RESUMEN:

El Real Club Deportivo Mallorca es una entidad futbolística centenaria de Palma (Mallorca, Islas Baleares) que ha sido tradicionalmente la más relevante del archipiélago en cuanto a palmarés y clasificaciones en competiciones oficiales. Como suele pasar en muchos clubes de fútbol, la rabiosa actualidad deja escaso margen para conocer la importancia de otras facetas que

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El primer partido internacional jugado por el Real Mallorca (1916)

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El Real Club Deportivo Mallorca es una entidad futbolística centenaria de Palma (Mallorca, Islas Baleares) que ha sido tradicionalmente la más relevante del archipiélago en cuanto a palmarés y clasificaciones en competiciones oficiales. Como suele pasar en muchos clubes de fútbol, la rabiosa actualidad deja escaso margen para conocer la importancia de otras facetas que explican el carácter de dichas sociedades, especialmente de carácter histórico, poco conocidas por el tiempo transcurrido; pero que deberían ser referencia.

Así, una de las cuestiones menos conocidas de la larga historia del club bermellón es cuál fue el primer partido disputado contra un conjunto extranjero y en qué circunstancias se produjo. Dicha contienda no se produjo durante una gira europea; ni durante la disputa de un torneo o competición internacional; tampoco se desplazó ningún equipo al archipiélago, invitado por algún club balear. La realidad fue mucho más controvertida aunque, claro está, hay que contemplarla en el contexto en que se produjo: poco después del nacimiento del club, en 1916, cuando había sido fundado con el nombre de Real Sociedad Alfonso XIII Foot-Ball Club, en honor al monarca entonces reinante en nuestro país, y en medio de una terrible guerra que sacudía Europa. Algo que iba a condicionar, para bien y para mal, uno de los primeros hitos del joven club.

Escudo de la RS Alfonso XIII FC (Llibre d’Or del Futbol Català, 1928)

Marco histórico

Entre 1914 y 1918 se libró en el mundo la denominada Gran Guerra por sus contemporáneos, conflicto bélico que posteriormente fue rebautizado por los historiógrafos como Primera Guerra Mundial para diferenciarla de la posterior librada entre 1939 y 1945, y que tenían como denominador común su alcance a todos los continentes del orbe, algo inédito hasta entonces.

El principal escenario de la Gran Guerra fue Europa aunque, como hemos dicho, alcanzó al resto de continentes. En el viejo continente, uno tras otro los principales estados fueron involucrándose en el conflicto; pero uno de los que mantuvo la neutralidad hasta el fin de las hostilidades fue España. Así, nuestro país permaneció libre de todo peligro en tierra y aire; pero no así en la mar. En aguas nacionales tuvieron lugar repetidos incidentes derivados del conflicto mundial, debido sobre a una de las armas de guerra más recurrentes: la guerra submarina. Aquí obtuvieron especial protagonismo los U-Boote, los temidos submarinos del Imperio Alemán, cuya misión se centraba en interceptar cualquier embarcación de los paises rivales, fuesen militares o civiles, y hundirlas indiscriminadamente para interrumpir el tránsito comercial, considerado por ellos como aprovisionamiento ilícito.

Imagen del submarino alemán U-35 (Wikipedia)

Uno de los escenarios que protagonizaron dichas incursiones fueron las aguas del archipiélago balear, pese a que, como queda dicho, pertenecieran a un país neutral en el conflicto. Estas se intensificaron a partir de mayo de 1916, siendo particularmente crueles durante los meses de agosto y septiembre del mismo año. Así, fueron interceptadas y hundidas docenas de embarcaciones, todas ellas de carácter comercial y bajo banderas nacionales muy diversas, sobre todo de países enemigos (Bélgica, Francia, Grecia, Italia, Reino Unido y Rusia), pero también neutrales (Dinamarca, Noruega, Suecia… y España).

En aquellos momentos, los ataques fueron mayormente atribuidos a submarinos del Imperio Austrohúngaro, aliado del Imperio Alemán y más cercano a nuestro país por vía marítima, aunque notablemente inferior militarmente a sus aliados alemanes a todos los efectos. La razón era que hasta entonces muchos submarinos alemanes actuaban bajo bandera austrohúngara por motivos de estrategia militar, que por su complejidad y extensión exceden la temática de este artículo.

