RESUMEN:

El 13 de marzo de 1921 se jugó en Palma (Mallorca, Islas Baleares) el primer partido entre dos equipos que, con el paso del tiempo, serían rivales irreconciliables y protagonistas del derbi palmesano. Una rivalidad que sigue viva un siglo después, a pesar de la significativa diferencia deportiva que ha habido entre sendos clubes.

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En los cien años del primer derbi Baleares-Mallorca

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El próximo 13 de marzo se cumplen cien años de la celebración del primer derbi disputado entre las dos principales sociedades futbolísticas de Palma: el Real Club Deportivo Mallorca (1916) y el Club Deportivo Atlético Baleares (1920), el más longevo y apasionante derbi disputado en el archipiélago balear. Este primer enfrentamiento entre bermellones y blanquiazules se disputó con las antiguas denominaciones de sendos clubes —Real Sociedad Alfonso XIII Football Club y Baleares Football Club, respectivamente— y fue el primero de una larga serie de enfrentamientos en multitud de competiciones.

En las últimas décadas sus enfrentamientos se han espaciado sobremanera, dada la diferencia de categoría existente entre ellos —tan solo dos veces en competición oficial, en Copa del Rey (temporada 1986-87) y Liga (2017-18)— pero la rivalidad sigue viva a pie de calle entre las respectivas aficiones. Como sucede en otros derbis, sendos clubes representan maneras diferentes de entender el fútbol, el deporte y la vida que ha trascendido el terreno de juego: posiciones tan diferentes como irreconciliables. Así ha perdurado una rivalidad acérrima, que ahora cumple cien años desde su primer episodio.

Imagen 1. Escudos del Alfonso XIII FC y Baleares FC (Llibre d’or del futbol català)

Marco histórico

A principios de la década de los años 20 la práctica futbolística en el archipiélago balear seguía presidida por la irregularidad. A diferencia de lo que sucedía en gran parte del estado español, en las Islas Baleares aún no existía ningún estamento federativo que regulase la competición; de hecho, ésta no tomaría forma hasta 1923 cuando se organizó el Comité Provincial Balear, ente vinculado y dependiente de la Federación Catalana de Fútbol. Además, los escasos torneos organizados desde que el fútbol llegó a Mallorca en 1903 pecaban de irregularidad y los organizaban los propios clubes por cuenta propia.

Entonces el principal club de Mallorca con diferencia era precisamente uno de nuestros protagonistas: la Real Sociedad Alfonso XIII Football Club (desde ahora Alfonso XIII FC), fundado en 1916 y que desde su creación había potenciado decisivamente el crecimiento y desarrollo de la práctica balompédica en la ciudad. Su principal problema fue la falta de rivales locales de entidad con los que competir y que obligaba a la entidad bermellona a llevar a cabo giras en la península o traer rivales de ésta con quienes jugar. Por eso, a pesar de haber sido fundado por elementos económica y socialmente pudientes de la sociedad mallorquina y de que los resultados a nivel deportivo eran más que aceptables, el club se encontraba en franca crisis en 1920 por la falta de una competición doméstica rentable y regular que diese sentido a su existencia. Esto ponía en peligro su supervivencia y puso de manifiesto la necesidad de una estructura competitiva local que abaratara costes y potenciase la afición local, que a fin de cuentas es el objetivo principal de todo club de fútbol.

Entre tanto, en 1920 nacía el Baleares Football Club (desde ahora Baleares FC). Entonces fue la rara avis del momento, pues a diferencia de los equipos surgidos hasta entonces sus componentes provenían de los estamentos más humildes de la sociedad, una característica que le permitió aglutinar rápidamente a una afición trabajadora, cuantitativamente amplia y hasta entonces falta de referentes futbolísticos, convirtiendo la humildad de sus orígenes en sus señas de identidad en abierta contraposición al origen socialmente privilegiado de los alfonsinos (García Gargallo, 76, 121, 126). Dados sus orígenes y escasez de recursos, durante sus primeros meses de vida pocos podían adivinar que el club balearico iba a convertirse en la potencia deportiva que luego fue; pero durante 1921 su crecimiento e ímpetu apuntaba maneras significativas, como veremos.

Imagen 2. Alfonso XIII FC, campeón en la Copa Ayuntamiento-primeros equipos (Baleares, 30 de abril de 1921)

La Copa Ayuntamiento

A mediados de 1920 desde el Ayuntamiento de Palma surgió la iniciativa de crear una competición de carácter anual para dar estabilidad a una práctica deportiva hasta entonces presidida por constantes altibajos. El impulsor fue el regidor Gabriel Font Martorell,[1] que a su vez era miembro de la junta directiva del Alfonso XIII FC. La propuesta bien recibida y aprobada por unanimidad por el consistorio municipal el 29 de julio de 1920.

