RESUMEN:

El 5 de abril de 1902 se produjo una tragedia en el Ibrox Park de Glasgow (Escocia) al derrumbarse una tribuna durante un partido Escocia-Inglaterra. Fallecieron veinticinco personas y hubo más de quinientos heridos. Las autoridades de Glasgow recibieron cartas de condolencia de diversa procedencia, pero a la prensa británica[1] le llamó especialmente la atención

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La primera carta del Madrid FC

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Heraldo del Sport, 15 de marzo de 1902.

Heraldo del Sport, 15 de marzo de 1902.

El 5 de abril de 1902 se produjo una tragedia en el Ibrox Park de Glasgow (Escocia) al derrumbarse una tribuna durante un partido Escocia-Inglaterra. Fallecieron veinticinco personas y hubo más de quinientos heridos.

Estado en el que quedó la tribuna del Ibrox Park tras el colapso.

Estado en el que quedó la tribuna del Ibrox Park tras el colapso.

Las autoridades de Glasgow recibieron cartas de condolencia de diversa procedencia, pero a la prensa británica[1] le llamó especialmente la atención la carta que recibieron del “Madrid Foot-ball Club”.

La carta, fechada en la calle Fuencarral, 31, el 17 de abril de 1902, decía:

“Al Lord Mayor de Glasgow, Escocia.

Los abajo firmantes, miembros del Madrid Foot-ball Club, profundamente conmovidos, desean expresar su máxima tristeza por la calamidad acontecida el sábado día 5, en el Ibrox Park, en el campo de fútbol, en la ciudad de Glasgow, y nuestras más sentidas condolencias hacia las familias de las numerosas víctimas, solicitando a su Señoría que actúe como intérprete de nuestro grial en este terrible accidente.

Nosotros amamos apasionadamente el ejercicio físico, pero odiamos todo lo parecido al gladiador romano. Aborrecemos a los jugadores profesionales y apostar, somos adictos a este deporte en aras de la relación educativa. No somos partidarios del malestar entre jugadores, lo cual degenera y desmoraliza al pueblo. Nosotros abogamos por los partidos como un vínculo moral entre personas y como un medio de desarrollo físico, el cual debería ser empleado para buenas acciones. Nuestro lema es: “Ni vencidos ni conquistadores”. Cuando los Azules han ganado un partido, dejan que los Rojos ganen otro. Somos hermanos.

Somos los más obedientes servidores de su Señoría.

Julio Rubaudonadeu Fernández”.

The Greenock Telegraph and Clyde Shipping Gazette, 29 de abril de 1902.

The Greenock Telegraph and Clyde Shipping Gazette, 29 de abril de 1902.

La carta llamó la atención de algunos periodistas británicos por su condena del profesionalismo y de las apuestas en el deporte, sobre todo por proceder precisamente de España. Un país del que no poseían una imagen muy acorde al “fair play”, ni a la afición a otro “deporte” que no fuera la tauromaquia.

“Hemos tenido el hábito de referirnos al “acoso a los toros” de España como brutal, y ha sido una conmoción descubrir que uno de nuestros pasatiempos favoritos es observado con la misma sensación en Madrid. Debemos, tal vez, llegar rápidamente a la conclusión que a los españoles les gusta algo más excitante que el fútbol como diversión. En su condena al profesionalismo en todos los eventos, el sentimiento del Madrid Foot-ball Club apelará a mucha gente en este país.” (The Courier, 29/04/1902).

Pero si a los periodistas británicos de 1902 les llamaban la atención estos aspectos vinculados a sus prejuicios hacia España, a nosotros, en 2020, nos los deben llamar otros.

El Madrid FC se había fundado pocos meses antes, en octubre de 1901 (Martínez Patón & Bravo Mayor, 2013) bajo la presidencia de Julián Palacios. El 6 de marzo de 1902 se había formado una nueva Junta Directiva, con Juan Padrós como presidente.

El 18 de abril de 1902 (por lo tanto, el día después del envío de la carta a Glasgow), el Madrid FC presentaba su documentación en el Gobierno Civil para su inscripción en el Registro de Asociaciones, inscripción aprobada el 26 de abril.

Estamos hablando, por lo tanto, de los primeros pasos de la entidad y de su primera carta conocida.

