RESUMEN:

Continuamos nuestra serie de artículos relacionados con la figura de Enrique Castro, «Quini». En esta ocasión nos detenemos en sus prestaciones desde el punto de penalti.

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ABSTRACT:

Keywords: Quini, Football, statistics, history, penalties

We continue our series of articles about Enrique Castro 'Quini'. In this one we pay attention to his performance from the penalty kick.

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El “Brujo” desde los once metros

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Continuamos nuestra serie de artículos relacionados con Enrique Castro, «Quini», aprovechando los Conexión Vintage monográficos que Paco Grande está realizando sobre la figura del goleador. Al igual que el programa de Teledeporte, procuraremos dedicar también un mínimo de cuatro espacios al delantero astur. Si en éste nos centramos en un aspecto puntual de su juego, el siguiente lo dedicaremos a su trayectoria con la Selección Absoluta, para terminar con un texto en el que repasaremos su biografía deportiva a través de sus mejores goles, que serán muchos y muy variados, en el que daremos voz a la narración que la prensa de la época hizo de los mismos, con toda la fuerza de la épica y el lirismo de las crónicas antiguas. A continuación exponemos su ejecutoria en una faceta muy particular.

En cómputos generales puede decirse que Quini fue un buen lanzador de penaltis, aunque su relación con el punto fatídico nunca fuera del todo satisfactoria. Él mismo reconocería, años después de su retirada, que nunca había sido un especialista. De todas formas, su larga trayectoria como profesional (20 temporadas, de ellas 16 en la élite) le colocan como el séptimo lanzador histórico en Primera División con 43 lanzamientos, de los cuales convirtió 30 y falló 13, siendo el segundo jugador con más penas máximas erradas en cuanto a número, sólo superado por Hugo Sánchez con 15. Además, Quini es, junto a Tamudo, el lanzador al que más penaltis han detenido los guardametas, nueve para ser exactos; es decir, sus chuts solían ir a portería más allá de que entraran o no. Estadísticas que proceden del excepcional trabajo de nuestro compañero Vidal Viñarás, Los 6.514 penaltys de la historia de la liga (hasta noviembre de 2015), que puede consultarse en el nº 71 de Cuadernos de Fútbol.

El primer penalti anotado por el Brujo fue a Iríbar. Así lo plasmó Guerrero en el diario Voluntad.

El primer penalti anotado por el Brujo fue a Iríbar. Así lo plasmó Guerrero en el diario Voluntad.

Durante sus primeras campañas con los rojiblancos el Sporting contaba con dos jugadores encargados de tirar los penaltis: Eraña y Valdés. El joven delantero, rematador consumado, habría de esperar a ganarse los galones que le permitieran asumir la responsabilidad de todo el equipo desde el punto fatídico. No sería pues hasta la temporada 1971-72 (que nos conste al menos) cuando Quini lanzara su primera pena máxima. Convirtió sus dos primeros intentos, frente al entonces Atlético de Bilbao en El Molinón, siendo Iríbar el damnificado. Así lo narró EPE en Voluntad:

Los dos primeros los marcó Quini, de penalty. Los dos en tiros rasos, duros, ajustados al poste. El primero, a la derecha de Iríbar. En el segundo –según se aprecia claramente– Iríbar se tiraba hacia ese lado, pero Quini disparó al contrario engañando al portero internacional. Así se tiran los penalties”.

Y también cosechó su primer error, ante el Betis en El Molinón. Lo hizo con un estilo que utilizaría en numerosas ocasiones con posterioridad, la paradinha. El propio Enrique Prendes (EPE era su pseudónimo) señalaba en el mismo diario:

Se encargó de sacarlo Quini y, por querer colocar demasiado el cuero, lo envió fuera del marco, por bajo. Por otra parte, estos lanzamientos, con la «paradinha» brasileña, no nos gustan. Preferimos el trallazo duro, sin esa detención que tantas veces malogra el propósito del lanzador del penalty. Además, Pesudo se movió claramente y había que repetir el castigo.”

Cabe señalar que, en esos momentos, en el Sporting no había un jugador específico que tuviera encomendado los tiros de penalti. Valdés, Quini y Churruca probaron suerte con distinta fortuna.

Todo cambió con la llegada de Ciriaco en la temporada 1972-73. Jugador cerebral y de excelente toque de balón, el fino centrocampista se convirtió en el auténtico especialista del equipo.

Gol a Reina en El Molinón frente al Atlético de Madrid. Con Megido y De Diego al quite

Gol a Reina en El Molinón frente al Atlético de Madrid. Con Megido y De Diego al quite

En la campaña siguiente el Sporting incorporó a un defensa central argentino de durísimo disparo, el «negro» Doria, que inmediatamente se convirtió en uno de encargados del juego a balón parado. Eso sí, el medio extremeño siguió siendo la primera opción en el lanzamiento de los penaltis. Pese a ello, y en plena lucha por el «Pichichi», Quini tuvo ocasión de ejecutar un máximo castigo, frente al Racing en los Campos de Sport de El Sardinero. Lo lanzó con paradinha y Santamaría lo desvío al poste. Aunque Churruca enmendó la plana a su compañero aprovechando el balón repelido por la madera.