Para la nueva competición el Ayuntamiento contó con la colaboración del club alfonsino. No fue difícil, gracias a la mediación de Font Martorell, pero su participación era imprescindible para el éxito del nuevo torneo. Entonces los alfonsinos disponían del principal terreno de juego —de hecho, el más importante de toda Mallorca— y habían organizado los principales torneos locales, entre ellos dos campeonatos oficiosos de Baleares (1917 y 1919). Además se garantizó la participación de su primer equipo, que hasta entonces era más proclive a enfrentarse a equipos foráneos —y con razón, pues los rivales locales eran de un nivel muy endeble. El nombre oficial del torneo fue Copa Ayuntamiento.

Imagen 3. Baleares FC, subcampeón en la Copa Ayuntamiento-primeros equipos. 17 de julio de 1921 (archivo Antoni Lliteras Carbonell)

Organización del torneo

La Copa Ayuntamiento se disputó del 13 de febrero al 31 de julio de 1921 con un total de nueve clubes participantes, todos ellos de Palma. Además de Alfonso XIII FC y Baleares FC participaron Asistencia Palmesana, Centro Republicano, Cruz Roja, Español, La Protectora, Unión Protectora Mercantil y Veloz Sport Balear. Todos eran los equipos más representativos del momento pero estructuralmente muy débiles, incapaces de plantar cara en el campo a los alfonsinos; si exceptuamos el Veloz, principal equipo de Mallorca hasta el surgimiento del Alfonso XIII FC y entonces en franco declive, aunque todavía fuerte (García Gargallo, 83).

La copa se estructuró en dos competiciones: una para primeros equipos y otra para filiales o reservas, en formato de liga a vuelta única y todos contra todos. El calendario se sorteaba cada semana, así que el orden de competición fue totalmente aleatorio. Cada domingo se jugaba un partido de cada torneo, uno por la mañana y otro por la tarde, aunque desde abril se jugaron dos de cada para acortar su excesiva duración y ante la llegada del caluroso verano mallorquín.

Tradicionalmente la Copa Ayuntamiento ha sido recordada como el primer torneo en el que se vieron las caras Alfonso XIII FC y Baleares FC (actuales RCD Mallorca y CD Atlético Baleares). Pero aunque el primer enfrentamiento tuvo lugar durante su disputa realmente no formó parte del calendario de competición, sino que fue un partido improvisado y sobrevenido en circunstancias inesperadas que vamos a analizar a continuación.

El asesinato de Eduardo Dato

El domingo 13 de marzo se preveía la disputa de la quinta jornada de la Copa Ayuntamiento. Se habían jugado cuatro partidos de primeros equipos y cuatro de reservas, cada domingo. Pero el 8 de marzo se produjo un trágico suceso: el asesinato del primer ministro español, Eduardo Dato e Iradier (1856-1921), a manos de tres pistoleros anarquistas en Madrid. La conmoción a raíz del magnicidio fue generalizada en todo el país y se decretaron tres días de luto oficial.

Llegado el domingo habían pasado cinco días desde el magnicidio y el luto oficial había concluido, pero la disputa de la quinta jornada de la Copa Ayuntamiento seguía en vilo. Tampoco conocemos los emparejamientos previstos; aunque el sorteo se llevaba a cabo durante la reunión entresemana del comité organizador esta vez no fue publicado en prensa, seguramente por las excepcionales circunstancias que se vivían.

Imagen 4. Alfonso XIII FC, campeón de la Copa Ayuntamiento-equipos reservas (Gabriel Font Martorell, El Club Deportivo Mallorca: historia de la institución decana del fútbol mallorquín)

El porqué accidentado del primer derbi

Finalmente, la quinta jornada no se disputo el 13 de marzo. El interrogante que nos asalta entonces es: si el torneo se suspendió a raíz del asesinato del primer ministro español ¿por qué en su lugar se jugó un partido amistoso, en lugar de cesar totalmente la actividad? Tal vez la decisión final no se tomó hasta el último momento, o fue decisión unilateral de algunos de los contendientes previstos, o simplemente las entradas ya estaban vendidas y era necesario satisfacer del algún modo al público presente. No todos debían conocer la decisión de suspensión del torneo, ni todos estarían de acuerdo.

La explicación más probable es que la decisión de jugar o no se aplazó hasta el mismo domingo y que, llegado el momento, sólo dos de los cuatro equipos en liza estuvieron dispuestos a jugar. Estos serían el primer equipo del Baleares FC y el segundo equipo del Alfonso XIII FC, que debían disputar la quinta jornada de sus torneos respectivos y sus rivales, cuya identidad desconocemos, se negaron o no se presentaron a jugar. De ahí que, para satisfacer al respetable, se improvisase un amistoso entre ellos.

