RESUMEN:

El 25 de noviembre de 1880 nació Ramón Ángel Cremades, una de las personalidades más importantes en la historia del Real Murcia. No solo fue el primer presidente del club, sino que su trabajo fue decisivo para evitar la desaparición de la entidad (que se daba por segura) en el año 1930.

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140 años del nacimiento de Ramón Ángel Cremades, el primer presidente de la historia del Real Murcia

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“Y si él vivió para el Real Murcia, lo menos que pueden hacer sus directivos, socios y admiradores, es perpetuar su recuerdo entre todos, y para perpetuarlo, nada más indicado, que la erección de un busto en La Condomina” 

Manuel García Calvo, Fernando Servet Spottorno y Nicolás Ortega Lorca, Levante Agrario, 23 de diciembre de 1930.

La familia Ángel Capdevila, originaria de la localidad catalana de Vic, trasladó su residencia a Murcia en el año 1859. El patriarca, fiel exponente de la pujante burguesía catalana, disponía de una situación económica muy desahogada, lo que le permitió acometer importantes negocios en una ciudad de mentalidad tradicional, que aún estaba muy lejos de subirse al tren de la modernidad.

Ramón Ángel Capdevila contrajo matrimonio con Teresa Cremades Alcaraz, una joven 22 años menor que él, natural de la localidad alicantina de Ibi, aunque criada en Aspe. La familia de la esposa, vinculada a la actividad comercial, encontró en Murcia la estabilidad laboral de la que había carecido en décadas anteriores. Tras el enlace, la pareja fijó su domicilio en un piso ubicado en el número 8 de la calle Marengo, en pleno corazón del barrio de Santa Eulalia, apenas a 300 metros de los terrenos que varias décadas después albergarían el campo de fútbol de La Condomina. En aquel piso nacieron sus dos hijos, Miguel y Ramón. A este último le cabe el honor de ser el primer presidente de la historia del Real Murcia. Su hermano Miguel fue vicepresidente, secretario y tesorero del club, fundó su primer equipo filial y fue el primer presidente de la Federación Murciana de Fútbol.

Miguel y Ramón estuvieron muy unidos. Compartieron profesión (ambos se licenciaron en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona) y aficiones. Incluso oficiaron sus bodas con apenas dos meses de diferencia. Fueron dos personas de grandes inquietudes que participaron en diversas manifestaciones culturales y artísticas, publicaron numerosos artículos en prensa, y fueron asiduos conferenciantes en los actos que se organizaban en la Murcia de principios del siglo XX. En cambio, parece ser que no practicaron ningún deporte con cierta regularidad, o al menos no ha quedado constancia documental de ello. Es muy probable que ambos conocieran el fútbol en Barcelona en los últimos años del siglo XIX, aunque no fue hasta la década de 1910 cuando comenzaron a tener un protagonismo especial en la vida deportiva de la ciudad.

Ramón Angel Cremades nació el 25 de noviembre de 1880 en el domicilio familiar situado en la calle Marengo. De niño cursó sus primeros estudios en el colegio Nuestra Señora de las Mercedes, que estaba ubicado en la calle Santa Quiteria. A finales de siglo inició la licenciatura de Medicina y Cirugía, que finalizó en julio de 1903. El 16 de julio de 1904 contrajo matrimonio con Antonia García Celdrán, hija del empresario Juan Bautista García Albert. Es probable que existiera algún tipo de vínculo de amistad entre ambas familias que, tal vez, se mantuvo en el tiempo, pues tanto la madre de Ramón Ángel Cremades, como su padre político, eran naturales de Ibi y miembros de clanes que se dedicaban al comercio de productos textiles.  Los contrayentes fijaron su residencia en la calle del Trinquete 3 (actual calle Frutos Baeza). El matrimonio tuvo un único hijo: Miguel Ángel García, quien también estaría vinculado con el deporte local.