El 20 de abril, antes de que fuera aprobada la inscripción en el Registro de Asociaciones, el presidente Padrós enviaba una carta al alcalde, Alberto Aguilera, con el fin de que le fuera concedida al Madrid una subvención de doscientas cincuenta pesetas para la organización del Concurso de Foot-ball en los festejos de la Jura Real y para tratar pormenores acerca de la organización de este (Bravo Mayor, 2017). Fue la segunda carta del Madrid FC.

No debe sorprender la dura condena del profesionalismo y de las apuestas en la misiva a Glasgow. Hablamos de una época de sportsmen, de caballeros imbuidos por el espíritu del regeneracionismo, del higienismo, del ejercicio físico como modelo educativo y de vida.

Eran herederos de Thomas Arnold, de la Escuela de Rugby y su “Muscular Christianity”. Coetáneos de Pierre de Coubertin y su defensa casi fanática del amateurismo en el deporte y en los renacidos Juegos Olímpicos. También, de Narciso Masferrer y su Federación Gimnástica Española.

El sport, para aquellos jóvenes, era una vía para acercar a España a Europa, elevando la salud y “mejorando la raza” (expresión hoy políticamente incorrecta, entonces muy en boga).

El sport, en general, era su motivación, no el foot-ball. El fútbol fue el deporte que escogieron los regeneracionistas del ámbito deportivo español porque eran defensores del modelo inglés, del deporte al aire libre. En el caso de la ciudad de Barcelona está muy estudiado el proceso intelectual liderado por Narciso Masferrer Sala (Madrid, 1867-Barcelona, 1941) y la Federación Gimnástica Española que llevó a escoger el balompié como el deporte a promocionar, frente a otros que ensayaron como el gouret (hockey) o el riscat (juego del rescate o marro) (Torrebadella & Arrechea, 2015; Arrechea, 2015).

Parece probable una cierta influencia mutua en el ámbito español, no cabe olvidar nunca que el periodista y divulgador deportivo Masferrer era madrileño de nacimiento y había sido uno de los fundadores de la Sociedad Gimnástica Española en 1887, antes de trasladarse a Sevilla y después a Barcelona.

Prueba fehaciente del espíritu polideportivo de estos pequeños grupos de jóvenes sportsmen, y en particular del Madrid FC, es que el club blanco consideró, en noviembre de 1903, cambiar de nombre y de objetivos, pasando a llamarse Madrid Sport Club y dedicándose a todos los deportes, empezando por una sección de tenis. Estos planes no prosperaron, aunque el Madrid FC (ya Real Madrid CF) sí sería un club polideportivo muchos años después, con secciones de un gran número de deportes.

El Mundo Sportivo, 11 de noviembre de 1903.

El Mundo Sportivo, 11 de noviembre de 1903.

Asimismo, destacamos la expresión “Ni vencidos ni conquistadores” (“nuestro lema”). El primer lema del Madrid.

¿Podría ser una traducción algo libre (la frase literal en inglés dice “Neither vanquished nor conquerers”) de la frase célebre en la España del siglo XIX “Ni vencedores ni vencidos”?

Tal vez, pero eso pertenece al terreno de la especulación.

La frase “Cuando los Azules han ganado un partido, dejan que los Rojos ganen otro. Somos hermanos” es asimismo significativa y alude a un modelo futbolístico alejado de la competitividad.

El párrafo del himno madridista de 1952 “Enemigo en la contienda, cuando pierde da la mano sin envidias ni rencores, como bueno y fiel hermano”, parece tener un antecedente directo cincuenta años antes.

Otro aspecto por estudiar es la autoría de la carta. ¿Quién era el firmante de la misiva, Julio Rubaudonadeu Fernández?

Pues se trataba de un joven nacido en Madrid el 21 de agosto de 1884, que había estudiado el Bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros de la capital (finalizando en 1899) y que, precisamente en 1902, estaba en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central cursando Ingeniería Industrial, estudios que abandonaría en 1903.

Su familia era mucho más célebre que él, ya que su padre y su tío fueron destacadas figuras en el ámbito de la política, concretamente de los sectores republicano, federalista, masón, ateo e izquierdista.