Desconocemos los emparejamientos previstos del torneo, pero de las cuatro jornadas jugadas hasta entonces podemos extraer algunas pautas. El torneo de primeros equipos lo disputaban nueve conjuntos y todos los contendientes habían jugado un partido, menos uno: el Baleares FC. Por tanto, por fuerza uno de los contendientes tenía que ser el conjunto blanquiazul. En cambio el torneo de equipos reservas lo disputaban ocho equipos y, en cuatro jornadas, todos llevaban un encuentro jugado. Así que concluir que uno de los contendientes era el reserva alfonsino en este caso es mera especulación, aunque parece lo más probable.

A priori parece abusivo emparejar un equipo titular contra un segundo equipo. Pero entonces esta práctica era habitual, sobre todo si el nivel de ambos resultaba ser parejo. En aquellos tiempos el nivel de los alfonsinos era brumadoramente superior al resto, desde el primer equipo a todo su fútbol base.

Cabe reseñar que al finalizar la Copa Ayuntamiento sendos equipos alfonsinos se alzaron con la victoria y de manera arrolladora: pleno de victorias, 93 goles a favor y uno en contra (48-1 y 45-0, respectivamente) y a gran distancia del segundo clasificado en ambos casos. Por tanto, el enfrentamiento entre el reserva alfonsino y el primer equipo balearico no hacía sino equilibrar las tornas, e incluso aumentar la expectación.

Imagen 5. Baleares FC, cuarto clasificado en la Copa Ayuntamiento-equipos reservas (Boletín informativo. Campo CD At. Baleares, marzo de 1960)

La disputa

De los diferentes diarios de la época tan solo uno, La Almudaina, se hizo eco del partido.[2] La crónica es más bien breve, pero muy elocuente de lo que allí se vivió:

“El domingo último se suspendieron los partidos del concurso Copa Ayuntamiento, con motivo del vil atentado contra el señor Dato. Pero así mismo en el campo de la Real Sociedad verificaron un partido amistoso el segundo equipo del Alfonso con el Baleares. Y la cosa terminó… así como termina frecuentemente el foot-ball en España: cachetes, mamporros, bofetadas y demás.

Hasta hubo de intervenir la Guardia Civil. Por algo se cuenta con la buena circunstancia de que el Cuartel de dicho cuerpo esté vecino al campo del Alfonso. ¡Es grande la cosa y no le vemos remedio por ahora! Cada jugador, cada espectador se convierte cualquier día en un temible Carpentier.[3] Y téngase en cuenta que a estos partidos se les denomina con el acariciador nombre de amistosos. ¡Pues ahí es nada si se hiciera un partido un poco bélico! ¡Ni el Marne![4]

No se menciona el resultado final del encuentro y es muy posible que ni tan siquiera acabara; ni tan siquiera sabemos cuántos minutos se jugaron, aunque algunas fuentes posteriores hablan de 2-1 a favor del reserva alfonsino.

A primera vista puede parecer que los sucesos vividos no distan en exceso de los acaecidos normalmente durante los partidos en aquel entonces; ciertamente, durante la disputa de los partidos de la Copa Ayuntamiento no fueron pocos los incidentes que se vivieron. Sin embargo, es muy probable que la tensión de este encuentro viniera precedida por un mar de fondo que convertía el encuentro en algo más que un partido de fútbol.

Hasta entonces la mayoría de rivales del Alfonso XIII FC habían sido secciones de fútbol de entidades de lo más variopinto: sociedades de socorro (La Protectora, Asistencia Palmesana y Unión Protectora Mercantil), de un club ciclista (Veloz Sport Balear) y otras finalidades (Español, Club Republicano y Cruz Roja), una fórmula que condicionaba su progreso como equipos de fútbol, siempre supeditado a la entidad principal y que ya se mostraba como anticuado y poco práctico.

Aparte del mismo Alfonso XIII FC, entre los participantes del torneo no había sociedades constituidas como clubes de fútbol genuinos… salvo una: el Baleares FC, cuyos progresos entonces ya eran evidentes. Los blanquiazules crecían rápidamente, solo unos meses después de su nacimiento en noviembre de 1920, y se mostraban como una entidad de potencial prometedor: la primera alternativa real y duradera a los alfonsinos. El paso del tiempo y la desaparición del resto de rivales les dieron la razón.

El siguiente enfrentamiento entre ambos clubes se dio, esta vez sí, durante la disputa de la Copa Ayuntamiento. En estos primeros partidos quedó claro que el nivel deportivo de los alfonsinos era avasallador y a años luz del resto: el 24 de abril se enfrentaron los reservas, con apabullante victoria de los bermellones (13-0); el 17 de julio fue el turno de los primeros equipos y terminó también con victoria alfonsina, aunque sin llegar a ser de escándalo (4-0).