La consecución del trofeo al máximo goleador en la 73-74 hizo que el delantero pasase al primer lugar en el escalafón de lanzadores durante las dos siguientes temporadas. Bastó un falló de Ciriaco en el primer penal liguero para que Quini tomara el relevo a la siguiente oportunidad. Y lo hizo con notable acierto, pues convirtió los cuatro intentos de los que dispuso.

No sería igual de efectivo en la campaña 1975-76. Anotó dos de cuatro lanzamientos. En la jornada octava falló una pena máxima en la derrota por la mínima en Atocha y cuando en la jornada 11 García Remón le detuvo otro penalti en El Molinón su moral pareció resentirse. Porque en el mismo encuentro el colegiado señaló un segundo penal contra los «merengues» y Quini no se decidió a chutar, pese a la insistencia del público. Ante la ausencia de Ciriaco, que había tenido que retirarse por lesión, lo tiró Churruca, deteniendo de nuevo el cancerbero.

Esta circunstancia volvió a dejar «abierta» la responsabilidad de ejecutar los máximos castigos. Y así, Ciriaco lanzaría y marcaría el siguiente señalado. En el último partido liguero sería de nuevo Quini quien asumiese la responsabilidad, de forma efectiva. El trofeo de máximo goleador dejó un regusto amargo en esta ocasión, debido a la pérdida de la categoría.

El descenso de Segunda modificó sustancialmente el orden de los lanzadores. Bien sea porque el nuevo técnico, Vicente Miera, así lo decidiera, bien porque el “Brujo”, después del disgusto sufrido al no ser traspasado, prefiriera dar un paso atrás. Ciriaco sería la primera opción, con Doria como alternativa. Durante la temporada 1976-77 Quini únicamente ejecutaría una pena máxima, frente al Recreativo, a siete jornadas del final de la Liga. Y sólo porque en dicho encuentro Doria no jugó y Ciriaco se lesionó en el transcurso del mismo.

Quini bate al valencianista Balaguer. Solía ajustar los balones al palo, lo que le llevó a encontrarse con ellos más de una vez.

Quini bate al valencianista Balaguer. Solía ajustar los balones al palo, lo que le llevó a encontrarse con ellos más de una vez.

El ascenso a la División de Honor, unido al nuevo Pichichi obtenido, pareció dar renovados bríos a Quini. Y, en la primera jornada liguera, frente al Hércules en el Rico Pérez, el capitán se decidió a lanzar una pena máxima señalada por el colegiado en las postrimerías del choque, con 1-0 en el marcador. Pero Deusto adivinó la intención del goleador, despejando el disparo, y el Sporting acabó perdiendo el encuentro. A partir de ese momento serían Ciriaco y Doria quienes se encargaran de ejecutar los lanzamientos.

Todo siguió igual hasta que el 5 de noviembre de 1978, en la novena jornada de Liga de la temporada siguiente, el «Brujo» sorprendió al asumir la responsabilidad de lanzar el primer máximo castigo que se pitaba a favor. Fue ante el Salamanca, y supuso el triunfo por la mínima.

En El Comercio se señalaba: Quini, después de catorce meses nuevo penalti.

Desde el 4 de septiembre de 1977 Quini no lanzaba los penaltis en el Sporting. Falló uno en Alicante, frente al Hércules, y no quiso saber nada más de ejecutar los máximos castigos.

-Se criticó mucho aquello. Toda una semana tuve que aguantar los comentarios de prensa, como cargándome las culpas de que no se hubiera puntuado. Ha pasado el tiempo (nada menos que catorce meses) hasta que me decidí a hacerlo. En el Sporting hay dos especialistas, Ciriaco y yo. Esta vez lo he tirado, y hubo suerte en la transformación”.

Desde ese momento Quini volvió a ser la primera opción a la hora de chutar las penas máximas hasta su fichaje por el Barça en 1980 (al menos en lo que a la Liga se refiere, ya que en el “Torneo del K.O.” Ciriaco y Doria se turnaban en los lanzamientos). No obstante, la prueba de que los máximos castigos seguían produciéndole algún que otro quebradero de cabeza a nuestro protagonista lo tenemos en esta misma campaña 1978-79. En la vigésimo primera jornada se vivió en El Molinón uno de los mejores partidos de la temporada. El choque frente a la Real Sociedad, televisado en directo, fue de poder a poder. En la primera mitad Arconada detuvo un penalti a Quini y cuando en el segundo tiempo, con 1-2 en el tanteador, el colegiado señaló un nuevo máximo castigo a favor rojiblanco se vivió una escena reveladora. Quini se disponía a ejecutar el lanzamiento, cuando Doria se le acercó y ambos jugadores mantuvieron un intercambio de impresiones tras el cual el delantero cedió su puesto al argentino. Éste fusiló a Arconada, empatando un partido que el propio Quini terminaría decidiendo en los últimos instantes, entre el clamor del público, al rematar inopinadamente solo a la salida de un córner. El diario El Comercio recogía las manifestaciones del jugador:

Quini y los penaltis.