Ramón Ángel Cremades. Foto Archivo Pedro García

La construcción del campo de La Torre de la Marquesa, muy cerca del casco urbano de la ciudad, facilitó que en Murcia el fútbol se convirtiera en un deporte de masas. A partir de 1918, cientos de ciudadanos comenzaron a asistir como espectadores a los partidos de fútbol que disputaba el Murcia FC. Entre ellos se encontraba el doctor Ramón Ángel Cremades, quien se convirtió en asiduo de los partidos que disputó este equipo.

En 1919 se produjeron las desavenencias económicas entre los directivos y los jugadores del Murcia FC que motivaron que Alfonso Guillamón, presidente del equipo y arrendatario de La Torre de la Marquesa, decidiera clausurar la instalación, lo que trajo como consecuencia que la ciudad se quedara sin equipo de fútbol. 

Paralelamente a la desaparición del Murcia FC se había fundado la Federación Levantina de Fútbol, lo que suponía que, por primera vez en la historia, un equipo de la ciudad podía tener la oportunidad de participar en una competición oficial. En el mes de noviembre, el Cartagena FC (club de reciente creación) y el Club Deportivo Aguileño ya habían iniciado los trámites para inscribirse en la naciente entidad. Ante esta situación algunos jugadores y aficionados murcianos se movilizaron. En un principio se creó una comisión formada por Julián García-Villalba, Manuel García Calvo, Fernando Servet y Ginés de Gea, quiénes pidieron ayuda al médico Francisco García-Villalba. Tal vez fue éste durante la reunión que se celebró en su despacho quién les recomendó que se pusieran en contacto con su colega de profesión, Ramón Ángel Cremades, quien les podría dar el apoyo económico que tanto necesitaban para que la nueva entidad pudiera resolver los trámites necesarios para inscribirse en el Campeonato Regional Levantino. Las reuniones fueron fructíferas pues, a principios de diciembre de 1919, el diario El Liberal anunció el nacimiento del Levante FC.

Sin embargo, el objetivo de los fundadores del club de participar en competición oficial se fue al traste. Las negociaciones entre Ramón Ángel y Alfonso Guillamón para el traspaso del terreno de juego no fructificaron. En consecuencia, el club se vio obligado a retirarse del campeonato por no disponer de unas instalaciones adecuadas en las que disputar los partidos como local.

Finalmente, y una vez solventadas las diferencias entre Guillamón y Ángel, el Levante FC se inscribió en la Federación Levantina en el mes de febrero de 1920. Posteriormente la sociedad legalizó su situación en el registro de asociaciones. Ramón Ángel no quiso que el nuevo club se identificara con el extinto Murcia FC, y por este motivo el Levante no solo adoptó una nueva denominación, sino también nuevo escudo y un nuevo uniforme. El actual Real Murcia, disputó el primer partido de su historia el 28 de marzo ante el Cartagena.

Los primeros pasos fueron muy complicados, tal y como la relata la Revista Balompié en su número del 11 de mayo de 1922. “Si dificultades tuvo que resolver Guillamón no fueron menores las que tuvo que afrontar y resolver la nueva Sociedad. Afortunadamente a su frente estaba el Dr. Ramón Ángel que con su entusiasmo sin límites y su espíritu contemporizador, ha sabido orillar cuantos obstáculos pretendían entorpecer su labor. En este periodo hay una perfectísima organización, pero la Prensa no presta su concurso como es necesario y de ahí que la mayor parte de la afición se halle sin guía”.

Ramón Ángel Cremades ostentó la presidencia del Real Murcia durante dos etapas. La primera de ellas abarcó desde el nacimiento del club, a finales de 1919, hasta la conclusión de la temporada 1921-1922. En esta época, el presidente fundador del Real Murcia logró el objetivo de crear una estructura sólida, con el premio añadido de que el club consiguió el primer título de su historia, el Campeonato Regional de Levante de la temporada 1920-1921, lo que le otorgó la posibilidad de disputar el Campeonato de España. La intervención de Ramón Ángel también fue fundamental para lograr el fichaje de los dos primeros jugadores no canteranos de la historia del club: los militares catalanes Pedro Salvador y Francisco Juseph, quienes tuvieron un papel decisivo en la consecución del título, que tal vez el Real Murcia no hubiera logrado de no haber sido por aquellas gestiones que realizó su presidente.

