RESUMEN:

El presente artículo hace referencia a la gesta llevada a cabo por el Castilla en la temporada 1979/1980, cuando consiguió alcanzar la final de la Copa del Rey siendo un equipo de segunda división. Para ello, consiguió dejar atrás a cinco equipos de primera entre los que constaban ilustres como el Athletic Club, la Real Sociedad o el Sporting de Gijón, aunque no pudo alzarse con el título al caer en la final contra el Real Madrid. Sin embargo, y como premio a la buena temporada, se ganó el derecho a participar en la siguiente edición de la Recopa de Europa.

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El romanticismo de la Copa: Castilla de la 79/80

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Introducción

La Copa de Su Majestad el Rey, denominada así desde la temporada 76/77, es siempre un torneo donde año tras año los protagonistas son equipos humildes, que obtienen como recompensa al trabajo bien hecho, la visita de los mejores equipos de la competición. Unos modestos que alegran navidades y llenan taquillas, pero que suele vender su piel bastante cara ante los jugadores menos habituales de los gigantes españoles. Y es que se ha convertido en tradición navideña que los equipos de primera acudan con los menos habituales y plagados de canteranos para hacer frente a los trámites de las primeras rondas coperas.

Sin embargo, esto no fue siempre así, hubo una época en las que los filiales podían participar como equipos independientes de sus mayores en el torneo del KO. Caso aparte fue la temporada 1979/1980, cuando tuvo lugar la final copera más surrealista de la historia disputada entre el Real Madrid y su filial, el Castilla. Un Castilla que por aquel momento militaba en Segunda División, y cuyo camino hasta la final, fue un disfrute para muchos aficionados. Una gesta en toda regla, que no ha podido ser repetida en los años sucesivos debido a que la Federación Española, prohibió la presencia de los filiales en la competición, a pesar de que algunas generaciones sí que han tenido el nivel suficiente para llegar lejos muy lejos en esta competición.

Como ejemplo de esto, podríamos imaginar con cierta nostalgia que hubiera sucedido si el Barcelona B de la temporada 00/01, hubiera participado con jugadores como Víctor Valdés, Iniesta, Arteta, Motta, Trashorras o Fernando Navarro. Sea como fuere, esta prohibición acababa, con historias tan románticas y en cierto modo heroicas, que siguen sucediendo en otros deportes como el balonmano, y que nos dejó sin un aliciente más para seguir esta competición.

Un equipo de leyenda

Conseguir una gesta de estas características no es tarea sencilla, teniendo en cuenta además de que se trataba de jugadores sub-21 e incluso algunos de ellos, aún se encontraban en edad juvenil. Sin embargo, este hecho no impidió que el Castilla se impusiera a equipos de categorías superiores y con mucho prestigio dentro del fútbol español.

Unos jugadores que comenzaron a brillar desde muy jóvenes, y cuyo talento comenzó a surgir desde las entrañas de la capital. En ese equipo destacaban bastantes jugadores, algunos de los cuales forman parte hoy en día de la historia del fútbol español y del madridismo. Entre ellos podemos encontrar a Ricardo Gallego, que alcanzó el primer equipo del Real Madrid y las 42 internacionalidades con la selección española; el mítico portero Agustín, quién defendió la portería madridista en la final de Copa de Europa del año 1981; o José Manuel Ochotorena, histórico entrenador de porteros del Valencia y la Selección Española. También pertenecían a esta generación por edad, aunque no pertenecían a la plantilla esa temporada por estar en el equipo juvenil: Miguel Porlán “Chendo, un lateral consolidado en la primera plantilla que también logro debutar con la selección española, y que hoy en día hace las veces de delegado del conjunto blanco.

Once titular Castilla final de Copa 79/80. Fuente: https://as.com/futbol/2017/05/26/primera/1495764476_799556.html

Once titular Castilla final de Copa 79/80. Fuente: https://as.com/futbol/2017/05/26/primera/1495764476_799556.html

Aunque más allá de nombres individuales, destacaba la unión del grupo y el talento de unos jugadores fuera de lo normal. Tanto es así, que los once futbolistas titulares en la finalísima de Copa terminarían jugando en la máxima categoría del fútbol español, además de otros ocho jugadores que participaron en aquella temporada con el Castilla, con más o menos protagonismo. Nueve de ellos consiguieron su objetivo principal, llegando a vestirse de corto con el primer equipo madridista, y algunos de ellos formando parte de la primera plantilla en los años sucesivos; cuatro de ellos consiguieron disputar más de una decena de partidos en la máxima competición continental; dos de ellos participaron en las olimpiadas de Moscú 1980 y tres de ellos consiguieron debutar con la selección absoluta.