Muchas de las embarcaciones civiles estaban equipadas para la autodefensa, dado el estado de guerra; pero carecían de medios suficientes para detectar y defenderse de un ataque submarino inminente, así que eran blanco fácil para submarinos perfectamente equipados y entrenados para la guerra. Los principales submarinos fueron los U-34, U-35 y U-38, aunque el segundo de ellos se llevó la palma en cuanto a efectividad y en nuestra historia tuvo un protagonismo destacable.

Este acoso de la marina alemana (aunque formalmente austrohúngara) en aguas baleares llegó a su clímax a finales de septiembre de 1916. En solo seis días, del 22 al 27 de septiembre, la mortífera acción de los U-Boote se llevó por delante a trece buques mercantes. Todos ellos sucumbieron ante el mismo submarino: el U-35, comandado por el vicealmirante Lothar von Arnauld de la Perière, que con 226 embarcaciones hundidas en cuatro años de guerra fue el submarino más efectivo en su campo. Todavía hoy el U-35 es considerado el submarino más mortífero de toda la historia bélica, más allá de la Primera Guerra Mundial.

Lothar von Arnauld de la Perière (1886-1941), vicealmirante del U-35 (Wikipedia)

Tres de los barcos hundidos aquellos días pudieron arribar a costas del archipiélago balear e, involuntariamente, protagonizaron un insólito evento deportivo. Eran los siguientes:

* SS Charterhouse. Vapor de carga, construido en Sunderland (Inglaterra), en 1895. Hacía la ruta entre Tolon (Francia) y Gibraltar cuando fue torpedeado y hundido el 23 de septiembre, a 48 km al sudeste de Formentera. Un oficial y dos artilleros fueron hechos prisioneros, el resto de la tripulación (28 hombres) llegó al día siguiente a las costas de Sant Elm y Cala Sant Vicenç, al norte de Ibiza, en sendos botes salvavidas. El 26 de septiembre llegaron a Palma.[1]

* SS Bronwen. Vapor de carga, construido en South Shields (Inglaterra) en 1913. Hacía la ruta entre Barry (Inglaterra) y Marsella (Francia) cuando fue torpedeado y hundido el 24 de septiembre, a 46 km al nordeste del islote de Sa Dragonera (Mallorca). Un oficial y dos artilleros fueron hechos prisioneros, el resto de la tripulación (29 personas) llegó el mismo día a Banyalbufar, al noroeste de Mallorca. Al día siguiente fueron trasladados a Palma.[2]

* SS Rallus. Vapor de carga, construido en Newcastle (Inglaterra) en 1915. Hacía la ruta entre Glasgow (Escocia) y Palermo (Italia) cuando fue torpedeado y hundido el 27 de septiembre, a 83 km al nordeste de Sa Dragonera. En este caso no hubo prisioneros. El mismo día llegó al puerto de Sóller uno de los botes salvavidas con 12 tripulantes, una expedición de rescate encontró el otro bote en alta mar con los 13 restantes. El cónsul británico los trasladó a Palma el día 28.[3]

Sin embargo, los hundimientos no eran un hecho tan violento como puede parecer. El proceso habitual era atacar la embarcación hasta obligarla a rendirse, subir a bordo y tomar como prisioneros a las guarniciones de defensa. El resto de la tripulación subía a los botes salvavidas y, finalmente, volaban el barco mediante explosivos (los torpedos se reservaban para la batalla, para ahorrar munición). Así se cumplía con el objetivo de desabastecer a los países enemigos, sin lamentar muertes de civiles inocentes.

Por tanto, a finales de septiembre de 1916 tenemos en Baleares a un total de 82 marineros, provenientes de tres vapores mercantes británicos y llevados a Palma para su asistencia y posterior repatriación. Todo ello sin reparar en el caso de muchas otras embarcaciones interceptadas y hundidas en inmediaciones de aguas territoriales baleares, como el vapor noruego SS Vindegger,[4] interceptado a 60 millas al norte de Mallorca el mismo día que el Rallus; pero que por diversos factores (aparte de ser de nacionalidad diferente y, además, neutral) tuvo un trayecto diferente al de las embarcaciones que protagonizan esta historia.