El 16 de julio de 1922, el doctor Ramón Ángel Cremades dimitió de su cargo para dejar paso a un colega de profesión: Ángel Romero Elorriaga. La nueva junta directiva eligió a Ramón Ángel presidente honorario del club. Posteriormente, el 7 de enero de 1923, tras la dimisión de Romero Elorriaga, el doctor Ángel volvería a hacerse con las riendas del Real Murcia como presidente ejecutivo, manteniendo su condición de presidente honorario.

En enero de 1924 Ramón Ángel presentó su dimisión debido a las críticas recibidas por los malos resultados que estaba cosechando el equipo. Pese a dejar de formar parte de la junta directiva del Real Murcia siempre estuvo en la sombra, dispuesto a colaborar con el club cuando su concurso fuera necesario. Como veremos más adelante, su mediación sería decisiva para que el Real Murcia pudiera sobrevivir en el verano de 1930, en unos meses angustiosos en los que la entidad estuvo a punto de desaparecer.

Entre 1924 y 1930 Ramón Ángel ayudó al crecimiento del deporte murciano desde diversos ámbitos. Entre sus numerosas contribuciones podemos destacar las siguientes:

  • Representó los intereses de la Federación Murciana de Fútbol y del propio Real Murcia (en calidad de delegado) en cinco ocasiones en la Asamblea de Federaciones anual que se celebraba en Madrid. La primera vez que lo hizo fue el 2 de diciembre de 1925.
  • Se sumó a todos aquellos actos que pretendían crear un ambiente de cordialidad entre los miembros del Real Murcia a través de los homenajes (tan típicos en esta época) que de forma espontánea se le ofrecían a jugadores y colaboradores destacados del club. En estos años Ramón Ángel era socio honorario del Real Murcia.
  • Defendió firmemente los intereses del Real Murcia en las reuniones previas al nacimiento de la liga, cuando el club se quedó sin apoyos para competir en Segunda División. Después de una primera toma de contacto (que fue infructuosa) regresó a Madrid para exigir que se admitiera la participación del equipo murcianista en esta categoría. Sin embargo, contó con la oposición de clubes muy poderosos, entre ellos el Real Madrid, cuyos representantes estaban molestos con el Real Murcia por las arduas negociaciones del traspaso de Pachuco Prats.
  • Fue elegido vicepresidente de la Federación Murciana de Fútbol en octubre de 1928, cargo que ostentó durante dos temporadas.

Pero, por encima de todo, siempre estuvo atento a la trayectoria del Real Murcia. Ramón Ángel fue el presidente fundador del club y el principal artífice de que no desapareciera en agosto de 1930. Paradojas del destino, aquel verano sería el último de la vida de este murcianista tan ilustre.

El 22 de junio de 1930, el Real Murcia eligió una nueva junta directiva presidida por José María Reyes Ramírez. Nada más tomar posesión del cargo los nuevos dirigentes, que eran conscientes de la delicadísima situación económica por la que atravesaba la entidad, se quedaron sin el apoyo de varios directivos salientes que se habían comprometido a seguir colaborando con el sostenimiento económico del club. Por otra parte, la afición también mostró su descontento en el partido amistoso que se celebró el 29 de junio ante el Real Madrid, por la incertidumbre con la que se abría esta nueva etapa.

A principios de julio se produjo la dimisión en bloque de la junta directiva. Sus miembros claudicaron tras verse agobiados por una deuda muy importante motivada por el importante gasto que suponía hacer frente a los honorarios de una plantilla de jugadores profesionales, y por el enorme coste que ocasionaban los complicados desplazamientos al norte de España. Posteriormente se convocaron diversas reuniones para buscar alguna solución, pero la opinión generalizada era que la deuda se consideraba insostenible, y que en estas circunstancias la supervivencia del club era imposible. 