Estos registros nos hablan, sin duda, de una de las generaciones más prolíferas de la cantera madridista, y siempre recordada por aquella gesta prácticamente inverosímil. Sin embargo, la historia no ha sido de todo benévola con ellos puesto que han sido ligeramente eclipsados por la generación de “La Quinta del Buitre”, quienes marcaron un antes y un después en el Real Madrid y en el fútbol español en general, consiguiendo además varios récords con el Castilla, y llegando a conseguir incluso ganar la Segunda División Española en la temporada 83/84.

Un camino pedregoso

A pesar de la calidad de sus jugadores, alcanzar la final de Copa no fue tarea sencilla para el Castilla, teniendo que sortear equipos rocosos y de superior categoría, valorando además que en esa edición las eliminatorias se disputaban a doble partido.

El camino comenzaba con dos equipos de categoría inferior, pero que vendieron su piel muy cara, en las dos primeras rondas. En primer lugar, el Castilla se deshacía del Extremadura con relativa superioridad, tras endosarle un 10-2 como global de la eliminatoria. En segunda ronda esperaba otro rival de menor división pero que planteó mayor batalla como la AD Alcorcón, al que superó en el partido de vuelta por un contundente 4-1. Mientras que en tercera ronda se enfrentaría al Racing de Santander al que venció en Madrid por 3-1, resultado que resultaría suficiente para alcanzar la siguiente fase.

En cuarta ronda comenzaron los rivales de mayor envergadura, comenzando por el Hércules CF que por aquel entonces militaba en Primera División, aunque como ocurre actualmente, La Copa era el terreno adecuado para dar paso a los menos habituales. En este caso, comenzó la tradición de remontadas gloriosas dando la vuelta al 4-1 de la ida en Alicante, derrotando al Hércules por 4-0 en el feudo madridista. En octavos de final, el sorteo le depararía el todopoderoso Athletic Club de Bilbao, al que después de una ida sin goles, venció en San Mamés por 1-2 en una jornada histórica para estos futbolistas.

La competición avanzaba, y los rivales crecían en dificultad, tanto es así que en cuartos de final esperaba la Real Sociedad de jugadores como: Arconada, López Ufarte o Perico Alonso, entre otros. Un equipo extraordinario diseñado para pelear por La Liga, de hecho, esa misma temporada quedaron subcampeones del campeonato nacional tras el Real Madrid. El pase se cerraría tras otra remontada ganando 2-0, después de que el Castilla perdiera 2-1 en San Sebastián. Una vez consumada la eliminación de la Real Sociedad, la gente comenzó a imaginar que esta romántica historia podría culminar con el Castilla levantando el trofeo, a pesar de que aún quedaban verdaderos equipazos en liza, siendo conocidos con el apodo de “Matagigantes”.

La semifinal les depararía otro de los gigantes de la época, el Sporting Club de Gijón donde militaba la leyenda “Quini”. Un equipo que pelearía hasta las últimas jornadas por el Campeonato de Liga, alcanzando la tercera posición. Un pase a la final realmente complicado, y como no, para lograrlo sería preciso otra heroica remontada, después de perder por 2-0 en El Molinón. Para la ocasión un Bernabéu hasta la bandera, engalanado como en las mejores ocasiones, aunque esta vez para vivir un verdadero acontecimiento histórico. Con esta receta y la ilusión de los jóvenes como referente, el Castilla estuvo a la altura venciendo el partido por 4-1 y colándose en su primera, y por supuesto, última final de Copa.

Una final cargada de morbo y presión, puesto que se enfrentarían al equipo mayor, al todopoderoso Real Madrid de jugadores como: Juanito, Pirri o Santillana, que había conseguido su billete tras eliminar en los penaltis, en una eliminatoria igualadísima, al Atlético de Madrid. Desde el momento en que se conocieron los contendientes de la finalísima, la prensa nacional empezó con un ejercicio manifiesto de presión intensa sobre el primer equipo blanco. De hecho, diversos jugadores castillistas reflejaron la rareza del encuentro y el cierto temor intrínseco de ganar al Real Madrid. Si bien es cierto, que ningún futbolista alude a ninguna presión por parte del club, si relatan un cierto vértigo de alcanzar el título.  Y es que no era una situación sencilla, ya que algunos medios titulaban directamente que, si el Castilla conseguía la victoria, todos los integrantes de la primera plantilla deberían ser despedidos.