El capitán y goleador Enrique Castro «Quini» falló un penalti y no lanzó el segundo. ¿Por qué?

-Iba dispuesto a hacerlo, cuando me pidió Doria que le dejase a él. Por mi parte no rehuí responsabilidad alguna. Es más, tenía seguridad de meterlo. Pero como insistió no tuve inconveniente en acceder.

-Arconada parece que tenía anotados por donde había lanzado Quini todos los máximos castigos en la Liga. Incluso se lo dijo en Mareo. Y lo consiguió…

-Bueno, en Mareo el sábado me lo comentó en broma. No creo que el penalti iba mal tirado. Lo que pasa es que intuyó el sitio, y lo paró. Cuando no se marca se dice que fue fallo de quien lo lanza. Yo creo más bien en el acierto del portero”.

Durante la temporada 1979-80 pareció llegarse a un acuerdo en el vestuario. Quini lanzó todos los penaltis del campeonato de Liga salvo uno. Y no estuvo especialmente afortunado, pues sólo tres de los siete ejecutados llegarían al fondo de las mallas. La única excepción se produjo en Zaragoza, donde Doria marró la pena máxima que intentó. Por lo que se refiere al “Torneo del K.O.”, Ciriaco y Doria se turnaron en los lanzamientos aunque el «Brujo» se encontrara en el terreno de juego.

Quini llegó al Barcelona como fichaje estrella, una incorporación esperada y deseada desde hacía mucho tiempo en la ciudad condal. Su vitola de goleador lo obligaba a asumir responsabilidades frente al portal contrario y pronto se convirtió en el lanzador habitual de las penas máximas. Mientras fue titular indiscutible, durante las dos primeras temporadas, obtuvo 9 dianas ligueras de 11 intentos. Un porcentaje de acierto nada desdeñable.

Captura de pantalla del momento en el que Quini ejecuta el segundo lanzamiento ante el Real Madrid

Captura de pantalla del momento en el que Quini ejecuta el segundo lanzamiento ante el Real Madrid

Es de justicia resaltar, ya que anteriormente reseñamos situaciones poco afortunadas desde los once metros, que el «Brujo» también disfrutaría de su momento de gloria en esta faceta. Fue el 20 de diciembre de 1981 en el Camp Nou, en partido de la máxima rivalidad frente al Real Madrid. Poco después de adelantar a los azulgranas en el marcador (2-1) aprovechando un balón suelto en el área pequeña, un derribo a Simonsen propició un penalti que Quini ejecutó, con paradinha, enviando el balón a la red. Sin embargo, en medio de las celebraciones, el árbitro, Sr. García Carrión, a instancias de su auxiliar, decretó la repetición del lanzamiento por invasión de área. El propio Quini, con gran tranquilidad, se encargó de ejecutar el máximo castigo y, esta vez sin detener su carrera, volvería a marcar por el mismo lugar haciendo inútil la estirada de Miguel Ángel. Así lo reflejó Farreras en El Mundo Deportivo:

 “Quini, que jugó un partido muy completo y voluntarioso hasta lo indecible, incrementó su cuenta particular como goleador, con dos nuevos tantos, el segundo de los cuales tuvo doble mérito, pese a ser obtenido al transformar un castigo máximo, porque el señor García Carrión, en una de sus no pocas peregrinas intervenciones, decidió que el penalty, transformado por Quini, debía repetirse (imagino que por haber entrado jugadores en el área, cosa que el árbitro no vio y de la que fue informado a posteriori por uno de sus jueces). Creímos que el penalty duplicado, bisado, tendría otro lanzador, pero no fue así; repitió el propio Quini y lo hizo tan inapelablemente como en la primera ocasión. Se ha de ser un profesional para resolver con acierto situaciones similares”.

Precisamente en 1982 Quini marcaría con la Selección el único lanzamiento desde el punto fatídico del que dispondría en su prolongada estancia en el combinado nacional. Fue en el Luis Casanova de Valencia, en la victoria por 3-0 sobre Escocia que sirvió de preparación para el inminente Mundial de España, de infausto recuerdo.