El padre de nuestro protagonista era Julio Rubaudonadeu Corcellés (realmente nacido en 1843 como Julio Rubau Donadeu, tanto él como su hermano José decidieron unir sus apellidos formando uno sólo) y era natural de Figueras (Gerona). Era hijo de Ignacio Rubau Casadevall, uno de los fundadores del Partido Republicano Español en 1838 y liberal que había destacado en el combate contra los carlistas.

A los quince años Julio Rubaudonadeu (padre) emigró a Barcelona junto a su hermano José, que llegaría a ser diputado y secretario de Estanislao Figueras en su etapa como presidente de la Primera República Española, en 1873.

En 1863 se instala en Madrid y participa en la vida política de la capital, tomando parte activa en los procesos revolucionarios, incluso en las barricadas, como el 22 de junio de 1866.

En 1867 fundaba un taller litográfico en el que imprimieron toda suerte de proclamas revolucionarias, el 28 de septiembre de 1868 tomó parte del asalto al cuartel de San Gil.

El protagonismo de los hermanos Rubaudonadeu era tan grande en los sectores revolucionarios madrileños, que la reunión para fundar la sección española de la Primera Internacional, con presencia del revolucionario y anarquista italiano Giuseppe Fanelli, tuvo lugar en su casa (calle de la Luna, número 1).

En 1871 Julio Rubaudonadeu contraía matrimonio civil (de los primeros celebrados en Madrid) con la joven toledana María Fernández Cabeza. Fruto de esta unión nacerían nuestro protagonista, Julio, y otros siete hijos, ninguno de ellos bautizados y varios de ellos portadores de nombres de pila muy llamativos (“Danton Figueras Terradas”, “Julio Juárez Washington”), el nombre completo del autor de la primera carta del Madrid FC era Julio Arístides Abderramán Rubaudonadeu y Fernández.

Como no podía ser de otra manera, los hermanos Rubaudonadeu tuvieron mucho protagonismo en los sucesos revolucionarios acaecidos en Madrid el 11 de febrero de 1873, en los que se proclamaría la Primera República. José Rubaudonadeu salvó la vida del exministro Laureano Figuerola en el fragor de la batalla.

Tres años más tarde Figuerola sería nombrado presidente de la Junta Directiva de la Institución Libre de Enseñanza, proyecto pedagógico krausista sin el que no se entienden los inicios del deporte en Madrid.

El krausismo era un sistema filosófico caracterizado por el intento de conciliar el racionalismo con la moral, entre los preceptos básicos del krausismo español se encontraban la secularización, la pedagogía y el universalismo.

Tras la caída de la Primera República Julio Rubaudonadeu Corcellés se centró en sus negocios, pasando de la litografía a los curtidos y después a la construcción, aunque sin abandonar jamás su compromiso político republicano (Bernadás, 1893).

Falleció en Madrid en enero de 1913, recibiendo, en consonancia con sus ideas y creencias, un funeral “fuera de toda religión positiva” (El Nuevo Régimen, 20 de febrero de 1913).

Su hermano José falleció en 1916.

Pero entonces, Julio Arístides Abderramán Rubaudonadeu Fernández, ¿era un destacado jugador o directivo del Madrid FC en abril de 1902?

No podía ser directivo dada su juventud, tenía apenas diecisiete años y estaba en la universidad.

Aunque sí fue uno de los primeros socios del club (podían acceder a serlo los mayores de quince años) y jugador habitual (aunque generalmente en uno de los equipos suplentes y casi nunca en los partidos “serios”, los disputados contra otras sociedades) en 1902 y los inicios de 1903.

Tenemos acreditada su presencia (a veces como “Rubaudonadeu”, en ocasiones como “Rubau”) en muchos de los partidos de “azules contra rojos” (a los que él aludía en su carta) que el Madrid FC celebraba los jueves y domingos.

Más difícil es encontrarle en partidos importantes, como en el “Concurso Madrid” de 1902.

Si jugó algún partido del llamado “Concurso de bandas” organizado por el Madrid FC entre los equipos madrileños (Moncloa, New, Moderno, Retiro, Español, el propio Madrid), concretamente el 14 de diciembre de 1902 jugó el Madrid 1-1 Moncloa.

Temporalmente, podemos ubicar sus participaciones en partidos entre abril de 1902 (precisamente en la etapa de la carta y de la oficialización del club) (Heraldo del Sport, 15/04/1902) y enero de 1903 (El Cardo, 30/01/1903), parece que actuaba indistintamente en cualquier posición, aunque la mayoría de las ocasiones en defensa.