Con todos estos alicientes, llegó el día clave, el 4 de junio de 1980, y como no podría ser de otra manera en el estadio Santiago Bernabéu. Pasara lo que pasara, la Copa se quedaría en las vitrinas de La Castellana, pero el honor de muchos jugadores de la primera plantilla estaba en juego. Así que un Real Madrid, herido en el orgullo, salió a morder como en las grandes ocasiones, como si en vez de ser una final de Copa del Rey fuese una final de Copa de Europa.  Y claro el Castilla no estaba preparado para aquel vendaval, unos vientos huracanados que se acentuaron a partir del minuto 20, cuando Juanito abrió el marcador, y hasta ahí la oposición del Castilla. Lobos contra corderos, una ametralladora humana que culminaría en goleada, con la participación de: Santillana, Del Bosque, García Hernández, Sabido y Juanito que administraron un severo correctivo, en forma de 6-1, que acababa con el sueño de una generación que permanecerá en la retina de todos los amantes del fútbol. Una derrota abultada que no sentó bien a los jóvenes, que, en algunos casos, serían integrantes de la primera plantilla en los años venideros. De hecho, el portero Agustín cuenta que era tal su enfado, que no quiso hablar con nadie en toda la noche, y no participó en la famosa fotografía que sellaba la hermandad entre el filial y primer equipo.

Foto de la hermandad después de la final entre primer equipo y filial. Fuente: https://curiosidadesdelfutbol.files.wordpress.com/2012/05/castilla1980.jpg

Foto de la hermandad después de la final entre primer equipo y filial. Fuente: https://curiosidadesdelfutbol.files.wordpress.com/2012/05/castilla1980.jpg

La Recopa de Europa: un premio ilusionante pero poco realista

Como premio a la extraordinaria temporada realizada, con todo el merecimiento y justicia por ser finalistas de Copa, el Castilla estaba clasificado para disputa la próxima edición de la Recopa de Europa. En este caso, era el campeón de Copa quién tenía derecho a participar en esta competición, pero al estar clasificado el Real Madrid para la Copa de Europa como campeón de Liga, este privilegio fue cedido al finalista de Copa, un Castilla que militaba en segunda división.

Una circunstancia que no se ha vuelto a repetir en nuestro país, y que tiene pocas similitudes en el fútbol europeo, ya que tan solo ha sucedido en los casos del Milwall en la temporada 2004/ 2005 y Wigan Athletic en la 2013/2014 en Inglaterra; el F.C. Geungnon en la 2001/2002 en Francia; y el Alemannia Aachen en la 2004/2005 en Alemania. Todos ellos participaron en la ya antigua, Copa de la UEFA, aunque para presenciar un precedente parecido a la gesta del Castilla, hay que remontarse hasta la temporada 76/ 77, cuando el Southamton participó en la Recopa de Europa tras proclamarse campeón de la FA Cup ante el Manchester United el año anterior.

Pero el Castilla, como era previsible no estaba preparado para afrontar esta competición con garantías, y más teniendo en cuenta que tan solo cuatro jugadores repetían en el once tipo del equipo, debido a las numerosas bajas que tuvieron lugar como consecuencia de cesiones, transferencias y subidas al primer equipo. Por lo tanto, se encontraban ante un contexto desconocido y con jugadores sin ninguna experiencia a nivel europeo, y lo que es aún peor, sin haber compartido apenas minutos en el terreno de juego.

A pesar de todo, el sorteo le deparó un enfrentamiento contra el West Ham United, un equipo londinense para nada desdeñable. Y a pesar de la inferioridad teórica, el Castilla asombró a todos tras vencer en la ida por 3-1, en un partido marcado por los grandes altercados sucedidos con los pocos hinchas ingleses que acudieron al Bernabéu. Unos hechos que provocaron que el partido de vuelta, en el que era por aquel entonces el estadio del conjunto londinense, Boleyn Ground, se jugara a puerta cerrada. El encuentro estuvo marcado por el mal arranque del conjunto madrileño, que rápidamente se encontró con un 3-0 en el marcador, aunque un gol de Bernal mandó el partido a la prórroga. En ese momento, y a pesar de diversas ocasiones en botas de futbolistas del Castilla, el equipo acabó sucumbiendo ante la experiencia del combinado inglés, que cerró el marcador en un contundente 5-1, acabando así con el sueño europeo del filial madridista.

Bibliografía

Blog Colgados por el fútbol. Consultado en: https://colgadosporelfutbol.com/el-famoso-real-madrid-castilla-de-la-final-de-copa-de-1980/

Diario AS, del 26 de mayo de 2017. Consultado en: https://as.com/futbol/2017/05/26/primera/1495764476_799556.html

https://curiosidadesdelfutbol.files.wordpress.com/2012/05/castilla1980.jpg

https://es.besoccer.com/noticia/la-final-de-copa-disputada-entre-el-madrid-y-su-filial-414462

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