Imagen 6. Veloz Sport Balear, tercer clasificado en la Copa Ayuntamiento-primeros equipos (Baleares, 15 de julio de 1920)

Conclusiones

A pesar de que fue concebida como una competición de carácter anual, la Copa Ayuntamiento no volvió a celebrarse. Aunque fue el principal torneo librado ese año en Mallorca y en cierto modo fue clave para impulsar la competición federada, que logró cuajar dos años después (1923).

Una vez finalizado el torneo quedó clara que la hegemonía deportiva del Alfonso XIII FC se mantenía incontestable. El club alfonsino logró pleno de victorias en ambos torneos; nada sorprendente, por otro lado. Nada había cambiado… o casi: el segundo puesto del torneo de primeros equipos se lo adjudicó el equipo outsider, el recién llegado: el Baleares FC. En apenas medio año de existencia el resultado logrado había sorprendido a propios y extraños. El tiempo confirmaría que no era algo casual ni circunstancial.[5] Incluso quedaron por encima del antaño todopoderoso Veloz Sport Balear, tercer clasificado, hito más simbólico que real pues para los velocistas este torneo fue su canto del cisne.

Después de la Copa Ayuntamiento todos los equipos participantes irían desapareciendo. En 1924 quedaba claro que Alfonso XIII FC y Baleares FC eran las principales referencias del fútbol local; el Veloz ya era residual y una sombra de lo que fue hasta desaparecer en 1926, el resto eran historia. La selección natural había hecho su cometido y permanecían los más fuertes. Los dos grandes.

Desde entonces bermellones y blanquiazules coparon la cumbre del fútbol palmesano como dominadores incontestables y protagonistas de una rivalidad que desde entonces no ha conocido pausa ni fin. Una jerarquía que no ha cambiado durante cien años y cuya primera muestra fue aquel partido improvisado un 13 de marzo, organizado de manera más o menos apresurada por el magnicidio del primer ministro Eduardo Dato. Fue la primera piedra de toque de una rivalidad que, poco a poco, fraguaba entre los aficionados y hoy que todavía se mantiene, más allá del terreno de juego y la clasificación deportiva.

Imagen 7. Trofeo de subcampeón de la Copa Ayuntamiento-primeros equipos (archivo personal)

Referencias

Bibliografía

Libros

AA.VV.: Llibre d’or del futbol català. Barcelona: Monjoia, 1928.

Font Martorell, Gabriel: El Club Deportivo Mallorca: historia de la institución decana del fútbol mallorquín. Palma: Cosmos, 1944.

García Gargallo, Manuel: Campeonatos regionales de Baleares. Orígenes y desarrollo 1900-1940. Madrid: CIHEFE, 2018.

García Gargallo, Manuel: L’Atlètic Balears (1920-1942): els primers anys d’una entitat centenària. Palma: Documenta Balear, 2020.

Pasamontes, Juan Carlos: R.S. Alfonso XIII. La cara oculta del Real CD Mallorca. 1916-1931. Palma: Edicions Cort, 2005.

Vidal Perelló, Miquel; Vidal Reynés, Jordi: Un siglo con el RCD Mallorca. 1916-2016. Palma: Comisión Centenario del Real Mallorca, 2016.

Prensa

La Almudaina (Palma, 1887-1953).

El Correo de Mallorca (Palma, 1910-1953).

El Día (Palma, 1921-1939).

La Última Hora (Palma, 1893).

Boletín

Domènech, Joaquim Maria: “La historia blanquiazul.” Boletín informativo. Campo CD At. Baleares. Palma: Bibiloni, 1959-1960 (3 números).

[1] Gabriel Font Martorell (1897-1965) fue miembro de la junta directiva de la RS Alfonso XIII FC y autor del primer libro de historia de la entidad mallorquinista: El Club Deportivo Mallorca: historia de la institución decana del fútbol mallorquín (1944), obra indispensable para conocer la historia de los primeros años del club.

[2] La Almudaina, 16 de marzo de 1921

[3] Georges Carpentier (1894-1975), boxeador francés. Campeón de Europa del peso medio (1912), semipesado y pesado (1913). Entre 1920 y 1922 fue campeón mundial del peso medio.

[4] El río Marne fue escenario de dos batallas cruciales al principio y al final de la Primera Guerra Mundial. La primera duró una semana (1914) y la segunda casi tres (1918), siendo de las más cruentas en cuanto al número de bajas en combate con 500.000 y 250.000 muertos (aprox.), respectivamente.

[5] El 4 de enero de 1925 el Baleares FC se impuso al Alfonso XIII FC en el campeonato regional de Mallorca de la temporada 1924-25. Fue la primera derrota del conjunto alfonsino ante un equipo de las Baleares y fue celebrado por los balearicos como una proeza y un banquete de celebración.

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