El mes transcurrió sin que se produjeran novedades. Mientras que el Real Murcia languidecía, buena parte de los antiguos directivos del club descansaban en sus residencias de vacaciones. A finales de julio Ramón Ángel tomó la iniciativa de hacer lo que estuviera en su mano para evitar la desaparición del club. A tal fin ideó un plan para aplazar o disminuir la deuda. A partir de ese momento se inició una carrera contrarreloj, en la que contó con la inestimable colaboración de José Iniesta Eslava y de Antonio Rubio Hernández.

Ramón Ángel y sus compañeros visitaron a numerosas personas con el fin de convencerles para que formaran parte de la nueva junta directiva, o bien para que colaboraran económicamente con el club. Durante los últimos días de julio y los primeros de agosto se produjeron contactos, no solo con residentes en la ciudad (si no que con el objetivo de involucrar al máximo número de personas) se desplazaron a poblaciones cercanas, encontrando una buena acogida entre los empresarios de Espinardo, El Palmar, Churra y Alcantarilla.

Aquel difícil trabajo se encontró con un inconveniente añadido. Debido a que era verano, muchos de los potenciales colaboradores se encontraban de vacaciones. Por ello el presidente fundador del Real Murcia y sus compañeros se vieron obligados a desplazarse el domingo 3 de agosto hacia la costa y recorrer los lugares de veraneo habituales de los murcianos de aquella época (Santiago de la Ribera, San Pedro del Pinatar y Torrevieja) para exponer el plan que tenían para reducir la deuda y para obtener los apoyos necesarios que aseguraran la supervivencia del club.

Una vez que Ramón Ángel obtuvo la promesa de colaboración un amplio sector de empresarios se convocó una reunión que tuvo lugar el miércoles 6 de agosto de 1930 en el Teatro Circo Villar. Aquel encuentro fue todo un éxito. Según contó el diario El Liberal en su edición del día siguiente el médico murciano “manifestó como su afecto hacia el Real Murcia le llevaba a procurar por su sostenimiento siquiera por un año más, dando cuenta de las condiciones en que se posicionaba la nueva junta. Con arreglo a las mismas, los señores que tienen créditos pendientes que no devengan intereses, no intentarán cobrarlos dentro de este año…”. Es decir que Ramón Ángel Cremades logró que algunos acreedores aplazaran las deudas y que otros las perdonaran en parte, o en su totalidad. Además, la gran mayoría de los asistentes se comprometieron a ayudar en lo que pudieran. Unos a colaborar económicamente para afrontar los pagos más urgentes; otros se ofrecieron para trabajar en beneficio del club para ayudar en aquello en que fuera necesario. Todos remaron en la misma dirección para lograr que el club sobreviviera. El propio Ramón Angel Cremades se comprometió a seguir involucrado y regresó a la junta directiva como vicepresidente de Luis Pardo.

El presidente fundador del Real Murcia había conseguido salvar al club apenas una década después de su nacimiento. El día antes de la celebración de la reunión, Nicolas Ortega Lorca agradecía en las páginas de El Tiempo su labor impagable y desinteresada. “Gratitud imperecedera hemos de guardar a quienes han gestionado la solución, de modo especial al Dr. Ramón Ángel, así como a los que han permitido que aquella pudiera ser factible”. Dos días más tarde el mismo periodista se congratulaba por el éxito que había tenido aquel histórico encuentro. “Ya ha tenido solución la cuestión deportiva murciana. El Real Murcia volverá a surgir potente sobre el césped de La Condomina. Alegrémonos todos y tengamos por lo menos unas frases de gratitud para quienes han dado cima a la empresa. Como testigo de lo actuado no me oculto para decir que han sido para nosotros de angustiosa intranquilidad los días que han precedido al domingo, fecha histórica para el fútbol murciano…don Ramón Ángel, con un interés digno de las mayores alabanzas y un entusiasmo grandioso se dedicó a buscar fórmulas que aseguraran la continuación de vida en el Real Murcia y como buen médico salvó al enfermo que estaba amenazado de muerte. Aprobada el acta de la anterior el señor Baleriola, dice que gracias a los trabajos que estos días ha realizado don Ramón Ángel, a quien la afición debe gratitud por sus desvelos, se ha encontrado Junta para el Real Murcia, añadiendo que dicho señor hará detalle detenido de las gestiones llevadas a efecto…después se levanta a hablar el Sr. Ángel Cremades (don Ramón) que es acogido con una ovación prolongada y estruendosa”.

