Parece que fue ayer y ya llevamos 36 años recordando el fallo más manido de la historia de nuestro fútbol. El 7 de junio de 1978 Brasil y España se enfrentaban en Mar del Plata, en el segundo partido de la primera fase del Mundial de Argentina. Ninguno de los dos conjuntos había tenido un estreno feliz en el campeonato, con un empate insulso de los brasileños contra Suecia y una inesperada derrota de los nuestros frente a Austria. Así pues, el miedo a no perder sería, de inmediato, el protagonista del choque. El lamentable estado del terreno de juego, haría el resto. Mucho juego en el centro y muy poca profundidad. La ocasión más clara, el celebérrimo error de Cardeñosa, en el minuto 75, marcaría el futuro de ambos equipos en el torneo y, para siempre, la carrera de nuestro protagonista, quien, de manera asombrosa, no supo acertar con el portal de Leão, completamente desguarnecido, dando tiempo a la defensa carioca a colocarse para rechazar su tímido e inofensivo disparo. El partido terminaría con el marcador inicial y la cara de incredulidad de todos cuantos habían presenciado el encuentro.