El partido de fútbol benéfico

Antoni Moner Giral (1886-1954), presidente de la RS Alfonso XIII FC entre 1916 y 1920 (Foot-ball : año y medio de vida sportiva, 1917)

La noticia del hundimiento y posterior rescate de los supervivientes fue noticia destacada en la prensa local balear y pronto surgieron iniciativas de carácter humanitario para salir en su ayuda. Una de ellas vino a cargo del principal club de fútbol de Mallorca, la RS Alfonso XIII FC (actual RCD Mallorca). Al tener noticia de los hundimientos la entidad rojilla decidió poner su grano de arena solidario y, dada su naturaleza deportiva, decidió organizar un partido para recoger fondos a beneficio de los damnificados. Estaba claro que uno de los onces sería el propio equipo alfonsino; pero faltaba designar el conjunto rival. Y esto, en aquél entonces, no era tarea fácil.

El club bermellón apenas tenía seis meses de vida (el acta de constitución lleva fecha de 5 de marzo de 1916) y, además, era el primer club de fútbol fundado como tal en la isla, sobreponiéndose a la legión de pequeños conjuntos efímeros, irregulares y sin organización adecuada, que hasta entonces habían poblado Mallorca desde la llegada de este deporte a principios de 1903. Pero pese a carecer de antecedentes adecuados, el joven club había crecido con rapidez hasta alcanzar un óptimo nivel como sociedad deportiva. Así, ya había emprendido dos viajes a la península (abril y julio, respectivamente) en los que se había enfrentado a equipos destacados como Universitary FC (Barcelona), Lucentum FC (Alicante) y Madrid FC (es decir, el futuro Real Madrid CF). Sin embargo, por su carácter pionero carecía de rivales con quienes competir a nivel local; o mejor dicho, los superaba con pasmosa facilidad y luego desaparecían, sin que surgiera ninguna alternativa en firme que sirviera de revulsivo definitivo a este deporte en el archipiélago.

En pocas palabras, la RS Alfonso XIII FC carecía de rivales a mano para ofrecer un espectáculo deportivo adecuado. Una posibilidad hubiese sido invitar un equipo foráneo, de la península; pero las conversaciones con algún equipo, si las hubo, no fructificaron. Y los náufragos ingleses, tarde o temprano, serían repatriados; así que no había tiempo que perder y era necesario actuar ya.

Previa del partido (Última Hora, 30 de septiembre de 1916)

Una opción hubiese sido dividir la plantilla de los alfonsinos en dos conjuntos más o menos equilibrados, una práctica entonces muy habitual a modo de entreno, dada la falta de rivales estables en la isla. Pero finalmente, se decidió que el mejor rival sería una selección de los mismos supervivientes. El club hizo las gestiones pertinentes y la propuesta salió adelante.

Así, el 1 de octubre de 1916 tuvo lugar en el campo de Buenos Aires, propiedad de la RS Alfonso XIII FC, el partido benéfico entre los locales y una selección de las tripulaciones de los barcos Charterhouse, Brouwen y Rallus.

La alineación de la RS Alfonso XIII FC estuvo compuesta por Ferrà (portero); Parpal y Oliver (defensas), Llauger, Elvira y Calafell (centrocampistas); Vidal, Estarellas, Triay, Juncosa y Barbarín (delanteros). Mientras, el once de marineros ingleses contaba con Adamson (portero); A. Lee y E. Brumbill (defensas); J. Markie, R. Dickenson y Limpton/Lumpton (centrocampistas); J. Symons, J. Edwards, Cann, I. Cowen y J. Prosser (delanteros). El defensa Lee fue el capitán del combinado.

Hay que remarcar que, respecto a la alineación del equipo británico anunciada en la prensa dos días antes, hubo un par de variaciones: tanto L. M. Cann (portería) como R. Adamson (delantero centro) cayeron del once definitivo. Por otra parte se anunció a un tal R. Sunipton como lateral derecho, que bien podría ser una mala transcripción de Limpton/Lumpton.[5]

Crónica del partido (Última Hora, 2 de octubre de 1916)

Como puede verse en la crónica publicada en Última Hora, el partido no tuvo historia. Los locales fueron superiores en todo momento y se impusieron por nueve goles a cero, con cinco goles de Triay, dos de Juncosa y dos más de Estarellas.