El agradecimiento de la prensa murciana a Ramón Ángel también quedó reflejado en las páginas de La Verdad “no podemos menos de felicitar a estos señores y muy especialmente al doctor Ramón Ángel que, con un espíritu de verdadero sacrificio, demostrativo del gran cariño que profesa al Real Murcia, ha sabido allanar cuantas dificultades ha encontrado y formar una junta directiva de envergadura suficiente para levantar el decaído espíritu de nuestros aficionados. La actuación de Ramón Ángel es merecedora de un homenaje y en los comienzos de la temporada debe éste llevarse a cabo para demostrar que la afición murciana sabe agradecer a sus benefactores, pues en este caso a no ser por su intervención el Real Murcia hubiera ido a una muerte segura…hemos de poner de manifiesto el admirable esfuerzo de este gran deportista, con el que todo buen aficionado murciano tiene pendiente una deuda de gratitud”.

La labor de Ramón Ángel adquiere una mayor importancia si tenemos en cuenta que en esta época desaparecieron entidades tan importantes como el Iberia Sport Club de Zaragoza y el Racing Club de Madrid. Gracias a su ímprobo trabajo el Real Murcia pudo tomar parte en la Liga Regional de la temporada 1930-1931, en el que, al igual que una década antes, fue campeón. Sería la última alegría deportiva del primer presidente del Real Murcia.

El sábado 13 de diciembre de 1930 Ramón Ángel, como era habitual en este día de la semana, compartió una tertulia en la que ofreció sus impresiones sobre la trayectoria del Real Murcia en el torneo de liga que había comenzado unas semanas antes. El doctor, como siempre optimista, vaticinó que el club haría una buena campaña. Al día siguiente cayó enfermo. La dolencia se agravó rápidamente. Enseguida se supo que Ramón Ángel estaba afectado por una pulmonía y se temía muy seriamente por su vida. El 18 de diciembre, hacia las 19:00 horas, falleció en su domicilio de la calle del Trinquete a los 50 años de edad.

La Revista Murcia Deportiva le dedicó un artículo de homenaje el 22 en el que plasmó algunas de sus aportaciones al progreso deportivo de la provincia en general y del Real Murcia, en particular.

 “A él le debemos la Federación Murciana, presidente del Comité Provincial en la desaparecida Federación Levantina fue el que más trabajó por la separación creándose la Federación Murciana que tan gran impulso ha dado al fútbol en nuestra región. Fue siempre un voluntario para los puestos de trabajo en cualquier deporte, fútbol, ciclismo, pedestrismo, atletismo, tuvieron siempre su eficaz ayuda…para terminar citaremos los cargos desempeñados. Presidente del Levante F.C.; Vicepresidente del Real Murcia, Presidente del Comité Provincial, Vicepresidente de la Federación Murciana, Presidente honorario del Real Murcia, Médico del mismo y Represente (sic…) del Real Murcia y de la Federación Murciana en cinco asambleas regionales…ha desaparecido un pedazo el más interesante sin duda del fútbol murciano

La prensa deportiva murciana, capitaneada por Manuel García Calvo, Fernando Servet Spottorno y Nicolás Ortega Lorca, inició una campaña para rendirle un homenaje que permitiera a las generaciones recordar la figura de Ramón Ángel. La afición murcianista tenía muy reciente en la memoria su desinteresada labor del verano anterior, gracias a la cual el club había logrado una supervivencia que se antojaba muy complicada y una estabilidad que le iba a permitir poder afrontar los siguientes años con una cierta solvencia.