En las dos campañas siguientes el Brujo apenas tendría oportunidades de lanzar. La incorporación de nuevos delanteros en la temporada 1982-83: Marcos, Maradona, Pichi Alonso… provocó una mayor competitividad por el puesto, y la llegada de Menotti al banquillo terminaría por condenarle al ostracismo. Por otro lado, la presencia de Maradona supuso un vuelco en el orden de lanzadores. El argentino acaparó el juego a balón parado, tanto en la ejecución de golpes francos como de las penas máximas. Sólo las numerosas ausencias del pibe (por lesiones y enfermedad) permitieron a otros compañeros probar suerte desde el punto fatídico: Morán, Schuster, Carrasco… Quini convertiría el único penalti que ejecutó durante este período, en el transcurso de la derrota frente al Real Madrid en el Camp Nou (1-2) de la temporada 1983-84.

El «Brujo» batiría al madridista Miguel Ángel, tras paradihna, en la Copa de la Liga de 1985

El «Brujo» batiría al madridista Miguel Ángel, tras paradihna, en la Copa de la Liga de 1985

A su regreso al Sporting, en la temporada 1984-85, el Brujo asumió con naturalidad la responsabilidad del lanzamiento de los penaltis en todas las competiciones. Se dio la circunstancia de que frente al Sevilla, en la penúltima jornada liguera, Quini y Eloy encabezaban la lista de goleadores rojiblancos con nueve dianas cada uno. En dicho encuentro el veterano ariete cedió al joven delantero la ejecución de una pena máxima que podría haberle situado en solitario como máximo goleador del equipo de no haber errado el tiro. El hábil atacante nunca fue un lanzador habitual desde los once metros, algo que se puso de manifiesto en la recordada tanda de penaltis frente a Bélgica en la Copa del Mundo de 1986.

En la campaña siguiente el Sporting encontraría un especialista desde el punto fatídico en la figura de Esteban. El zurdo centrocampista se encargaría de ejecutar (con notable efectividad) el lanzamiento de todos los penaltis de la temporada salvo uno. En la tercera ronda de la Copa del Rey el Sporting se enfrentó al Tenerife, colista de Segunda División. Tras caer en las islas (2-0), en El Molinón se imponía por un insuficiente 2-1 cuando en el minuto 90 el colegiado decretó una pena máxima a favor del conjunto local. Quini, tirando de galones, decidió lanzarlo y el guardameta Aguirreoa desvió el balón a córner. El Sporting resultaría eliminado. Sería su último lanzamiento en partido oficial.

En la llamada Liga del “Play-off”, la de 1986-87, Esteban, Joaquín y el mexicano «Lucho» Flores se repartirían los tiros de penal.

Resulta reveladora la confidencia aparecida en el libro Hablan los treinta que fueron grandes del fútbol asturiano (1990), de Juan Martín Merino “Juanele”. En el mismo se puede leer:

“- ¿Tiraste muchos penaltis?

–       Sí, tire bastantes, y fallé alguno. Pero te digo una cosa: yo no era un especialista en el lanzamiento de penaltis.

–       ¿Cómo hay que tirar un penalti?

–       Entre el palo y la barra.

A efectos estadísticos, aquí están todos sus lanzamientos en competición oficial que, salvo error u omisión, arrojan un resultado de 51 penas máximas ejecutadas, de las cuales convirtió 35 y erró 16. A las que habría que sumar el penalti que lanzó y transformó con la Selección en partido amistoso celebrado en 1982. No figuran sus temporadas en el Ensidesa ya que con los siderúrgicos no llegaría a chutar desde los once metros.

 

 

LIGA 2ª DIVISIÓN

LIGA  1ª DIVISIÓN

COPA

COPA DE LA LIGA

 

PENALTIS

GOLES

PENALTIS

GOLES

PENALTIS

GOLES

PENALTIS

GOLES

1968-69

1969-70

1970-71

1971-72

3

2

1

1972-73

1973-74

1

1974-75

4

4

1

1

1975-76

5

2

1976-77

1

1

1977-78

1

1978-79

7

6

1979-80

7

3

1980-81

6

5

1981-82

5

4

1982-83

1983-84

1

1

1984-85

3

3

3

2

1

1

1985-86

1

1986-87

TOTAL

1

1

43

30

6

3

1

1

“Referencias”

– Viñarás de Blas, Vidal (2015, 1 diciembre). Los 6.514 penaltys de la historia de la liga. Cuadernos de Fútbol nº 71. http://www.cihefe.es/cuadernosdefutbol/2015/12/los-6-514-penaltys-de-la-historia-de-la-liga/

– Martín Merino, Juan “Juanele” (1990). Hablan los 30 que fueron grandes del fútbol asturiano (desde Herrerita a Quini). Oviedo. Autor editor.

Prensa

Voluntad. Gijón.

El Comercio. Gijón.

El Mundo Deportivo. Barcelona.

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