Explicaciones

El partido fue loable desde el punto de vista humano, ético y solidario, pero deportivamente no fue lo que cabría esperar. El equipo de marineros ingleses resultó ser muy inferior a todos los efectos, formado por hombres todavía en estado de shock por una tragedia que pudo costarles la vida, por añadidura carentes de preparación física y técnica adecuada, y cuyos elementos procedían de tres embarcaciones diferentes. Por tanto, un conjunto sin ánimo, conmocionado, sin preparación y que apenas se conocían entre ellos. A pesar de todo ello, ¿qué decidió a los alfonsinos a proponer esta iniciativa?

Hasta entonces, en Baleares aquellos partidos de fútbol que despertaban más expectación eran, precisamente, los disputados contra conjuntos extranjeros. Pero casi siempre se trataba de conjuntos pertenecientes a barcos militares, mayormente de la escuadra británica (sobre todo en Mallorca), en menor grado de la holandesa (sobre todo en Menorca), y esporádicamente de la alemana.

Muchas embarcaciones de este tipo tenían sus propios equipos, debidamente preparados y entrenados, entonces muy solicitados por los equipos locales de los puertos donde atracaban. Esto sucedía especialmente allá donde el fútbol aún se encontraba en un estado inicial, sin clubes ni competiciones consolidadas, y que veían en estos conjuntos una oportunidad de presenciar un espectáculo de calidad, con el exótico añadido de la procedencia extranjera, pues se daba por hecho que cualquier team inglés era mejor practicante que el más preparado de los conjuntos locales. Sin embargo, dicha expectación también se producía en ciudades como Barcelona, que ya gozaba de un Campeonato de Cataluña de alto nivel, lo cual nos permite deducir que el nivel de las escuadras navales era más que considerable y les permitía plantar cara a clubes deportivos de categoría.

Además, el archipiélago balear era considerado estratégicamente como plaza habitual de recreo y esparcimiento para las tripulaciones de las diferentes escuadras militares a lo largo y ancho de sus rutas marítimas, lo cual favorecía su paso y, consecuentemente, la concertación de partidos con equipos locales (o, en su defecto, entre barcos de la misma flota) como parte del asueto y preparación. Todo ello, con el añadido de ahorrar a los equipos locales los gastos de viaje y alojamiento para los codiciados equipos navales, cuya ruta se ceñía a las necesidades de las respectivas marinas nacionales.

En conclusión, estos partidos generaban gran expectación en territorio balear que en 1916 aún carecía de competición oficial, a diferencia de muchos otros territorios del Estado, y ni tan siquiera había logrado tejer una red de sociedades futbolísticas estable para poder auspiciarla. Como prueba de ello, en Mallorca desde 1904 (año del primer partido contra una embarcación militar extranjera) todos los enfrentamientos contra conjuntos navales se saldaron con victoria foránea, la mayoría ingleses y algunos alemanes. En Menorca, desde 1907 se consiguieron un par de victorias y algún empate ante la escuadra holandesa; pero ante los ingleses un solo empate y, el resto, derrotas. Entre tanto, en Ibiza y Formentera el fútbol no penetraría hasta la década de los años 20.

Es decir, el nivel futbolístico local era ínfimo y se dependía de la visita de equipos externos para ofrecer un espectáculo deportivo que se intuía prometedor, pero que aún estaba lejos de florecer y desplegarse. Para más inri, con el estallido de la Gran Guerra en 1914 esta práctica cesó abruptamente y se perdió la principal posibilidad de proporcionar un espectáculo futbolístico de interés.

Primer equipo de la RS Alfonso XIII FC (Baleares, 7 de abril de 1917)

En estas circunstancias nacía la primera sociedad deportiva futbolística, la Real Sociedad Alfonso XIII Foot-Ball Club. Como hemos comentado, en poco tiempo había progresado con celeridad, obteniendo unos resultados más que satisfactorios ante equipos locales y peninsulares. Pero faltaba la prueba de fuego: enfrentarse a un combinado extranjero. Algo imposible entonces, en plena guerra.

Cuando se produjeron los naufragios de los mercantes Charterhouse, Brouwen y Rallus, y con la llegada los tripulantes supervivientes a Mallorca, la RS Alfonso XIII FC ve la oportunidad de disputar el primer partido internacional de su historia, sorteando el obstáculo de una guerra a la que nadie entreveía su final. Además, se trataba de tripulantes ingleses, procedentes del país considerado como cuna del fútbol y todavía considerado el mejor del mundo (su selección obtuvo la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1908 y 1912, los únicos torneos de carácter mundial jugados hasta entonces). En suma, los naufragios ofrecieron la oportunidad de ofrecer un espectáculo hasta entonces vedado por las circunstancias internacionales.