Heraldo del Sport, 15 de abril de 1902.

Heraldo del Sport, 15 de abril de 1902.

Heraldo del Sport, 31 de mayo de 1902.

Heraldo del Sport, 31 de mayo de 1902.

A partir de enero de 1903 desaparece de las alineaciones, fue una época de cambios en su vida (también abandonó la universidad) y parece que el fútbol dejó de ser una prioridad para él.

Si podemos afirmar que su ideología estaba en la línea marcada por su padre y su tío. En 1919 fue noticia (El Pueblo, 16/11/1919) por conceder a los obreros en calefacción y ascensores cincuenta mil pesetas y un solar, a fin de que construyeran su taller colectivo. En la noticia se vinculaba esta iniciativa a la tradición republicana y de izquierdas de la familia Rubaudonadeu.

Su impronta en la historia del club parecía haber sido nula, pese a ser uno de los primeros socios y jugadores es casi imposible encontrarle en cualquiera de los numerosos libros sobre el Real Madrid publicados.

Además, en las escasas ocasiones en las que aparece, lo hace con su apellido mal escrito (en el listado de los “67 pioneros” que se publicó en la colección Cien años del Real Madrid, aparece como “Ribadonadéu”) (Salazar, 2001, p.9). En otras muchas obras ni aparece.

Podemos atribuir este olvido a una cierta intencionalidad política, o simplemente a la falta de rigor que ha acompañado a la historiografía del deporte español desde sus inicios. Nos inclinamos por la segunda opción.

No podemos saber si la carta a Glasgow fue una iniciativa individual de Rubaudonadeu, o si fue algo consensuado con la directiva de la entidad. Pero sí podemos extraer información interesante de la misma, sobre el ambiente y la ideología imperante en aquel grupo de amigos que era el Madrid FC de 1902.

Asimismo, podemos extraer otras conclusiones sobre el carácter heterogéneo y transversal de la entidad en su nacimiento. En el primer Madrid FC había españoles y extranjeros, madrileños y recién llegados de otras provincias, personajes de la nobleza y de la burguesía, monárquicos liberales y republicanos de izquierdas.

El mismo espíritu heterogéneo y plural puede hallarse en otros clubes de la época, como el FC Barcelona, club fundado bajo el paraguas de la Federación Gimnástica Española y Narciso Masferrer. Los primeros estatutos del club azulgrana (1902) contenían la expresión “Esta Sociedad no podrá tener nunca carácter político, ni tendrá otros periódicos que los deportivos.”

No estaba la política presente en el ánimo de los pioneros de estos clubes. Su interés era el sport, la regeneración, la salud.

Podemos especular sobre la coincidencia de la presencia de varios catalanes (como los hermanos Padrós) o personas de origen catalán (como Rubaudonadeu) en estos primeros pasos del Madrid FC, aunque no podamos extraer deducciones al respecto.

Asimismo, no podemos omitir (sin sacar más conclusiones que la mera coincidencia, por ahora) el origen familiar de Narciso Masferrer Sala (nacido en Madrid en 1867, pero cuyo padre, Tomás Masferrer Bataller, era de Figueras como los hermanos Rubaudonadeu), ni su ideología republicana y federal en su juventud madrileña (en su madurez evolucionaría a posiciones conservadoras y monárquicas).

Otro personaje importante en el periodismo deportivo (Barcelona Sport, Los Deportes) y el ambiente regeneracionista barcelonés de Masferrer, Josep Llunas Pujals (Reus, 1852-Barcelona, 1905), tenía una larga trayectoria política en el anarcosindicalismo y era tipógrafo de profesión (Torrebadella, 2017).

Parece que la influencia de los nuevos movimientos políticos, sindicales y filosóficos en el primer deporte español del siglo XIX podría haber sido mayor de lo estudiado hasta la fecha.

En Francia sí está ampliamente documentado el debate entre diferentes concepciones del deporte (como la que encarnaba el diputado socialista Paschal Grousset, “Philippe Daryl”, defensor de una visión social, popular y comunitaria del sport, enfrentada a la visión elitista, competitiva y “versallesca” de Pierre de Coubertin). El odio de Coubertin hacia Grousset era de dominio público («El señor Paschal Grousset es un hombre al que desprecio y con el que no quiero tener ninguna relación») (Durry, 1997; Arrechea, 2018).