El 23 de diciembre se creó una comisión para organizar el homenaje. Se decidió esculpir un busto con su figura y en dedicarle una placa en bronce. Ambas obras serían sufragadas por suscripción popular y se colocarían en un lugar preferente de La Condomina.  La comisión encargó el trabajo al escultor de Librilla, José Séiquer Zanón. La placa sería colocada al lado izquierdo de la entrada, en la tapia que se encontraba junto a las taquillas.

El 6 de diciembre de 1931 se descubrió la lápida antes de la disputa del partido entre el Murcia FC y el Elche FC. Los capitanes de ambos equipos depositaron sendos ramos de flores al pie del muro en el que fue colocada. José María Llanos, presidente de la Federación Murciana de Fútbol, pronunció un discurso en el que elogió la ímproba labor del fallecido. La lápida, en la que aparece la efigie de Ramón Ángel y unas alegorías deportivas, dice textualmente “A Ramón Ángel Cremades. La afición deportiva de Murcia. MXMXXXI”.

Lápida de bronce en homenaje a Ramón Ángel Cremades, descubierta el 6 de diciembre de 1931 en La Condomina. Actualmente se conserva en el estadio Nueva Condomina

Después de sucesivas reformas en el perímetro del estadio, la placa quedó enterrada y cayó en el olvido tras ser ocultada por una valla de publicidad. A finales del año 2011, el historiador Pedro García halló el lugar en el que estaba oculta y, con la inestimable colaboración de varios representantes de la Federación de Peñas Murcianistas, pudo rescatarla para que pueda ser contemplada por las futuras generaciones. En cierto modo, la placa de homenaje a Ramón Ángel tiene un simbolismo similar al busto de Pichichi, tan popular entre los seguidores del Athletic de Bilbao.

El recuerdo del esfuerzo que tuvo que hacer Ramón Ángel en el verano de 1930 para lograr la supervivencia del Real Murcia volvió a florecer en la primavera de 1932 cuando el Cartagena FC, que se encontraba sumido en una profunda crisis económica, pidió disputar un partido con el Murcia, con motivo del primer aniversario de la II República y desde el diario El Tiempo se recordó que “cuando hace dos temporadas estuvo el Murcia a dos dedos de desaparecer….el resurgir llegó, gracias a los esfuerzos denodados de un gran deportista ya fallecido don Ramón Ángel, y al desprendimiento y los entusiasmos de otros muchos que le secundaron”.

La memoria del fundador del Real Murcia quedó viva durante varias décadas. En 1941 se creó el Torneo de fútbol Ramón Ángel que enfrentaba a equipos infantiles de la ciudad y de pedanías. Esta competición se interrumpió poco después. En 1964 la Federación Murciana volvió a homenajear a la memoria de Ramón Ángel Cremades creando un torneo de aficionados que se llevaba su nombre. En esta competición podían participar jugadores de entre 18 y 23 años.

¿Ha sido Ramón Ángel Cremades el mejor presidente de la historia del Real Murcia? Esto es discutible y opinable, pues otros mandatarios que llegaron después también realizaron un excelente trabajo que fue fundamental para el crecimiento o la supervivencia del club. Lo que es indiscutible es que, de no ser por la labor del doctor Ángel Cremades, el club de fútbol más representativo de la ciudad no sería el Real Murcia, sino otro equipo que hoy tendría otra denominación, otro escudo y, (tal vez), otro color en su uniforme. El murcianismo nunca le estará lo suficientemente agradecido por todo lo que hizo por este club.

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