Por tercera vez en la historia, el 21 de mayo de 1955, España se proclamaba campeón del mundo de hockey sobre patines.
Las dos anteriores ocasiones se consiguió en Barcelona pero en esta ocasión fue en tierra extraña y ante el anfitrión, Italia.
Tras superar en la primera fase a Chile, Francia y Dinamarca, la selección española se clasificó para disputar los puestos 1 a 8 en una liguilla de todos contra todos.
Un empate a 3 frente a Portugal a falta de 3 jornadas colocó a Italia un punto por delante de España, lo que nos obligaba a ganar el partido de Milán frente a los italianos en la última jornada.
Un tanto italiano a los dos minutos de inicio pudo echar por tierra las ilusiones españolas, pero las desgracias nunca vienen solas y a los cinco minutos Cataleto detiene un penalti lanzado por el español Gallén.
Afortunadamente Puigbó anota en el minuto nueve el tanto del empate, resultado con el que se llegó al descanso.
Reanudado el encuentro y ante un griterío ensordecedor, la azzurra se lanza a defender su meta con todo, dado que el empate les favorece. Ante el acoso español a los nueve minutos el árbitro decreta penalti que lanza Gallón y convierte. 2-1 para España.
Ante este resultado los trasalpinos se lanzan al acoso de la meta española consiguiendo un penalti a su favor. Lanza Gelmini y Zaballa desvía la pelota, con lo que España obtiene su tercer entorchado mundial.
Los alineación de esta final fue la siguiente: Zaballa, Orpinell, Boronat, Puigbó y Gallén. Como reservas: Largo, Serra y Roca.