En los ambientes krausistas españoles (Francisco Giner de los Ríos, la Institución Libre de Enseñanza) Grousset despertaba muchas más simpatías que Coubertin.

Buena prueba de ello es el testimonio de uno de los representantes españoles en el Congreso de La Sorbona de 1894, el profesor krausista Adolfo González Posada (Oviedo, 1860-Madrid, 1944).

Sobre Coubertin, dijo: «Francamente, yo esperaba encontrarme con un sportman (en lo físico) y me llevé un gran chasco. El barón de Coubertin, persona finísima, que con tanto entusiasmo defiende los juegos del sport, es un hombre de corta estatura, y que bajo ningún concepto se asemeja a un atleta» y, añadió: “representa el movimiento favorable a la atlética en ciertas esferas aristocráticas».

Mientras que, sobre Grousset, afirmó: «antiguo miembro de la Commune, deportado creo en Nueva Caledonia, diputado socialista hoy por París, representa ese mismo renacimiento [deportivo] en la burguesía y en el pueblo acaso» (González Posada, 1894; Arrechea, 2018).

Grousset fue el principal promotor del fútbol en Francia, pese a ser defensor de los juegos y deportes tradicionales franceses frente a los “sports” ingleses, con el foot-ball hizo una excepción y en su Encyclopédie des Sports (1892) hizo un gran esfuerzo por su divulgación.

Consideraba que tenía una raíz popular y grupal, y que podía arraigar en todas las clases sociales.

En España, tanto la Institución Libre de Enseñanza, como la Federación Gimnástica Española, llegarían a idéntica conclusión (probablemente influidos por Grousset).

El fútbol español tiene sus orígenes en el krausismo y el regeneracionismo y la fundación de los primeros clubes consolidados es fruto de una reflexión intelectual que desembocó en una elección por el fútbol, frente a otros deportes que también se ensayaron y valoraron como opción.

FUENTES

Arrechea, F. (2015, noviembre). Orígenes, nacimiento y consolidación del FC Barcelona. Cuadernos de Fútbol, 70, CIHEFE.

Arrechea, F. (2018). España y los Juegos Olímpicos. Madrid: CIHEFE.

Bernadás, A. (1893). Biografías republicanas. Julio Rubaudonadeu. Madrid: Sucesores de Rivadeneyra.

Bravo Mayor, L. J. (2017, mayo). Documentación inédita de la historia del Real Madrid. Concurso de football (mayo de 1902). Cuadernos de Fútbol, 87, CIHEFE.

Durry, J. (1997, 17-20 de septiembre). Tissié et Coubertin. En Congreso Pierre de Coubertin et l´Olympisme. Question pour l´avenir. Le Havre.

González, L. M. (1976). Historia del Real Madrid. “Grandes Clubs Españoles”. Coleccionables de As Color. Madrid: AS.

González Posada, A. (1894, agosto). La enseñanza en París a vista de pájaro. La España Moderna, 58, pp. 5-32.

Martínez Patón, V. & Bravo Mayor, L. J. (2013, octubre). La aguja del pajar: el origen del fútbol en Madrid. Cuadernos de Fútbol, 27, CIHEFE.

Salazar, B. de (Dir.) (2001). Cien años del Real Madrid. Madrid: AS.

Sinova, J. (Ed.) (2002). El Diario del Real Madrid. Madrid: El Mundo del Siglo XXI, Unidad Editorial, S. A.

Torrebadella, X. (2017). Narciso Masferrer y del deporte en la encrucijada del regeneracionismo, el nacionalismo y el problema social en la España de principios del siglo XX (1897-1920). Cuadernos de Fútbol, 90, CIHEFE.

Torrebadella, X. & Arrechea, F. (2015). Los Orígenes de una Ciudad Olímpica. La vida gimnástica-deportiva en la Barcelona decimonónica. Madrid: CIHEFE.


[1] The Courier, 29/04/1902; The Greenock Telegraph and Clyde Shipping Gazette, 29/04/1902; The Edinburgh Evening News, 28/04/1902; Dundee Evening Post, 28/04/1902; The Scottish Referee, 2/05/1902; Cheltenham Chronicle, 3/05/1902.

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