Pero pese a los paralelismos iniciales, el resultado final no fue el mismo. Los náufragos provenían de barcos mercantes, no militares, y carecían de la preparación física propia de un cuerpo militar. Tampoco estaban entrenados para disputar ninguna competición, como sí lo estaban las tripulaciones militares, a sabiendas de la expectación que generaban sus exhibiciones allá donde atracaban. Y sobre todo pesaba el estado anímico de los supervivientes, conmocionados después de haber sobrevivido a un naufragio, por mucho que desearan agradar a quienes pretendían ayudarles. Tampoco la épica que se presuponía a un partido internacional apareció, en medio de una cruenta guerra. Y como era de esperar, los locales se impusieron por el resultado comentado de nueve goles a cero. El espectáculo, a nivel deportivo, no apareció por ninguna parte.

Impacto contemporáneo y posterior

La cobertura informativa en la prensa local fue desigual, y para ello lo ejemplificaremos con los dos diarios de mayor tiraje en Palma, Última Hora (aún existente actualmente) y La Almudaina. Como hemos visto, Última Hora dedicó una amplia crónica a relatar el devenir del partido, además de una previa unos días antes.[6] Eso sí, es casi seguro que el autor de dicha crónica (Balón) fue Adolfo Vázquez, habitual colaborador de dicho diario e íntimamente ligado a la entidad rojilla, como luego veremos.

Por otro lado, La Almudaina apenas le dedicó una nota de prensa el 4 de octubre, sin detalles y casi de refilón. Cabe señalar que en esas mismas fechas se disputaba en el Velódromo de Tirador de Palma el Campeonato de España de medio fondo de ciclismo, disciplina entonces mucho más seguida que el fútbol, todavía en proceso de implantación, y en la que Mallorca era puntera absoluta (el campeón de ese año fue precisamente un mallorquín, Simó Febrer, que así ganaba su tercer título nacional consecutivo).

Así, mientras en La Almudaina el ciclismo copaba los contenidos deportivos casi al completo, en Última Hora apostaban por diversificar y dar cancha al naciente movimiento futbolístico. Es muy posible que ambas coberturas informativas, a la sazón opuestas, revelasen rivalidades mucho más profundas. Por tanto, aparte del fin solidario, el partido contra los marineros ingleses pudo haber sido concebido como un acto de contraprogramación, algo nada excepcional en aquellas fechas y que con frecuencia se manifestaba en eventos deportivos de similar importancia celebrados exactamente el mismo día y hora. Este sería un caso más, sin que los náufragos fueran conscientes de ello.

Adolfo Vázquez Humasqué (1887-1975), fundador y primer presidente de la RS Alfonso XIII FC (Baleares, 30 de marzo de 1921)

También cabe reseñar cuál fue el tratamiento dado a este partido en los dos primeros libros escritos sobre la historia del club mallorquinista, pues ambos dedicaron un espacio muy dispar al encuentro. Por un lado tenemos “Foot-ball : año y medio de vida sportiva”, escrito en 1917 (es decir, apenas un año después del partido) por quien fue primer presidente y fundador del club, Adolfo Vázquez Humásqué, bajo el seudónimo de Trilobites (uno de sus seudónimos en la prensa local, si acaso el principal). En dicha obra, Vázquez le dedica más de una página; eso sí, se limitó a transcribir la crónica que escribió para el diario Última Hora un año antes, sin modificar una coma.[7]

Por otro lado, tenemos otra obra mucho más posterior: “El Club Deportivo Mallorca : Historia de la institución decana del fútbol mallorquín” (1944), obra de referencia de los primeros años de la entidad mallorquinista escrita por quien fue secretario de la junta directiva del club, Gabriel Font Martorell (1897-1965). En este caso el autor omite totalmente el partido y ni tan siquiera lo menciona en el listado estadístico de partidos jugados aquel año. Dicha omisión puede deberse a un lapsus, habida cuenta del tiempo transcurrido cuando el libro fue publicado (casi 30 años) o, ya con cierta perspectiva histórica, a la necesidad de seleccionar aquellos encuentros juzgados como más relevantes y representativos. Pese a todo, es sorprendente que el partido desaparezca por completo y más cuando salía extensamente mencionado en la obra anterior de Trilobites. A partir de entonces, el olvido del partido fue total.

