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RESUMEN:

Al hablar sobre Eduardo Chillida Juantegui nos viene a la cabeza, por lo general, su faceta artística, de escultor, y es que Chillida es uno de los artistas más relevantes del siglo XX español. Ahora bien, este artículo pretende reconstruir otra faceta de su persona, la futbolística, probablemente menos conocida por el gran público. Su

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Chillida, el guardameta del arte

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Al hablar sobre Eduardo Chillida Juantegui nos viene a la cabeza, por lo general, su faceta artística, de escultor, y es que Chillida es uno de los artistas más relevantes del siglo XX español. Ahora bien, este artículo pretende reconstruir otra faceta de su persona, la futbolística, probablemente menos conocida por el gran público. Su vinculación al mundo activo del fútbol fue breve, catorce fueron los partidos que jugó como guardameta titular de la Real Sociedad en la temporada 1942-43 (11 de liga y 3 de promoción), cuando el equipo militaba en Segunda División, y algún que otro partido amistoso. Desgraciadamente en un partido de promoción contra el Valladolid Chillida se lesionó la rodilla, tras su «recuperación», en el encuentro de reaparición contra el Real Madrid la rodilla se resintió y ese fue su último partido.

Cromo de Chillida, portero de la Real Sociedad.

Cromo de Chillida, portero de la Real Sociedad.

Aunque en algunas ocasiones se ha afirmado que jugó en Primera División, pues esa temporada el equipo donostiarra consiguió el ascenso a la categoría de oro, nunca jugó un partido de competición en Primera. Sí es cierto que al iniciarse la liga en algunos periódicos hubo cierta incertidumbre respecto a su posible vuelta «Si la Real dispone des del primer momento de ese fuerte trío defensivo que pueden formar Chillida, Mancisidor y Tellería, contará el equipo guipuzcoano con una base muy sólida atrás, capaz de frenar a los mejores ataques» (en El Mundo Deportivo, núm. 6218, 19/09/1943) pero la realidad fue que no pudo regresar a los campos de fútbol. Es más, según las declaraciones de su hijo Ignacio, cuando su padre tuvo que abandonar el fútbol por la lesión de rodilla «…se sintió muy triste. Nunca volvió después a un campo de fútbol, aunque continuó siendo seguidor de la Real Sociedad…» (en ABC, núm. 35370, 30/10/2012).

Nuestro protagonista nació en San Sebastián el 10 de enero de 1924. A los 18 años, el 27 de septiembre de 1942 debutó como titular en el primer equipo de la Real Sociedad de San Sebastián, temporada en que el equipo jugaba en Segunda División. En aquel año y hasta 1945 su padre, Pedro Chillida, fue el presidente del equipo donostiarra. El debut se produjo en la primera jornada de liga contra el Osasuna, y aunque el equipo se defendió con enorme entusiasmo perdió en Vitoria por 3 a 2. Este partido también supuso el debut para otros jugadores como Tellería y Santi. Sus demás compañeros del equipo fueron, además de los mencionados; Izaga, Patri, Urbieta, Pérez, Bidegain, Unamuno, Ontoria y Pedrín.

Instantánea tomada en 1943 en el viejo estadio de Atocha.  En el centro de la imagen podemos ver al guardameta Eduardo Chillida

Instantánea tomada en 1943 en el viejo estadio de Atocha. En el centro de la imagen podemos ver al guardameta Eduardo Chillida

La segunda jornada fue en Atocha contra el conjunto balear de Inca, el Constancia, donde la Real solo ganó por la mínima en un partido en el que siempre fueron favoritos los donostiarras, pero la ineficacia del ataque y la gran actuación del guardameta balear hizo que solo ganaran por uno a cero.

Su tercer partido, contra el Sabadell, fue calificado por algunos medios de victoria fácil y rotunda, pues la Real se impuso por 8 a 2 en casa. El cuarto, en campo ajeno, enfrentó al equipo al Ferroviaria al cual marcó ocho tantos convirtiendo al conjunto donostiarra en el más goleador de la liga de Segunda.

La quinta jornada, en Atocha, contra el Gerona (1-0) supuso situar a la Real como líder de la clasificación con una ventaja de dos puntos.

La sexta, con una victoria contra el Alavés (0-2), afianzó ese primer lugar en la tabla, en la séptima batió ampliamente por su rapidez al Terrassa (7-1), en la octava ganó por 2-1 al Osasuna y en la novena empató contra el Constancia.

En la décima, undécima y duodécima jornada Chillida no fue alineado. En la decimotercera, la victoria contra el Alavés por 5 a 1 les proclamó definitivamente vencedores del segundo grupo y les propuso como uno de los más serios aspirantes al ascenso automático.

En la última jornada de liga, los donostiarras se impusieron al Terrassa por 2 a 4 pese a no alinear a todos sus titulares y logró la mayor ventaja al subcampeón de todos los grupos de Segunda.

Fueron numerosos los periódicos que sistemáticamente manifestaron a lo largo de la liga el acierto de la defensa donostiarra, y especialmente la de su portero que defendía con mucho juicio su meta. En los catorce partidos que jugó le encajaron quince goles.

En cuanto a los partidos de promoción en que jugó Chillida, estos enfrentaron al conjunto de la Real contra el Ceuta, Gijón y Valladolid. El encuentro contra el Celta fue uno de los más esperados ya que se enfrentaban los dos campeones de grupos que habían logrado sacar mayor margen de puntos a los subcampeones. Aunque la Real perdió, la prensa nunca dejó de nombrarles, junto al Sabadell, como los favoritos para el ascenso, y así fue.

Ahora bien, el partido trascendental para nuestro protagonista fue el enfrentamiento contra el Valladolid el 14 de febrero de 1943 en el José Zorrilla. En el encuentro se produjo un encontronazo fortuito entre Sañudo, delantero centro del Real Valladolid, y Chillida, que lesionó al portero en la rodilla.

Pese que fue operado varias veces de la rodilla (la triada) y que apareció dos meses después de la lesión, el 19 de abril, en el amistoso que enfrentaba la Real Sociedad al Real Madrid, nunca se recuperó. De hecho, fue en ese mismo partido cuando se resintió nuevamente de la rodilla al salir de la portería para evitar el tanto del empate. Hoy aquella lesión habría estado tratada con buenas garantías de curación.

Posiblemente ese 14 de febrero de 1943 se perdió a un excelente portero, pero el destino le tenía preparado algo muy diferente, ser uno de los genios del arte del siglo XX.

Chillida nunca olvidó el fútbol por eso siempre vinculó el arte de la escultura al del fútbol en numerosas de sus declaraciones «El campo de fútbol es una superficie bidimensional en la cual ocurren una serie de fenómenos, pero da la casualidad que entre el marco de la portería y el área se da un espacio tridimensional, es un diedro, y ahí es donde un buen portero, probablemente, necesite las mismas condiciones que necesita un buen escultor». Pero no fue solo la escultura la que vinculó al fútbol también la pintura, de ahí el cartel que realizó para la Copa del Mundo de Fútbol de 1982 celebrada en España. Diversos artistas crearon carteles vinculados a las ciudades sede de los partidos, él lo hizo para Bilbao. No hay más que observar las manos representadas en su cartel, para entender que las manos que perdió el fútbol las ganó el arte.

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Publicado en: Jugadores