez primera – le fue favorable, al igual que la Copa, donde la afición tuvo que pasar por el bochornoso trance de ver caer eliminado a su equipo a pies de un Sevilla que militaba entonces en Segunda División. Martí, en lo personal, no podía quejarse, pues había disputado un total de 30 partidos -casi todos como titular-, con un balance de  6 goles marcados .

De cara a la temporada 1973-74 se va a introducir  una gran novedad en nuestro campeonato: por primera vez en once años, la Federación Española de Fútbol permitiría la inscripción de dos jugadores extranjeros por equipo, levantando así una veda que ya se prolongaba desde 1962, tras el fracaso – relativo, pues España resultó eliminada por quienes a la postre serían los dos finalistas, Brasil y Checoeslovaquia – de Chile. Pero, por desgracia para Martí Filosía,  los dos futbolistas elegidos por el Barça actuaban en su misma zona,  y eran ambos cracks de categoría mundial, el peruano Hugo «Cholo» Sotil y el holandés Johan Cruyff, sobre todo el segundo de ellos. Esto significó el principio del fin del de Palafrugell como jugador azulgrana, pues ya apenas va a volver a asomarse al once titular ( 8 partidos en dos años ). Su última aparición como azulgrana en un encuentro oficial tendrá lugar el 6 de abril de 1975, en Balaidos, con victoria del Celta por 1-0. Así formó el Barça en la despedida del controvertido Sisu: Sadurní; Rifé, Gallego, Migueli, Albaladejo; Costas, Juan Carlos, Martí Filosía; Heredia, Clares y Pérez. Su contrato ya no será renovado. y el club dará la baja.

DEL SANT ANDREU  A LA TIENDA DE ANTIGUEDADES

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Una vez fuera del Barça, a cuya disciplina había pertenecido durante más de una década ( no hubo, sin embargo, partido de homenaje, a diferencia de lo ocurrido con jugadores que habían permanecido en el club blaugrana durante similar período de tiempo ), Martí Filosía no va a abandonar la práctica activa del fútbol. Se enrolará en el Sant Andreu, equipo representativo de la barriada barcelonesa del mismo nombre, que militaba entonces en Segunda División. Allí va a actuar durante las temporadas 1975-76 y 1976-77, con un balance de 66 partidos de Liga y 13 goles, y será al finalizar esta última campaña, coincidiendo con el descenso de categoría del conjunto, cuatribarrado, cuando decida retirarse, aun sin haber cumplido los 32 años de edad. A partir de dicho momento se desvinculará por completo del mundo del fútbol, y volverá a su localidad natal, Palafrugell, a trabajar en el negocio de antigüedades familiar y a disfrutar de los suyos y de la vida, tras bastantes años de presión e incesantes viajes. A juzgar por sus escasas declaraciones, Martí Filosía va a disfrutar realmente trabajando con las manos, restaurando muebles y los más diversos objetos, hasta el momento de jubilarse también de dicha actividad. Ha recibido algunos discretos homenajes, en recuerdo a su dilatada trayectoria azulgrana, y ahí sigue, como uno de los futbolistas más atípicos que hayan vestido jamás de azul y grana, con su aventajada estatura y su tupida cabellera, ahora ya encanecida por el paso del tiempo, el hombre que un día, sin proponérselo en absoluto, dividió a la afición del majestuoso Camp Nou.

Publicado en: Jugadores