Conclusiones

Desde el punto de vista estrictamente bélico, los naufragios tuvieron una repercusión muy destacable. Después de la brutalidad mostrada durante agosto y septiembre de 1916, la actividad de los submarinos alemanes en aguas baleares descendió notablemente, y tan solo una docena de embarcaciones cayeron en los dos años posteriores hasta el final de la contienda. Fuese por razones estratégicas del mando alemán o por presiones diplomáticas del gobierno español, la guerra submarina atemperó su virulencia en aguas españolas.

Por otro lado, y visto el resultado final del partido, no se volvieron a organizar más partidos de este tipo en Baleares hasta el fin de la guerra. Y si hubo algún acto benéfico-solidario, en ningún caso se volvió a contar con la participación de los propios damnificados como parte activa del espectáculo.

No fue hasta noviembre de 1919 que se reemprendió la disputa de partidos contra escuadras extranjeras en el archipiélago balear con éxito similar o mayor. Entonces ya nos encontrábamos en tiempos de paz, y el enfrentamiento entre bandos volvió a darse en un rectángulo de juego. Esta práctica continuó siendo habitual durante los años veinte y hasta principios de los años treinta, cuando ya se daban las condiciones suficientes para que la competición local tuviera interés y calidad por sí misma, sin necesidad de depender de las escuadras militares.[8]

Equipo del acorazado inglés HMS Thunderer entre el 3 y el 8 de noviembre de 1922 (Baleares, 15 de noviembre de 1922)

Por otro lado, las visitas de clubes europeos, cada vez más frecuentes, dieron la puntilla a esta costumbre. En Baleares la primera visita de un club extranjero se dio el 26 de mayo de 1923, con el entonces potente SK Meteor (Praga). La RS Alfonso XIII FC sufrió sendas derrotas (0–6 y 0–1), pero este fue el primero de una larga lista de clubes que pasarían por el archipiélago, cuyo buen nivel y expectación creada irían dejando de lado el recurso a las escuadras navales hasta desaparecer.[9]

En cualquier caso, el partido contra los náufragos británicos consta para la historia como el primer envite jugado por el actual RCD Mallorca contra un equipo extranjero. Un match marcado por la guerra mundial, planeado con fines solidarios y loables intenciones humanitarias; pero que deportivamente fue organizado desde parámetros equivocados al dar por supuestas unas condiciones que no eran reales y que dieron como resultado un espectáculo deportivamente discreto. Los marineros procedían del país considerado como la cuna del fútbol; pero entonces tan solo eran víctimas de guerra en un conflicto que se llevaría por delante a unos siete millones de civiles entre 1914 y 1918. En aquellos momentos, el fútbol podía esperar.

Bibliografía

Libros

  • Font Martorell, Gabriel: El Club Deportivo Mallorca : Historia de la institución decana del fútbol mallorquín. Palma: Imp. Muntaner, 1944.
  • García Gargallo, Manuel: Campeonatos regionales de Baleares : Orígenes y desarrollo. 1900-1940. CIHEFE, 2019.
  • Trilobites: Foot-ball : año y medio de vida sportiva. Palma: Imp. J. Tous, 1917.

Publicaciones periódicas

  • Baleares
  • Correo de Mallorca
  • La Almudaina
  • Última Hora

Páginas web

  • wrecksite.eu
  • Wikipedia

[1] SS Charterhouse, https://wrecksite.eu/wreck.aspx?145528

[2] SS Bronwen, https://wrecksite.eu/wreck.aspx?145310

[3] SS Rallus, https://wrecksite.eu/wreck.aspx?162800

[4] SS Vindegger, https://www.wrecksite.eu/wreck.aspx?173702

[5] Última Hora, 30 de septiembre de 1916

[6] Última Hora, 2 de octubre de 1916

[7] Foot-Ball : año y medio de vida sportiva, p. 98-99

[8] Campeonatos regionales de Baleares : Orígenes y desarrollo. 1900-1940, p. 397-410

[9] Campeonatos regionales de Baleares… p. 395-396

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